Se compran conciencias…

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28 de octubre de 2021
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12:04 am
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Se compran conciencias…

Por: Mario E. Fumero

Hay tres cosas en la vida que son invendibles, o sea, no se pueden vender, ni comprar. Lo primero es la vida. Podrá tener todo el dinero del mundo, y ser el hombre más rico y poderoso de la tierra, pero cuando te enfermas y los médicos determinan que tu enfermedad es terminal, nada ni nadie puede evitar la muerte. De manera que podrás comprar el mejor hospital, tener los mejores médicos y medicinas, pero jamás podrás evitar la muerte, y mucho menos comprar la vida más allá de tu destino.

Lo segundo que no podemos comprar, o al menos no se debe vender, aunque sí se puede perder, es la libertad. Ese derecho a la libre determinación, a usar mi libertad de conciencia y mi libertad de decisión es algo sagrado. Teológicamente puedo resumir mi derecho a decidir como el don de Dios dado en mi libre albedrío. Aunque nacimos dependientes de una madre, y estamos sujetos a leyes biológicas, naturales y civiles, una vez que alcanzamos la madurez, automáticamente somos dueños de nuestro destino y desarrollamos el discernimiento entre el bien y el mal (Hebreos 5:14), y a menos que infrinjamos o rompamos la ley o las reglas del juego, el ser libre es un derecho fundamental. ¿Qué significa ser libre? es poder decidir y escoger qué hacer, qué pensar y qué hablar. La libertad es un don inapreciable, no se puede comprar, pero sí la podemos ganar, y no se debe vender, porque al hacerlo nos convertimos en esclavos del hombre o del sistema.

Lo tercero que no se puede comprar, ni tampoco vender es la conciencia. Claro está la misma está ligada a mi derecho de libertad, pero la libertad de conciencia es muy vulnerable en un mundo en donde la presión social, el marketing y los intereses creados pueden manipular o comprar nuestra conciencia para ejercer una influencia sobre lo que consumo o decido, usando para ello varias herramientas, como por ejemplo los medios de comunicación y el chantaje económico.

El área en donde más se manipula o se trata de comprar las conciencias es en la política, principalmente en los países democráticos de América Latina, donde muchos candidatos con el fin de ser electos patrocinan por medio de dádivas, el pensar y quehacer de los electores, y optan por la técnica de regalar dinero, camisetas, canasta de comida y para colmo, compran el voto a la hora de las elecciones. Algunos aspirantes a puestos públicos le dicen a la persona que si votan por él les va a recompensar con una ayuda de 100 ó 200 lempiras. La técnica de comprar votos y medios de comunicación para influencias en el pueblo es algo común, junto con el uso de la mentira, otra técnica muy usada en los países pobres y de gente con muy baja cultura, lo cual tristemente anula la capacidad de las personas para actuar con conciencia y discernimientos, terminando, vendiendo sus principios, algo que los puede llevar a perder su libertad y muchas veces hasta su moral.

No podemos comprar la vida, ni tampoco podemos comprar la libertad. La vida hay que cuidarla y cuando la muerte viene, nada se puede hacer, así que la muerte es insobornable. Jesús dijo: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36). La conciencia es el producto de nuestros principios y educación. En ella se asientan los valores, la moral y la convicción en la forma en que voy a usar mi libertad y mi vida. Nadie la puede, ni la debe manipular, ni tampoco la puede comprar, solo los pusilánimes y vendepatrias la venden.

Así que cuando vayamos a ejercer el voto, o tomar una decisión, o actuar en el diario vivir, debemos tener conciencia de nuestra libertad y analizar bien las decisiones que vayamos a tomar, porque de ella dependerá no solamente mi vida y mi futuro, sino también el de mi familia y el bienestar de nuestra nación.

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