Sobre la figura de la corrupción y la transparencia en nuestra Honduras

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16 de diciembre de 2021
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12:02 am
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Sobre la figura de la corrupción y la transparencia en nuestra Honduras

Por: Jorge Roberto Maradiaga
Doctor en Derecho Mercantil, catedrático universitario y especialista en Derecho Aeronáutico y Espacial.

No cabe la menor duda que este es un tema de capital importancia en nuestro país, habida cuenta del dimensionamiento de la corrupción y el constante quebrantamiento de la transparencia, tal como lo evidencian los hechos concretos, accionar que ha transcendido a nivel internacional y que amerita una pronta y expedita decisión gubernamental, con miras a superar tan nefasto proceder.

Coincidimos con tratadistas del tema cuando señalan que “la corrupción ha dejado de ser, si es que alguna vez lo fue, un problema simplemente moral o ético. Es algo que afecta y concierne a la economía del país, a la lucha para erradicar la pobreza, a la credibilidad y legitimidad del sistema político, a la gobernabilidad democrática y al funcionamiento, eficiencia y eficacia del Estado de derecho. No es posible luchar contra la pobreza y construir la democracia si, al mismo tiempo, no libramos una lucha abierta y decidida en contra de la corrupción”.

Estamos seguros que la electa presidenta de la República Xiomara Castro de Zelaya asumirá un papel de primera en contra de la corrupción, habida cuenta que su anhelo es erradicarla e implantar una administración transparente y funcional. Creemos que gracias a su anhelo primigenio y positivo accionar el próximo año se implantará en nuestra Honduras un gobierno que propiciará una efectiva participación ciudadana y una reducción o eliminación de la corrupción, la que hoy tiene al pueblo hundido en la peor de las miserias.

A propósito de lo que estamos señalando, recuérdese que desde enero del año pasado el gobierno decidió no renovar el convenio que dio vida a la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad (Maccih), ente que en sus cuatro años de existencia presentó más de una docena de casos de alto impacto por corrupción de funcionarios del Estado.

Evidentemente, con la salida de la (Maccih), las acusaciones que presentó el Ministerio Público (MP) se fueron revirtiendo y casi todos los acusados, han sido sobreseídos dejando supuestamente clara su inocencia, a pesar de los millones de lempiras que fueron desfalcados, con el consiguiente perjuicio para toda la hondureñidad y lo que, bajo ninguna circunstancia debería quedar en la impunidad.

Con relación a lo anterior, es procedente destacar que Honduras bajó dos puntos en el Índice de Percepción de la Corrupción 2020 (IPC), de Transparencia Internacional, esta es su calificación más baja cayendo en el ranking de países del puesto 146 al 157 de 180 que son evaluados. Evidentemente, el índice califica a Honduras con 24 puntos, dos menos que los 26 que tuvo en 2019 y, según el índice, es el cuarto país más corrupto de América, solo por detrás de Nicaragua (159), Haití (170) y Venezuela (176).

Es procedente y oportuno señalar que el problema de la tan nefasta corrupción y la impunidad en Honduras es realmente profundo y multicausal y por ello surgen altos niveles de pobreza e inequidad entre la población, tal como lo demuestran los hechos concretos. Luego, con la llegada de la Covid-19 y el paso de dos huracanes categoría cuatro empeoraron la situación de vida de millones de hondureños.

También es de puntualizar que con motivo de la llegada a nuestro país de la COVID-19, se procedió a la compra de hospitales móviles y medicamentos al margen de la ley, que al final resultaron en un saqueo para el país. En ninguna circunstancia puede permitirse que ello vuelva a ocurrir y a su vez debe deducirse responsabilidad a esos delincuentes.

Evidentemente, actualmente no se dispone de un conocimiento completo o de expedientes jurídicos que abarquen el fenómeno de la corrupción en su totalidad. Esto no se debe únicamente a la existencia de un campo inexplorado, sino también a la carencia de modalidades de registro de los casos de corrupción que sean apropiadas y diferenciadas. Por ello, al hacer la evaluación del fenómeno de la corrupción no se debe pasar por alto que todavía este campo delictivo sigue prosperando en la clandestinidad. Recordemos que tenemos casos impunes y desconocidos, pero debe tenerse presente que el destape de los delitos de corrupción no debe ser cosa de la casualidad. Callar, o hacerse de la vista gorda, fomenta el incremento del fenómeno de la corrupción. El tema no debe ser tratado como tabú ni debe ser tampoco ideologizado, sino como una realidad que no puede quedar en la impunidad.

Es de puntualizar que la corrupción tiene lugar sobre todo en los campos de intersección entre el sector privado y el sector público. Para que haya un corrupto debe haber un corruptor. Detrás de cada corrupto hay un corruptor, eso no se debe simplemente omitir. Muchos empresarios consideran el soborno como indispensable para asegurarse proyectos, pedidos o licitaciones, son calificados como un mal necesario, es decir como un medio justificado para el objetivo.

En esencia la electa presidenta Xiomara, tiene un reto de primera, pues la eliminación de la corrupción es un imperativo categórico. No será una tarea fácil, pero llegó el momento en que todos los sectores de la sociedad asuman un papel protagónico contribuyendo con la gobernante a la eliminación de tan saqueador y destructivo accionar, vale decir contribuyen en la deducción de responsabilidad a todos los saqueadores de este país.

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