Por: David Salomón Amador
MBA – Sector Bancario y Financiero
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Estamos a pocas horas para un nuevo proceso de elecciones que marcará un punto de inflexión en el devenir del país, para bien o para mal, eso solo lo sabremos en al menos los próximo seis meses del 2022; sin embargo he visto con mucha tristeza el comportamiento de muchos hondureños en lo que va el devenir político; hasta el punto de hacer amenazas y todo se debe al comportamiento de unos o dos dizque líderes políticos cuya capacidad intelectual se nota es bajísima, creo que como ciudadanos de bien que somos la mayoría sabemos que Honduras merece más.
Por cosas de la vida tuve con mi familia que vivir fuera, y por varios años me quejé sobremanera el haber regresado y por cada acción en las calles me quejé, por cada vez que no me daban pasada en el tráfico me quejé, venía de una sociedad donde se respetaban las señales, donde no existían pitos, donde en momentos de tráfico la costumbre es dar pasada uno a uno, es decir un carro pasaba de un lado y luego el otro del otro lado, normas de conductas que no se ven por acá, y me quejé por todo, mas sin embargo en los últimos años he tenido la hermosa experiencia de visitar muchas comunidades rurales, he podido viajar y ver lo maravilloso que tenemos como país.
Crecí en un hogar donde se respiraba el grano de oro, el café, cada mañana mi abuela lo preparaba y mi padre decía siempre, quiero café de palo, lógicamente viene de un palo o arbusto, lo cierto es que ese grano marca vidas, transcurre año a año una forma de vida, un proceso que va desde mayo a finales de marzo o abril, es la fuente de empleo de muchas familias, que aun y cuando sus ganancias no sean muchas, ellos continúan haciendo lo que aman, sembrando café, hoy ese café hondureño traspasa fronteras y la proyección de su calidad es inigualable, quien no reconozca que los paisajes de las comunidades de café son maravillosos los invita a tomarse un día para ver las fincas, pero sobre todo ver los rostros de esos hondureños que año a año quieren cumplir su meta, lograr que su café obtenga los mejores precios, merecen más, seguro, pero ellos hacen que nosotros seamos afortunados por tomar algo que es parte de la cultura catracha.
Solo viajando tierra dentro uno puede apreciar lo que tenemos de país, las inmensas montañas y los cultivos que en ellas se pueden dar, es algo que deberíamos reflexionar sobre lo que todos esos campesinos nos pueden proveer, con la pandemia de la covid-19, ellos fueron nuestros proveedores, la cadena alimenticia no se detuvo y pudimos tener, verduras, legumbres, frutas, carne y huevos a nuestra disposición, solo viéndolo desde otra perspectiva podemos entender que nacimos en un lugar privilegiado y que queda mucho por hacer, toca a cada ciudadano tomar su parte y tratar de ser mejor para que este país pueda ser mejor, nos los merecemos claro que sí, muchos hondureños viven fuera y muchos son claros ejemplos de lucha y perseverancia y de igual forma se aprecia que seamos buenas personas, siempre habrán algunos que no, pero les aseguro, la mayoría somos más.
No sé cuántos han reflexionado que tenemos playas y mar en el Pacífico y en el Atlántico, y somos afortunados de tener unas islas maravillosas, en estos años desde el regreso que mencioné he podido ver que Dios nos bendijo y que más allá de eso está que podamos valorar y ver que como lo decía aquel magnifico cantautor hondureño Guillermo Anderson, Todo está aquí. He aprendido a valorar más esa cultura y ese espíritu de lucha de salir adelante en un país que merece ser mejor, los hondureños nos lo merecemos, claro que sí.
Honduras es un país que por muchos años ha estado en el rezago mundial y no me pondré a señalar colores o partidos, lo cierto es que conforme pasan los años he podido entender que somos más y mejores de lo que pensamos o lo que alguien pueda decir de nosotros fuera, todo está en que cambiemos esa forma de vernos unos a otros, no somos enemigos, somos personas con diferente opinión, pero estoy seguro que si tuviéramos líderes con visión de futuro y se invirtiera a nivel privado y público este país sería mejor, Honduras merece más, claro que sí, los hondureños nos lo merecemos.
