Crecimiento del Perú en “2021”

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9 de diciembre de 2021
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12:03 am
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Crecimiento del Perú en “2021”

BARLOVENTO:

Por: Segisfredo Infante

La República del Perú es actualmente un país de convergencias demográficas, geográficas, económicas y de tensiones ideopolíticas. Su historia cultural siempre me ha llamado la atención, aun cuando en nuestro país sea harto difícil conseguir información impresa y confiable. Nosotros, como centroamericanos, y particularmente como hondureños, hemos tenido más acceso a la evolución de México por cuatro vías: 1) Nuestra común ligazón mesoamericana desde tiempos prehispánicos. 2) El “Reyno de Guatemala”, o sea las provincias de América Central, pertenecieron jurisdiccionalmente al “Virreinato de Nueva España”, es decir México. 3) Nuestro gran estadista regional ciceroniano José del Valle, exhibió un alto desempeño en el proceso de construcción de la república mexicana. 4) Es más fácil adquirir en nuestras librerías y biblioteca los textos de la historia de México. (En este momento tengo a la mano, sin embargo, una “Historia del Reino de Quito”, provincia que perteneció al “Virreinato del Perú”).

Recuerdo que en cierta ocasión, hace varios años, nos reunimos a almorzar con el embajador peruano don Helí Peláez Castro. Este caballero relató que la violencia en Honduras era casi nada comparada con la violencia extrema que se vivió en Perú durante la década del ochenta y parte del noventa del siglo pasado. Los detalles gráficos que nos regaló Peláez Castro sobre sucesos violentos cotidianos en aquel país suramericano, eran espeluznantes, como para quedarse completamente helados, por lo tenebroso del asunto, en el contexto de “la banalidad del mal”, referida por la filósofa y politóloga Hannah Arendt. Entonces le comenté que Mario Vargas Llosa había tenido cierta razón al describir a Lima (la capital peruana), en su novela “Historia de Mayta”, como una ciudad apocalíptica. Como respuesta el embajador peruano expresó o aconsejó, algo más o menos así: que los hondureños nunca perdiéramos la esperanza en relación con nuestros hechos internos, en tanto que los peruanos habían estado peor que nosotros.

Tal como los lectores avispados podrán entender, se trata de perspectivas históricas y filosóficas abarcadoras dentro del mosaico multiforme, e irregular, de los acontecimientos regionales y mundiales, en el fondo de cuyos ríos desbordados algún día encontraremos aunque sean ruinas; o sus cauces naturales y racionales. Tal como se encontró en el fondo de un río, o de una represa desbordada, una antigua ciudad de Yemen, en el sur de la península arábiga, que un investigador presume que se trata de la antigua capital de “La Reina de Saba”, mencionada en el Antiguo Testamento.

Más específicamente deseo referirme al comportamiento económico del Perú, sobre todo durante este año 2021, sin olvidar los antecedentes históricos, en tanto que el “Virreinato del Perú” en el largo periodo colonial se significó, a la par de México, como el segundo país productor de oro y plata a nivel mundial, al grado que en un momento alcanzó el primer lugar, desplazando a los mexicanos. De tal suerte que Perú fue uno de los mayores aportantes al proceso de “acumulación originaria de capital” tanto de Europa como de otras partes del planeta. Lo más interesante de todo esto es que la República del Perú, incluso después de la Independencia, nunca abandonó el quehacer de la minería, colocándose en la actualidad como el segundo productor mundial de cobre, plata y zinc, y el tercer productor mundial de plomo. Allá, en aquel país suramericano que tal vez algún día conoceré en forma personal, jamás han satanizado la minería como un quehacer fundamental que produce decenas de miles de empleos y que atrae divisas y una enorme inversión extranjera, principalmente de China, Estados Unidos y Canadá. Por eso la banca estatal peruana lleva el nombre de “Banco Central de la Reserva de Perú”, un país que cuida sus reservas monetarias internacionales. En este punto es más que oportuno señalar que es una debilidad descomunal de parte de ciertos individuos que padecen resacas neoliberales anarquizantes y otras mixturas, sugerir que se supriman los bancos centrales de cada nación. Ni en Europa se aconsejan tales desaguisados, en tanto que perderían el apoyo popular en forma estratégica, creando economías de burbuja.

Perú se mueve, actualmente, entre la estabilidad macroeconómica correspondiente al desempeño del año 2021, y una enorme incertidumbre política para el próximo año 2022, con posible fuga de inversiones extranjeras. El crecimiento económico del Perú es uno de los más altos del mundo, al grado que se proyecta para finales de diciembre del año que transcurre, un crecimiento que oscila entre el doce y el trece por ciento. Ello a pesar de que se anunció, casi sin ningún sentido, el cierre de dos empresas mineras, a sabiendas que la minería es el principal soporte económico de la república peruana. Es claro que en ausencia de grandes empresas inversoras es absurdo hablar de empleos masivos, estabilidad monetaria y crecimiento sostenido.

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