Cleotilde Alma Grant Pérez (61), conocida como ‘La Bruja Cleo’, fue la primera asesina en serie reconocida en Honduras, sus crímenes fueron relacionados a la magia negra y brujería.
En el año 1,998 acaparó las portadas de los diarios y medios de comunicación cuando fue acusada y posteriormente encontrada culpable de tres atroces asesinatos.
Las víctimas eran tres hombres identificados como Tiburcio López, de origen guatemalteco, José Cabrera y Manuel Rivera, dos de ellos comerciantes.
De acuerdo a informes de las autoridades, los hombres fueron descuartizarlos por la mujer con un arma blanca, tipo hacha, mientras practicaba ritos satánicos.
Los cuerpos desmembrados de los hombres se encontraron ocultos en la vivienda de Grant Pérez, localizada en la comunidad de El Porvenir, Francisco Morazán, en donde la mujer se dedicaba a la curandería y santería.
La captura de la fémina se realizó tras que familiares del guatemalteco emprendieron su búsqueda, encontrando que el hombre nunca abandonó el municipio de El Porvenir, por lo que alertaron a las autoridades.
Agentes de la Policía Nacional, se hicieron pasar por clientes en busca de trabajos de hechicería logrando concretar una cita con la mujer en su casa.
Los agentes encubiertos encontraron indicios de que el guatemalteco había visitado a la mujer, ya que se encontró su mercadería.
Tras el hallazgo, los investigadores se trasladaron a diferentes áreas del inmueble, encontrando junto al cuarto de la mujer y oculto entre matas de plátano el cadáver de José Cabrera.
Posteriormente, se localizó en un fogón el cuerpo sin vida del extranjero.
Autoridades del Instituto Nacional Penitenciario (INP), que informaron este miércoles sobre el fallecimiento de la mujer, detallaron que estuvo recluida desde el mes de junio de 1998, acusada por los delitos de: homicidio, asesinato y evasión; siendo sentenciada a 44 años y 6 meses de privación de libertad.
En prisión, la mujer presentó deterioro mental, volviéndose agresiva, al punto que le fue restringido el acceso a los diferentes talleres de la Penitenciaria Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), para evitar que utilizará las herramientas de manualidades como armas, tras que atacara con unas tijeras a un agente penitenciario.
En sus últimos años de vida, Grant Pérez, aseguró que se había convertido al cristianismo y pasaba sus días haciendo oración en español y algunas veces en lengua desconocida.
