“ESPANTAPÁJAROS”

MA
/
21 de diciembre de 2021
/
12:25 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
“ESPANTAPÁJAROS”

LA pandemia le está cobrando la factura a los gobiernos. El mal manejo de la crisis sanitaria ha provocado inmensa inconformidad. Pasó con el interinato boliviano, sumado al desparrame de la oposición. Todos querían ser –al final regresó el partido de Evo– y no fue ninguno. En Argentina el macrismo no pudo –recurriendo a las recetas fondomonetaristas– sacarlos de la crisis. Oportunidad de oro para el kirchnerismo que ahora –en medio del pleito por quien manda allí, si la madrina o el ahijado– tampoco logra revertir la mala situación. En otros países los ardidos ciudadanos si no se desquitan el malestar en la primera vuelta, se la cobran en la segunda. Pero ese no es el único factor. Hay un delirio colectivo por quitar lo que está. Dar al país una total vuelta de carnero. Y para eso sirve la tecnología. Las redes sociales se han convertido en arma perniciosa para exacerbar conflictos en la sociedad. Así que los enojos ahora se transmiten con lujo de odiosidad.

Es lo que explica, en parte, la mayor polarización. Gente con los nervios enervados no quiere saber nada de moderación. Es blanco o negro, nada de medias tintas o de tonalidades. El atrincheramiento de los electores se da en los extremos. A ritmo del redoble de tambores de batalla campal. El populismo, de uno y de otro lado, es lo que captura sentimientos enconchados. A ello hay que agregar los fantasmas del pasado. Por regla general, el auditorio no vota masivamente por ninguno de los extremos en la primera vuelta. Los candidatos que pasan al balotaje, en la primera tanda no obtuvieron si no un raquítico respaldo. Apenas la base de sus partidos o alianzas. Sin embargo, ya en la segunda vuelta la cosa cambia. La guerra se vuelve empedernida. La gente de todos lados del espectro va tomando ubicación. Las filas se llenan no solo de los que favorecen a cualquiera de los candidatos sino que se nutren de los que están en contra del enemigo. Es lo que denominan voto de castigo en algunos casos, o de venganza, en otros, o los votos útiles de la resignación. En Perú, un desconocido profesor rural de sombrero de paja de ala ancha, por estrecho margen se impuso al fujimorismo. Ahora en Chile, con sus propias modalidades, casi se repite la historia. El candidato perdedor ganó la primera vuelta. Sin embargo el sesgo ultraconservador y la asociación de posturas a la era pinochetista lo convirtieron en el espantapájaros al que le echaran la vaca. Ninguno de los concursantes formaba parte de los dos grandes bloques tradicionales (centro-derecha y centro-izquierda) que a partir de la derrota del dictador en el plebiscito y el retorno a la democracia en 1990, se han alternado el poder.

Gana Boric (del Frente Amplio en alianza con el Partido Comunista) con un margen sobrado. Favorecido por una mayor participación. Seguramente los muchachos fueron a votar por el joven líder estudiantil y pudo captar mucho voto del independiente y del “no se sabe”. Le ayudó un tanto la moderación de sus mensajes más radicales con la que pudo atraer una amalgama de centristas asustados. Falta ver el desenlace de la nueva Constitución que elabora la olla de grillos de una Convención Constituyente. Esa fue convocada por Piñera durante la crisis para escapar el sitio de los molotes callejeros. Los grupos izquierdistas lograron más delegados lo que explica la inclinación de las nuevas normas constitucionales. Como remedio –dicen– al “mercado salvaje que los llevó a la precariedad extrema”. Así que el triunfo de Boric favorece el rosario de ilusos enunciados que han ido metiendo. Todo ese texto novedoso dizque para erradicar el “mercado salvaje”. Y con ello desechar el exitoso modelo que los llevó a los umbrales del primer mundo hasta alcanzar el utópico equilibrio social. (La vaina –opina el Sisimite– es que los espantapájaros no ahuyentan la profunda crisis en que han caído estos países. Lidiar con eso requiere de mucho conocimiento, visión y creatividad).

Más de Editorial
Lo Más Visto