28-N: tres escenarios y una variante

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19 de noviembre de 2021
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12:04 am
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28-N: tres escenarios y una variante

CONTRACORRIENTE

Por: Juan Ramón Martínez

La mayoría deseamos que el 28, gane el mejor. Que los perdedores acepten los resultados, que no se produzcan revueltas callejeras en que los vándalos destruyan la propiedad privada, y que la transición no esté acompañada por ningún movimiento que tienda a la violencia. Al analizar a los candidatos, conocer sus asesores, escuchar sus discursos y analizar sus vinculaciones con el exterior, podemos concluir que, hay tres escenarios posibles.

El primer escenario está representado por el triunfo de Nasry Asfura, seguido muy de cerca por Xiomara Castro y su violento designado presidencial Nasralla. Y, en tercer lugar, el Partido Liberal. Por supuesto no tendría mayoría absoluta en el Congreso Nacional. Aunque no es el mejor candidato, es un hombre que escucha, no predica la violencia y puede integrar la familia hondureña, rectificando las rotas costuras de los tres períodos gobernados por los nacionalistas. Mejoraría las relaciones con los Estados Unidos, atraería la inversión externa y daría confianza a la que actualmente opera en el país. Pero el rechazo de Libre y sus seguidores, crearían un clima de inestabilidad que, según los grados de la misma, obligarían al aparato del Estado a imponer su imperio y aplicar la ley a quienes provoquen inseguridad. No tiene inclinaciones continuistas.

El segundo escenario sería el triunfo de Libre y la llegada de Xiomara Castro a la titularidad del Ejecutivo. No tiene preparación para el ejercicio autónomo del cargo. Es la menos calificada para gobernar al país. Por lo que sin duda -y todos lo haríamos en el caso de ser su esposo- el gobierno estaría en manos de Manuel Zelaya que, desde fuera del poder, tomaría las decisiones. Y su esposa sería un simple figurón. La inversión externa abandonaría el país y los futuros inversionistas no invertirían en una nación que sus gobernantes, anuncian que, por ahora, en vista que no hay condiciones, no convocarían a una Constituyente. Pero que, por las declaraciones y discursos de Castro, seguiríamos “los pasos del inmortal Hugo Chávez”. La emigración de los hondureños aumentaría hacia USA. Las relaciones con los Estados Unidos, se complicarían inmediatamente; y se le cerrarían a Honduras las principales fuentes de financiamiento internacional. Y Libre, se vería obligado a poner mano dura, porque el pueblo exigiría que, se le atiendan sus problemas y Venezuela ya no tiene recursos para apoyar a Honduras. Tampoco contarían con el respaldo de El Salvador, cuyo gobierno, solo en caso de una posición extrema de Estados Unidos, haría causa con el de Libre, aumentando de consiguiente la inestabilidad y la paz de la nación. Es inevitable que, caería en la tentación de buscar otro período presidencial. O facilitar la relección de Manuel Zelaya.

El tercer escenario lo imaginamos con el Partido Liberal al frente del Poder Ejecutivo. Yany Rosenthal es el más capacitado de los candidatos, conoce el gobierno y por su cercanía a Libre, desanimaría los miembros de este partido que intentaran levantarse y usar las calles para lograr lo que no pudieran conseguir en las urnas. No tendría en sus espaldas a ningún caudillo y aunque no controlara la mayoría del Congreso, exhibe más capacidad para hacer alianzas con el Partido Nacional e incluso con Libre. Estados Unidos, aunque con alguna reticencia, no tendría otra que trabajar con él, en vista de la fuerza del lobby judío que es, muy influyente en la política exterior de aquel país. Además, le podría dar continuidad a los proyectos iniciados por JOH, especialmente en lo referido a la construcción del puente de Amapala, el puerto para contenedores; e, iniciar las tareas para empezar los estudios para el ferrocarril que uniera el Pacifico con el Caribe. En consecuencia, la inversión extranjera vería con buenos ojos para traer sus capitales a Honduras y repuntaría el empleo, disminuyendo la expulsión de hondureños hacia los Estados Unidos. Y finalmente, no intentará quedarse más de un período en el gobierno.

Hay una variante. Que Asfura gane la presidencia; Rosenthal consiga el segundo lugar y Castro, el tercero. En este caso, Libre aceptaría los resultados, porque no tendría justificación para armar alborotos. Más bien aseguraría la paz. De repente, esta variante sería la mejor. Para los candidatos y para Honduras. Rosenthal, sería, después de Asfura, el inevitable presidente, en vista que Libre, con la derrota, moriría por inanición.

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