Carolina Alduvín
PERFILES
Por: Carolina Alduvín
Hace casi 10 años, asistí al funeral del renombrado abogado y columnista Gautama “Buda” Fonseca, para presentar mis respetos a mi amigo Emilio, compañero de batalla en la quijotada televisiva conocida como Campeonísimos, y a la colega docente Sidalia Batres. Algo que me pareció interesante durante la velada, fue observar entre la concurrencia, al expresidente Zelaya en animada y cordial plática con el general Vásquez Velásquez y otros políticos, tanto liberales como nacionalistas que participaron en aquellos sucesos de mediados del 2009. Recordé entonces a quienes salieron a manifestarse a las calles, exigiendo el retorno de uno y coreando todo tipo de improperios contra el otro, los roces entre los que apoyaron la cuarta urna y los convencidos de que el asunto era ilegal, que derivaron en actos violentos y hasta alguna baja.
A tan solo 10 días para las elecciones generales, pese a que las papeletas presentan 16 opciones presidenciales, solo dos de ellas tienen oportunidad de llegar a la presidencia, inevitablemente se genera polarización y, en lugar de una campaña de altura, con debate de entre ideas y propuestas, lo que se está dando es una campaña de odio, que ya ha cobrado varias vidas en distintas localidades, aprovechando el cierre de campaña. En las cercanías de Tegucigalpa, el municipio de Cantarranas, pierde a su alcalde, cuando hacía proselitismo con miras a un quinto período, lo que demuestra que era un funcionario muy querido, solícito, siempre dispuesto a ayudar a los ciudadanos de su término. Uno de los pocos políticos enfocados en su cometido.
Según lo que afirman las fuentes de noticias, no se trató de discusión alguna que se salió de control, sino de un asesinato premeditado y a sangre fría; sí, cometido en estado de ebriedad, según testigos, pero con toda la acción deliberada. Aparentemente, había una solicitud pendiente de resolver, a la que se le acababa de poner plazo e intención favorable, sin ofensa ni reclamo del interesado, sin que este portara el arma en su persona, sino que tomándose el tiempo para ir a buscarla hasta un vehículo y volver a vaciarla sobre la víctima con toda decisión. Como si la embriaguez fuera igualmente adrede para animarse y justificar el crimen sin sentido. Toca a la autoridad, determinar motivaciones ulteriores y castigar de igual forma a los autores materiales e intelectuales.
El cierre de campaña, dejó otras víctimas mortales en sendos puntos de la geografía nacional, donde además de perderse valiosas vidas humanas, se diluye el impulso por recobrar el espíritu democrático. Se están desarrollando diversas iniciativas ciudadanas, oficiales e internacionales para que, en esta edición, las elecciones se desarrollen en un clima de paz, seguridad, equidad y ecuanimidad. Varias organizaciones están reclutando voluntarios para que vigilen las votaciones, se cercioren de que las urnas estén vacías al principio, que el número de papeletas al inicio sea igual a la sumatoria de los escrutados más los sobrantes, que ningún voto sea introducido por activistas de uno u otro partido, en lugar de por los votantes registrados. En corto, porque no se repitan las prácticas viciadas del pasado, por eliminar toda ocasión para el fraude.
El clima de violencia electoral, desestimula la voluntad de cooperar con un proceso ordenado, hace que muchos de los votantes ni siquiera se atrevan a salir de sus domicilios para expresarse en las urnas, dejan que otros decidan por ellos; tal vez, algunos lo hagan, pero será muy difícil que a continuación, donen su tiempo y energía en verificar el escrutinio, en calidad de observadores ciudadanos, gravitará la sospecha de que los activistas pagados, lleguen a sembrar el terror con el avieso fin de alterar los resultados, como se sabe que ha ocurrido en ediciones previas, o que se anote un resultado y se transmita otro diferente. No es poco lo que se juega en estos comicios, quienes detentan el poder tienen mucho que perder y, los rivales mucho por lo que tomar venganza. No hagamos caso, ni participemos en la violencia.
De tal manera que, no solo activistas inescrupulosos y bien pagados para sembrar el terror amenazan con ejercer violencia, sino que hasta un candidato que depuso sus aspiraciones traicionando a sus parciales y colocándose como segundón, está llamando a la insubordinación a los policías y militares de la clase básica, diciéndoles “ustedes tienen que darse vuelta con sus fusiles y dispararles a estos delincuentes” refiriéndose a candidatos y allegados al actual poder.
