Ahora sí: ¡Xiomara presidente!

MA
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1 de diciembre de 2021
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12:59 am
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Ahora sí: ¡Xiomara presidente!

Oscar Lanza

Tal como lo pronostiqué en mi artículo ¡Xiomara presidente! del pasado 3 de noviembre -a base de los resultados de las encuestas de octubre, principalmente la del Centro de Estudios para la Democracia (Cespad) el pueblo la ratificó con su voto, el domingo anterior en una fiesta cívica ejemplar.

Los observadores internacionales están satisfechos con el proceso. No he escuchado quejas. Y le hemos cumplido hasta este momento, a los países amigos y a los organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas, que demandaban unas elecciones pacíficas, participativas y transparentes. Hasta nosotros los hondureños nos hemos sentido orgullosos del comportamiento con que nos condujimos en este ejercicio democrático.

Con esta decisión del pueblo se le pone fin a 12 años de malos gobiernos nacionalistas, vinculados a las redes de corrupción, el narcotráfico, al despilfarro de recursos, endeudamiento, irrespeto a la Constitución y las leyes y a la venta de la soberanía, todo lo cual generó más pobreza y desempleo en la población durante ese período.
Esta elección, generó mucho entusiasmo y participación entre la ciudadanía. Concurrieron 62% de los electores habilitados, un porcentaje mayor a las anteriores elecciones, y siendo un factor de vital importancia para el triunfo de la ingeniosa Alianza Opositora (AO) integrada por Libre y la Unidad Nacional Opositora de Honduras (UNOH, integrada por el Partido Salvador de Honduras y el PINU-SD), porque si no se hubieran unido, el ganador en estos momentos hubiera sido el Partido Nacional con el 34% de los votos.

Al declararse vencedora de los comicios, con más del 50% de los electores, nos ha gustado el breve discurso que pronunció, amigable y proactivo. En términos generales, esto fue lo que ella manifestó:
Comenzó con “un ¡gracias pueblo! Y un reconocimiento a los mártires, cuyo sacrificio cree que no fue en vano, agregando qué, con el triunfo, derrotamos el autoritarismo y el continuismo”.

Luego señaló que “iniciamos una nueva era de prosperidad, de solidaridad, por medio del diálogo con todos los actores sin discriminación y sin sectarismo, incluyendo los opositores, organizaciones sociales, empresariales, cooperación internacional, para encontrar puntos de coincidencia que permita encontrar las bases mínimas para un próximo gobierno y tomar las mejores decisiones”.

Promete un gobierno de reconciliación, paz y justicia y que todas las promesas las van a cumplir.
Aspira a una patria justa y equitativa. A una Honduras libre e independiente que dé respuesta a las necesidades del pueblo. A una democracia participativa y directa porque van las consultas populares, para gobernar a través de gobiernos locales, alcaldes, diputados del Congreso Nacional y el Poder Ejecutivo. Promete que nunca más, se va a abusar del poder en este país, porque a partir de este momento, el pueblo será el beneficiario eterno en Honduras.

Finalmente exclamó: ¡Fuera el odio, la guerra, el crimen organizado, las ZEDE y la pobreza!
En otras comparecencias, como cuando se formalizó la alianza con Salvador Nasralla y el PINU-SD, ella también se comprometió a formar un gobierno de integración nacional, pero primero que todo dijo: “Vamos a un gobierno de reconciliación, porque una casa dividida no prospera”.
Cree en la independencia de poderes, y dice tener el compromiso de dedicar su mayor esfuerzo para garantizarles a las mujeres que sus derechos sean respetados.

En la lectura de todo lo anterior, la futura presidente nos está prometiendo una nueva era en prosperidad, diálogo, reconciliación, paz y justicia, con gobiernos de integración y la vigencia del Estado de derecho, asuntos que no hemos logrado hacer los hombres en dos siglos de independencia. Ojalá los haga realidad la primera mujer que nos va a gobernar, por el bien de los hondureños, y para poner de relieve la importancia de la participación de la mujer en la política, que como lo han demostrado en los últimos tiempos, las que están al frente de muchos países, la crisis de la pandemia, la han manejado mejor que sus pares varones.

Yo me alegro que al fin una mujer maneje los destinos de nuestra patria, bajo el entendido que nuestro proceso de desarrollo debe ser una responsabilidad compartida, como sucede en el hogar, y en otros campos del quehacer humano, donde han demostrado sus capacidades y habilidades, con mucho éxito. Esperamos que la señora Castro haga una obra meritoria, que deje huella, y nos abra los ojos, que las mujeres hondureñas en el uso del poder son igual o mejor que nosotros los varones. ¡Todo sea por el bien de Honduras!

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