Wilfredo Carías Valdivia, músico y compositor; un ejemplo de vida y referente de la cultura

Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela
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DANLÍ. El Paraíso. No quiso pegar botones y aporrear azulones y escogió lo que llena el alma, se enamoró de la música. Por sus venas corrían los acordes de la marimba que ejecutaba su madre y el sonido sonoro de las cuerdas de la vieja guitarra de su padre. “La música es una de las llamadas Bellas Artes, es decir, a un género artístico, que consiste en conseguir efectos estéticos a través de la manipulación de sonidos vocales o instrumentales, conforme a estándares culturales de ritmo, armonía y melodía” (https://concepto de música).

Danlí siempre fue considerada como la “capital de la cultura”, por diferentes motivos, entre ellos por sus grandes escritores y músicos, como Lucila Gamero de Medina y Manuel de Adalid y Gamero, también se ha dicho que Danlí es la ciudad musical de Honduras por sus grandes músicos y maestros, entre otros el maestro Wilfredo Carías Valdivia, un virtuoso de la música y un referente de la cultura. Hoy a grandes rasgos deja al descubierto jirones importantes de la historia de su vida como docente, músico y compositor.

LT/ ¿Desde abajo hasta la cumbre maestro? “Decir desde abajo es volver a la infancia, en cierto sentido fui afortunado por contar con padres que me dieron las bases para lo que habría de ser el resto de mi vida. Los años en la escuela fueron con altos y bajos pero por fin logre llegar tardíamente al colegio para ingresar al primer curso cuando otros de menor edad iban adelante. Supere aquella etapa de incertidumbre más por razones económicas que por falta de voluntad. No era fácil llegar a la cumbre, esta vendría muchos años más tarde. Yo debería haber sido sastre porque mi papá me llevó donde don Luis Cárcamo para que me enseñara el oficio; pero no me gusto porque solo me ponía a pegar botones y aporrear las telas de azulón que eran comunes en aquella época. En solo la entrada terminó mi vocación para ser sastre”.

LT/ ¿Qué paso después de su malogrado oficio? “Ingrese a primer curso tardíamente en el IDO, pero puedo decir que resultó temprano porque en las primeras de cambio encontré novia, si llego antes, nunca habría conocido a la que ahora es mi esposa. Yo creo que este encuentro estaba escrito, tarde en el colegio y temprano para lo que habría de ser en el futuro inmediato. Encontrar una novia tan especial, alguien diría, este sí sabe cómo pegar botones”-. Sonríe como si estuvieran viviendo aquel momento cuando conoció a la que sería su compañera de toda la vida.

LT/ ¿Maestro, como es su esposa, entiendo que ella tiene un carácter dulce, con rasgos de nobleza? “Mire, mi esposa Nelly, tiene un carácter rígido, fuerte y al mismo tiempo tranquila. Me enseñó como ser ordenado con mis cosas. Yo siempre fui un desordenado; dejaba todo tirado en la sala, el dormitorio y donde fuera, pero uno de tantos días me dijo: esto se acabó, comienza por ordenar tu vida y deja cada cosa en su lugar. Como educadora de mis hijos un ejemplo de vida, qué más podía pedirle a la vida. Esa dulce mujer se tradujo en autoridad y ejemplo hasta hoy.

LT/ ¿Dónde comienza la música? “Mi madre María Valdivia, tocaba marimba y mi padre Carlos Carías Fortín, le gustaba tocar guitarra. Por ambos lados los genes artísticos me alcanzaron. Antes de ir a la Escuela Nacional de Música y posteriormente a la UPN donde obtuve el título de maestro con Orientación Musical, fui fundador junto con Vicente Blandón de la emblemática Banda Los Sahilas, toda una institución musical que ha prestigiado a Danlí. Sin embargo, una vez con los títulos académicos el director del IDO en aquel entonces, Heriberto Amador, me dijo: Wilfredo, hay trabajo en el colegio. Así comencé las labores académicas por 27 años. Ahora estoy jubilado con la satisfacción de haber ganado muchos amigos”.

LT/ ¿Y la farándula qué? “Trabajar como catedrático en el colegio no fue obstáculo para proseguir con los grupos musicales. La música nace y muere con uno, no hay vuelta atrás, porque la música se lleva en el alma. Mi vida ha sido la música, además de fundador de los Sahilas, participe con otros grupos musicales como Blanca Palidez. Después nació lo que todos conocen como el “Combo de Wil”, para entonces pude adquirir equipo electrónico para amenizar fiestas en diferentes lugares del país, éramos muy solicitados. Inicialmente estuvieron como vocalistas, Jorge Elvir y Francisco Irías. El combo se caracterizó por interpretar música romántica y también le entramos al modernismo”.

LT/ ¿Además del combo, algunas otras variantes? “Sí, surgieron otros nombres, más que todo como para tomar aire fresco pero las voces siempre fueron las mismas, Francisco Irías ha sido inseparable, además de ser un excelente vocalista es un amigo como pocos. Los otros nombres de grupos fueron Opus 2 y Atazor. Aquí comenzamos a utilizar pistas que yo mismo arregle. Las últimas presentaciones con la desaparecida Gloria Rodríguez, encendían el escenario con su voz y expresión de dominio escénico. Somos historia”.

LT/ ¿La familia maestro? “Lo más hermoso que me dio la vida. Mi esposa Nelly Sánchez, encantadora mujer. Somos un matrimonio feliz. Tres hijos: Lidia Judith, Mario Wilfredo y Rimsky Joel, y seis nietos.

Wilfredo Carías Valdivia, un gran señor. En las aulas del IDO donde laboró por 27 años dejó un hermoso legado y en el ambiente artístico en cada escenario demostró su profesionalismo y entereza. En el seno del hogar un esposo ejemplar y un ejemplo para sus hijos y para los amigos, genuino y sin dobleces. También es orgullo nuestro.