¡Sí se pudo! Xiomara, presidenta de Honduras

ZV
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3 de diciembre de 2021
/
12:05 am
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¡Sí se pudo! Xiomara, presidenta de Honduras

¿Vuelven los oscuros malandrines del 80?

Por: Óscar Armando Valladares

“¿Q’ hubo” del tremendismo cachureco? Ni calzar zapatos burros, ni vestir el traje anticuado y fantasmal del “comunismo”, sirvieron de mucho para retener el manoseado botín más allá de los doce años. Ni los gastos multimillonarios, detuvieron el desgaste de un partido y sus tres gobiernos. Ni el odio, ni el esperado voto rural, ni la cúpula evangélica, ni el dinero de las ZEDE, ni la actitud machista del Partido Nacional, evitaron que una mujer -sorda a los ataques infames- coronara el “sí se pudo” al final de la jornada.

Preludiado en concentraciones sumamente concurridas, el triunfo de Xiomara Castro no es solo la derrota de una argolla política desquiciante, caída en completo desprestigio por las vilezas perpetradas, sino el revés dolido de beneficiarios mediáticos, religiosos, castrenses y ensalzadores de oficio; de alcaldes y diputados tantas veces reelectos en movidas reincidencias; de aquellos que -validos de la falta de castigo y de un código venal -que no penal-, creían verse a salvo de implacables extradiciones.

Merced a la sacudida popular y el voto de castigo inflingido el domingo 28 de noviembre, una hondureña por los cuatro costados tomará posesión del cargo oficial más elevado, hecho inédito que en sí enaltece al gran sector femenino del país. Con Xiomara Castro, suman diez las mandatarias a nivel latinoamericano: en Argentina, Eva Duarte y María Estela Martínez -sucesivas esposas de Juan Domingo Perón- y Cristina Fernández de Kirchner; en Chile, Michelle Bachelet; en Nicaragua, Violeta Chamorro; en Brasil, Dilma Rousseff; en Costa Rica, Laura Chinchilla; en Panamá, Mireya Moscoso; en Bolivia, Jeanine Arez. De ellas, Eva Duarte (1919-52) gozó de gran popularidad entre la clase obrera con que formó el movimiento de los “descamisados”, impulsó el sufragio femenino, organizó el Partido Peronista Femenino y encausó tareas de asistencia social. ¿Emulará la triunfante dama olanchana el liderazgo popular de la Evita argentina? Puede ser.

Claro: lo que está por venir -2022-2026- se antoja complejo, enmarañado, a causa del desastre entrevisto en los tres poderes de la administración “que va pa’ fuera”. La deuda externa agigantada, la vigencia de leyes lesivas a la patria y sus habitantes, la educación y la salud postradas, la extorsión con ramificaciones en cuerpos del Estado, las privatizaciones amarradas, el servicio y la política exteriores carentes de una imagen respetable, los servicios públicos -agua, luz, transporte- por los suelos, las corporaciones municipales principales endeudadas hasta la coronilla… Empero, por lo anunciado, habrá medios y salidas para cumplirle a un pueblo necesitado que se volcó en las urnas, redujo el fraude a cenizas e invalidó masivamente las correrías de votos comprados.

Abrirse al mercado de China continental, a los de Rusia y la India, mantener vínculos respetuosos con Estados Unidos, orientar y racionalizar el presupuesto, manejar con las manos de Cabañas los recursos del erario, minimizar la corrupción, alivianar la carga burocrática, cortar beneficios pecuniarios -como algunos que se otorgan sectariamente en el Congreso-, revisar contratos onerosos, cancelar dispensas inapropiadas, etc., serán políticas y decisiones de gobierno, seguramente.

Por ahora, vale esperar un gesto hidalgo de Yani Rosenthal. Además del reconocimiento de la ventaja contundente e irreversible -que dictan las cifras dimanantes del Consejo Nacional Electoral- en favor de la triunfal candidata opositora, merece darle su apoyo. Así lo exhortan las bases de su partido y el interés de la patria. Auspiciar acercamientos con la próxima gobernante, da ciertamente al liberalismo la ocasión de levantarse y vigorizar la democracia, de la cual -dice el artículo 5 de la Carta Magna- “se deriva la integración nacional, que implica participación de todos los sectores políticos en la administración pública, a fin de asegurar y fortalecer el progreso de Honduras basado en la estabilidad política y en la conciliación nacional”.

Doce años de despropósitos ameritan la unidad, sin resquicios, de libres, salvadores, pinuistas, liberales, otras fuerzas políticas, sectores sociales, gremiales y empresariales, no simplemente para dialogar, sino para emprender consensuadamente el camino reivindicativo, tomando en cuenta primero las demandas apremiantes de un pueblo que cumplió “yendo a votar” hastiado de las injusticias de quienes abusaron del poder; de quienes también lo intenten, en la era del cambio y la esperanza que -esperamos- dé inicio el 27 de enero.

 

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