Mérito ciudadano

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2 de diciembre de 2021
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12:05 am
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Mérito ciudadano

Carolina Alduvín

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Carolina Alduvín

El reciente proceso electoral nos ha sorprendido a todos, no fue perfecto, no fue el mejor organizado, fue altamente costoso en varios sentidos, pero sí fue el más concurrido y vigilado del que tengo memoria. De los resultados hablaré cuando se hagan oficiales, hoy quiero referirme a las votaciones en sí. El organizador CNE, con sus tres consejeros, fieles a líneas partidarias extremas, a saber: #quedarseacomodelugar, #SeVan y #lacabezaonada. No tan apegados a ley que digamos, pese a ostentar títulos que los califican, pero personalmente, politizados hasta la médula. No puedo afirmar si adrede o por inercia, pero retrasaron cada decisión que alcanzamos a percibir, a tal grado que, fueron otros actores quienes les sacaron las castañas del fuego.

Desde sus oficinas centrales o salones alquilados, los funcionarios del CNE no impidieron la violencia electoral, asunto que si lograron los observadores ciudadanos que no se dejaron intimidar por sus bravuconadas o, por la prepotencia de los que cargan fusiles, quienes toda su grosería la justifican con el desgastado “son órdenes”, no hubo que ir más arriba de un teniente para revertir el maltrato hacia los jóvenes en especial, ninguno de ellos lo merecía, mucho menos en ejercicio de su derecho ciudadano de vigilar respetuosamente un proceso que a todos atañe.

Fueron también observadores voluntarios quienes abortaron diversas intentonas de fraude, para ello, toda una fuerza ciudadana voluntaria fue capacitada, no precisamente por el CNE, como es su cometido, sino por otros que tomaron la iniciativa y con sus propios recursos, reclutaron, buscaron el reconocimiento del ente electoral -quien respondió y legitimó en forma tardía- al mayor grupo de defensores de democracia que hemos visto en procesos electorales. Y todo ello con recursos propios, ciudadanos de todas las edades, que trabajaron desde la madrugada del domingo, algunos hasta el momento que redacto estas líneas, vigilando que los conocidos y trillados vicios del pasado no se replicaran en esta edición, o minimizarlos en gran medida. Lo cierto es que muchos de estos voluntarios estaban mejor capacitados que los delegados de partidos y empleados del CNE, fueron ellos los que calmaron animosidades e hicieron fluir el proceso con corrección y autoridad moral.

En cuanto al manejo de la tecnología, nunca faltan fallas, especialmente si no se ha usado previamente; afortunadamente, ahí sí se hizo la tarea, muchas de tales situaciones se solventaron debido que una norma, ya fuera manual, reglamento o artículo de ley, tenía previsto qué hacer en tales casos, los controles sí estuvieron bien implementados y solo hubo que estar atentos a las guías y al sentido común. Se superó la falta de energía en el sector rural y, las increíbles imprevisiones, hasta en locales donde se educa la élite, la comunicación solo tuvo las limitaciones propias del país. Independientemente de quienes se hayan alzado con la victoria, la población ha demostrado que, cuando se quiere, se sacan fuerzas y capacidades de donde ni siquiera imaginamos tenerlas. En especial organizativas contra reloj.

Los vergonzosos actos vandálicos de finales de 2017 y comienzos del 2018, parecen conjurados por el momento, gracias al disuasivo que, quiérase o no, constituyó la presencia de observadores, pagados o voluntarios, acreditados o por la libre, nacionales o visitantes, ideologizados o neutrales, identificados o con bajo perfil, vacacionistas o al pie de la bandera hasta el final, todos contribuyeron a que los votos se adjudicaran, contaran y transmitieran correctamente, en tiempo y forma. Si bien el CNE tiene todo un mes para oficializar resultados, sabemos que esta vez, lo que declaren será más expedito y confiable que lo de la edición anterior, que las cosas que sucedieron con el apagón, tienen una probabilidad bajísima de volver a ocurrir, que los tramposos no es que sean tan listos, sino que ha faltado vigilancia.

Es pertinente reconocer la gran labor que un puñado de ciudadanos hicieron con su tiempo, su plata y su voluntad, haciendo coincidir la vocación de servicio de 15 ONG, 2 universidades, 2,500 estudiantes y días con sus noches de arduo trabajo de concientización, convencimiento, ejemplo de valores y cumplimiento del deber. Esto, estimados lectores es el Frente Nacional para Elecciones Limpias, que poniendo a un lado las simpatías políticas de sus integrantes, hizo el llamado a votar, cuidó y defendió la voluntad de los electores expresada en urnas. Felicidades.

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