EL gobierno de Estados Unidos ha reanudado el programa “Quédate en México” (MPP, por su sigla en inglés). Los migrantes que cruzaron la frontera pidiendo asilo, ya no podrán quedarse en los Estados Unidos mientras los jueces resuelven su solicitud, sino que serán devueltos a México donde deberán permanecer. Muy pocos casos son resueltos favorables a los peticionarios. El proceso puede tomar meses y hasta años. Solo que antes podían aguardar en territorio norteamericano –muchos de ellos conseguían trabajos y gozaban de otros beneficios– mientras se ventilaban sus casos en los juzgados. El gobierno mexicano convino servir de “tercer país seguro” ante las amenazas de Trump de sanciones arancelarias si no detenían de tajo el cruce por sus fronteras. AMLO envió disparado al canciller a Washington a entablar negociaciones.
No solo lo pertinente a los gravámenes a las exportaciones de México hacia los Estados Unidos, pese a que estas no pagaban impuestos de introducción amparadas en un tratado de libre comercio. Y como castigo adicional, los obligaron a negociar un nuevo tratado comercial. Este en condiciones lesivas a los intereses mexicanos. Esa reducción de beneficios que México obtenía con el tratado anterior, sería acreditado en pago a la construcción del muro fronterizo de Trump. Fue así como, además de aceptar un tratado comercial en condiciones mucho más desfavorables, que el gobierno mexicano convino desplazar unos 25 mil guardias nacionales para atajar peregrinos en tránsito hacia los Estados Unidos. Como si eso no fuese suficiente AMLO también accedió prestar su territorio para refugiar retornados –aunque en albergues de mala muerte– tramitantes de asilo en los Estados Unidos. De los pocos viajes de López Obrador al exterior fue cuando le tocó ir a la Casa Blanca a suscribir el nuevo tratado de libre comercio. La otra parte del TLC tri-nacional –el primer ministro canadiense– dispuso no asistir a la firma. El gobierno de Biden decidió rescindir el programa. Sin embargo, “un juez federal falló a favor de dos estados conservadores que demandaron al gobierno demócrata obligándolo a restablecer el programa”. “En cumplimiento del MPP, unos 70,000 solicitantes de asilo en la frontera sur fueron devueltos a México antes de que se cancelara en enero pasado”. La portavoz de la Casa Blanca aseguró que han vuelto a implementar el programa con ciertos cambios destinados a “mejorar los componentes humanitarios”. Pero insistió que “no lo hacen con entusiasmo”. La administración Biden aún siente que el programa es “ineficiente e inhumano”.
Organizaciones defensoras de los migrantes temen por su seguridad. Citan que “han contabilizado hasta 6,356 informes de ataques contra migrantes expulsados o bloqueados en la línea divisoria sur del país”. Y en el caso concreto del “Quédate en México”, han documentado “más de 1,500 ataques contra los solicitantes de asilo que fueron puestos bajo ese programa y entre los delitos se contabilizaron casos de secuestro, tortura, asalto, y violación, entre otros”. Sostienen estas organizaciones que “al restablecer esta medida habrá más secuestros… habrá más violencia contra las familias, adultos, y niños que tratan de buscar seguridad en EE. UU.”. Agregan que “no está claro” cómo (EE. UU. y México) harán para garantizar un refugio seguro a los solicitantes de asilo “ya que muchos refugios a lo largo de la frontera ya están abrumados de inmigrantes que viven allí”. Sobre el reclamo de la falta de representación legal el DHS aseguró que aquellos procesados en MPP tendrán “oportunidades significativas para acceder a información y asesoría o representación legal”. (El Sisimite avisa que si en eso consiste alojarse en México, mejor se queda soportando las inclemencias de la intemperie allá arriba en la montaña).
