Una nación para Samantha

MA
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1 de diciembre de 2021
/
12:49 am
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Una nación para Samantha

Independencia y recuperación patria

Abog. Octavio Pineda Espinoza(*)

Escribo esta reflexión el 27 de noviembre, antes de saber el resultado del proceso electoral pero no lo escribo para el 28, lo escribo para después, independientemente del resultado que finalmente sea certificado por el CNE, lo escribo desde el fondo de mi corazón porque lo escribo para una personita de 9 años que representa mi mejor logro, mis esperanzas, mis anhelos, mis sueños, el crisol de todos mis esfuerzos, la fuente de todas mis energías, el motor de mis luchas personales, políticas, cívicas y profesionales, el fruto del amor y de todo aquello que es noble e imperfecto en los seres humanos porque la perfección solo existe en Dios.

He luchado, primero junto a mi padre y después por mi propia cuenta, siguiendo su ejemplo y su nobleza, en este enorme desierto que es la política donde hay todo tipo de alimañas, sapos y culebras como él decía, lo he hecho con entereza, con valor, con constancia, con conciencia de lo que representa una batalla política, he ganado algunas, he perdido algunas, nunca me fui de un proceso sin haberlo puesto todo en lo mejor de mis capacidades, no intenté robar protagonismos por la boca como muchos suelen hacer en este ambiente, ni arrastrando mi espina dorsal como otros están acostumbrados, conservé mi independencia en todos los sentidos, hasta en el carro en el que me movía, jamás incomodé al candidato con esas melosidades propias de los genuflexos y conservé mi opinión todo el tiempo, he sido leal porque eso me enseñaron en mi casa, incómodo para algunos a los que solo les gusta escuchar lo perfectos que son, aunque no lo sean, he defendido y defiendo a mi Partido Liberal en lo correcto y como toda persona reflexiva, formada y congruente, he aceptado los errores de nuestros líderes y de nuestra institución así como los propios.

Conozco muy bien los canales oscuros de la política y en muchas ocasiones, muy a mi propio riesgo, los he denunciado, atacado y adversado, he conocido la deslealtad de los que se dicen más cercanos, pero también he conocido la lealtad de muchos, el respeto de varios y la amistad de pocos, porque la amistad es planta de crecimiento muy lento como decía Benjamín Franklin, debe ser regada y abonada en los principios, en las metas comunes, en la solidaridad que solo se conoce en la adversidad porque cuando estamos bien, cuando hay poder o dinero sobran los dizque amigos, pero en nuestros momentos de prueba, conocemos a nuestros verdaderos amigos y a la verdadera familia, jamás me amargué por ninguna de esas cosas, tuve un buen maestro que no solo fue mi padre, sino mi amigo y que me enseñó con claridad esas cosas y que a la vida hay que enfrentarla con hidalguía, con valor y con nuestra verdad por delante.

Así que, de esta elección espero que se comience a construir un país distinto del que me ha tocado vivir a mí, para legarle algo mejor a mi hija, Samantha, esa tierna niña que encierra el mundo en su mirada, mi corazón en su sonrisa y mis preocupaciones en su sueño, espero que aquellos que han sido escogidos por el pueblo hondureño para cambiar 12 años de penurias, falsedades, ilegalidades, inconstitucionalidades, que nos llevaron a la ignominia y al extremo de ser conocidos en el mundo como un narcoestado, que desmontaron el Estado de derecho, el Estado de bienestar que construyeron gobiernos liberales para convertirlo en un Estado de corrupción y de impunidad, de muerte y pobreza extrema, entiendan el compromiso que adquieren porque así como Samantha hay miles de niños y niñas en Honduras que se merecen una nación mejor, un mejor gobierno, un mejor Estado.

Por mi parte, he sido y seguiré siendo inclaudicable en mis creencias, en mis compromisos ciudadanos, en mi lucha personal por cambiar las formas y las actuaciones del poder en mi partido, en nuestra democracia y en nuestras instituciones, soy un ferviente creyente en la realidad del pensamiento positivo, en la fortaleza de la formación, de la educación que libera almas, mentes, pueblos y conciencias, amo la vida y espero así como decía Facundo Cabral: “Que cuando la muerte llegue me encuentre completamente vivo”, creo en la reconciliación de la familia hondureña, es una tarea en la que todos tenemos algo que decir porque no hay verdades absolutas, así lo enseño en las aulas universitarias, en mis conversaciones con mis amigos, con mis conocidos y con los que se creen mis enemigos porque personalmente no soy enemigo de nadie, soy amigo de las ideas y de las propuestas pero sobre todas las cosas, de las acciones que son las que nos definen.

He votado y participado de diferentes formas en cada elección pensando en el futuro de Honduras y creo que lo podemos hacer mejor cada vez si todos asumimos como decía Kennedy “No lo que tu país puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por tu país”, creo que ha llegado el tiempo de dejar atrás a los caciques, a los cafres políticos y a los señorones de la política, a los que se creen dueños de los partidos y de las instituciones y que las maculan ya sea en el poder o en los bastidores del mismo, veo un pueblo que reclama justicia, una nación que quiere ser pero que no la dejan, veo a los humildes incrédulos con la idea de que el cambio es posible, a los estudiados y académicos con el cinismo propio de su enclaustramiento, veo a una patria ávida de renovación y de gloria, si con mi voto y mi acción política puedo legarle eso a Samantha mi tarea estará cumplida en la tierra que me recibirá en su seno.

(*) Catedrático Universitario. Político Liberal.

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