1 La Cuesta del Río al fondo el Río Grande y un sector ribereño de Comayagüela.
Cuando en una reunión con empleados de la Alcaldía del Municipio del Distrito Central surgió por una persona interesada en conocer la historia de la ciudad una pregunta sobre donde quedaba la Cuesta de La Balbina y porque se le había dado ese nombre, nos motiva a escribir hoy en nuestra columna semanal sobre ese tema y relacionar otros sitios que por la configuración del terreno donde se estableció Tegucigalpa como centro minero en la época colonial, las alturas reducían el espacio vital, lo que no permitió planificar el poblado y las calles se abrieron en forma caprichosa en la ubicación norte de la margen de Río Grande comenzando a construir casas en los niveles superiores quedando únicamente trazadas aquellas de la zona céntrica donde se levantaron edificios públicos, iglesias y las casas de las familias pudientes de la época.
En forma desordenada Tegucigalpa comenzó a poblarse y ha concentrase en sitios ubicados en sectores altos como El Edén, La Leona, La Cabaña, Buenos Aires, Miramesí, Casamata, Tierra Colorada, El Bosque, El Guajoco y en las estribaciones de El Picacho que hoy conocemos como Viera.
Es posible que la parte más plana de la jurisdicción, Comayagüela, no atraía por quedar muy distante de las áreas dedicadas al comercio , a los centros católicos y de gobierno, destinando como sitios más cercanos para vivir en esa comarca lo que hoy son la primera avenida, la calle real y parte de la tercera avenida hasta donde en l796 se construyó la Iglesia de la Inmaculada Concepción.- Mas allá todo era solares baldíos, milpas, huertas o gavetas para pastar ganado.
En el Real de Minas, los antiguos moradores comenzaron a escalar las laderas de los cerros para construir sus casas y surgieron las calles empinadas que desde entonces se bautizaron como LAS CUESTAS y en las de mayor dificultad LAS GRADAS.
Las más famosas, muchas de tierra y otras empedradas, serpenteantes o con un grado de inclinación que agotaba la respiración al subirlas y daba velocidad al bajarlas, eran las siguientes:
“La Cuesta del Río” (FOTO 1) para subir desde la ribera norte del Río Grande y unir el Puente Mallol con la Plaza de La Merced.- Paralela estaba “La Cuesta de La Casona” siempre desde el Mallol hasta el predio donde se construyó en 1920 la antigua Casa Presidencial.
“La Cuesta Lempira” (FOTO 2) posiblemente una de las más empinadas y de largo trayecto, baja desde La Leona hasta el Barrio Abajo por el sector de Los Dolores.- Descender por ella no resultaba difícil, pero tomar camino por ella para subir, en aquellos años en que estaba empedrada, era hazaña de alpinista.
“La Cuesta de la Isla” (FOTO 3) ruta desde el viejo puente techado de La Isla hasta el muro posterior de la Iglesia La Merced en el reparto conocido como El Olvido.
“La Cuesta de La Leona” (FOTO 4) que partiendo de La Ronda por la calle de Las Damas, con incómodas vueltas daba acceso hasta la planada donde se construyó el jardín-mirador que lleva el mismo nombre.- Esa ruta ascendente no finalizaba en ese lugar sino que continuaba con un poco menos de dificultad, no por ello menos agotador, hasta El Edén (FOTO 5) y conectaba con El Bosque por el noroccidente y con El Edén y Viera por el nororiente.
“La Pedrera” (FOTO 6) calle empedrada que serpenteante desde el Barrio El Centro, buscando La Leona, parte como una ruta alterna para llegar al mirador de la estribación de El Picacho.- La gráfica muestra el final de la cuesta al llegar al muro del Parque.
Otras cuestas, la de La Hoya que desde el Barrio del mismo nombre une con el sector del callejón Castillo Barahona y en esa misma zona, la que baja desde la calle de La Merced a las primeras casas de La Hoya (FOTO 7).- “La Balbina” desde el Barrio Las Delicias hacia otra de las empinadas cuestas capitalinas la que partiendo del Barrio Abajo conduce al Barrio Buenos Aires.
“La Cuesta del Guajoco” desde La Fuente al Barrio Buenos Aires y más adelante la “Cuesta de El Bosque” subiendo para llegar a la parte alta de La Leona.- Otra ruta con iguales características la que saliendo de Las Delicias y La Concordia se dirige a Buenos Aires y que se conoce como la “Cuesta de Miramesì”.
Ahora convertida en la carretera a El Picacho, otra de las cuestas es la que partiendo de Casamata conduce hacia el sector de Viera y que continúa bordeando el cerro hasta el Parque de las Naciones Unidas y el sector de El Hatillo.
La Cuesta de La Cabaña y la de Tierra Colorada, forman parte de esas antiguas calles que se abrieron en el pasado a medida que se fueron construyendo casas en esas partes altas de la ciudad.
En algunos sectores, no se pudieron conservar senderos para dar paso a peatones mucho menos a vehículos decidiendo la autoridades construir gradas como sucedió hace muchos años en La Hoya (FOTO 8) , en el tercer callejón de La Ronda para llegar al Castillo de Belluci, en el sector de La Leona.
En Buenos Aires hay varios lugares donde tuvieron que construirse gradas en vez de calles, lo mismo en sectores de Comayagüela cuando se fue poblando en las faldas de elevaciones como Sipile, Estiquirín, San Francisco, Las Crucitas y otras que se encuentran en las serranías recostadas a la margen del Choluteca.
Por la irregularidad del terreno otras vías en Tegucigalpa muestran las características de cuestas quizá menos pronunciadas como en el Barrio Morazán, la que une el puente Juan Ramón Molina con el Estadio Nacional, la que va desde la quebrada La Orejona hacia la parte alta del Morazán, la que comunica a San Rafael con los altos de Palmira y la de La Isla al Estadio Nacional.
Hasta la próxima semana.
