Dificultad para escoger diputados

MA
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23 de noviembre de 2021
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12:32 am
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Dificultad para escoger diputados

Juan Ramón Martínez

Perdónenme esta vez. Hablaré de mis problemas personales, como ciudadano y votante. El próximo domingo me enfrentaré a tres urnas: para votar por un presidente de la República, 23 diputados -que ninguno me representará realmente- y un alcalde municipal, para el cual no existo más que, para cobrarme los impuestos. Tengo un claro punto de partida: no votaré en contra de mí mismo. No votaré en favor de quienes sospecho que, no son honrados. Tampoco por los tontos y minusválidos, intelectualmente. O por los que, no tienen disposición de servicio público. Ni tampoco por los sectarios, exaltados e intolerantes. Buscaré a los mejores para que, aunque, en realidad en el caso de los diputados especialmente, no me representan a mí. Y mucho menos, a ustedes.

La tarea y las reglas están claras. Los problemas los producen los hechos siguientes: de los 345 candidatos que representan 15 partidos en la contienda electoral, solo conozco, como dignos para recibir mi voto -que es la más alta y pura expresión de mi condición de hombre libre- el 2.8%. El resto, los descarto, no porque no tengan méritos personales, sino que más bien, porque ignoro sus virtudes y porque no tengo constancia de su lealtad en el desempeño de la representatividad que exige la práctica democrática. No es asunto fácil. La perversa salida que proponen los candidatos, con alguna ingenuidad por supuesto; y el diputado Jorge Cálix con exquisita maldad, recomendándonos que votemos en línea es, además de irrespetuosa de nuestro talento individual, de los conceptos democráticos, porque en lo más simple, el concepto de elegir, exige escoger, descartar. Entre todos los aguacates, por muy brillantes que sean y luzcan bonitos, los mejores. Los que no están podridos. El voto individual, ajeno a las órdenes partidarias, libres y conscientes, sin pasiones que obnubilan el ejercicio racional, es la mejor expresión de la libertad. Y, la prueba que, los ciudadanos estamos por encima de los partidos que, más que de sus líderes, son instrumento al servicio de sus miembros. Protegiendo a las minorías, también.

Con el voto en plancha, no decidimos. Por ignorancia o por obediencia a los líderes, propietarios ilegales de nuestra libertad. Es autoritario y tramposo. Autoritario porque el que se cree superior, nos niega el ejercicio de nuestra libertad. Y tramposo, porque en la lista partidaria, entre unos mangos maduros, amarillos, brillantes, incluyen otros dañados: por el “hielo”, desabridos, sin jugo, podridos; o “engusanados”. La trampa no termina allí. Como en las fotografías, retocadas casi todas, se muestran mujeres bellas u hombres de sonrisa encantadora para acelerar corazones de mujeres y hombres. Ahora los gustos están poco diferenciados, se esconden verdaderos engaños. Personas sin conocimientos, con escaso compromiso democrático, ignorando que el cargo que ocupará se legitima por el mandato -mandados para ser más sencillos- ordenado por el mandatario que, es el elector. Por ello es que la campaña de estos aspirantes a legisladores, que posiblemente nunca han leído la Constitución de la República, no nos hablan a nosotros los votantes. Aunque importantes, creen que nos tienen amarrados, por las consignas electorales; o, porque su “belleza” es tan arrebatadora que, sus ojos enviarán las señales al cerebro para que ordene a nuestras dóciles manos, a marcar bajo su esplendorosa fotografía. Por ello no hacen contacto con los posibles electores. A mí, de esos 345 aspirantes a diputados, me ha llamado uno solo por teléfono pidiéndome su apoyo. Los 344 restantes no me consideran votante, creen posiblemente que no estoy en el censo; y que, si lo estoy, no tengo tarjeta de identidad.

He efectuado, con el apoyo de toda la información posible, tomar una decisión provisional: 1 voto para la DC; 1 para el PINU; UD 1; Libre 2; 3 para Salvador de Honduras; 4 para el Partido Liberal y 4 para el Partido Nacional. Total: 16. Por los 7 restantes no votaré porque no los conozco, sus fotografías me parecen manipuladas para engañarme; y los restantes, porque no son de confianza.

Soy bien informado. Y, aun así, tengo problemas. Imagino los compatriotas que están menos atentos, que no les interesa la política; o que venden su voto, por una ración de comida o un grito en contra de los adversarios. Votarán en plancha, haciéndole caso a Jorge Cálix, varón católico, profeta del autoritarismo.

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