Los retos de Xiomara

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21 de diciembre de 2021
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12:09 am
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Los retos de Xiomara

Una piedra en el zapato

Armando Cerrato

El pueblo hondureño no solo dio una muestra de madurez política al elegir a Xiomara Castro Sarmiento por una mayoría abrumadora de votos de odio y castigo para el hasta el 27 de enero del 2022 gobernante Partido Nacional, sino que le plantea una serie de retos que pondrán a prueba su capacidad administrativa de un Estado cuasi fallido y altamente endeudado.

Xiomara cuenta con cierta experiencia en el manejo de asuntos de Estado pues ya fungió como primera dama en el gobierno de su esposo José Manuel Zelaya Rosales en el período 2006-2010 que no logró completar porque el 28 de junio del 2009 su marido fue defenestrado por orden de la Corte Suprema de Justicia a las Fuerzas Armadas y con el apoyo del partido de oposición del aquel entonces el Nacional y del propio ente político que lo llevó al poder el Liberal, empresarios, industriales, comerciantes y las iglesias, y una fuerte facción de organizaciones civiles y una cúpula militar resentida por osadas actividades del entonces mandatario que incluso asaltó con una turba de sus seguidores instalaciones de la Fuerza Aérea de Honduras en Tegucigalpa y destituyó arbitrariamente a la cúpula militar por negarse a prestarle apoyo logístico de realizar una consulta popular con la clara intensión de emitir una nueva Constitución de la República que favorecería su perpetración en el poder.

Su envío a Costa Rica provocó en Honduras una ola de protestas callejeras que lideró su esposa Xiomara saltando así a la palestra política con un arrastre popular que la convirtió en candidata por excelencia del Partido Libertad y Refundación Libre que fundara y coordina su esposo quien retornó al país en forma clandestina primero asilándose en la sede diplomática de Brasil en Tegucigalpa varios meses, exilándose después voluntariamente en República Dominicana bajo el amparo del entonces presidente Leonel Fernández de donde regresó legalmente mediante un acuerdo firmado en Cartagena de Indias por los entonces presidentes de Venezuela Hugo Chávez, Juan Manuel Santos de Colombia y Porfirio Lobo Sosa de Honduras.

Lobo Sosa se había quedado aislado del mundo diplomático, pues la mayoría de los países condenaba la defenestración de Zelaya Rosales e hizo hasta lo imposible para retornarlo a Honduras garantizándole sus derechos ciudadanos políticos y perdonándole sus posibles malas actuaciones al frente del gobierno.
La del 28 de noviembre del 2021 fue la segunda participación de Xiomara a la Presidencia de la Republica, aunque en realidad sería la tercera, porque la segunda en un gesto de desprendimiento espectacular la cedió al hoy su designado presidencial Salvador Nasralla quien se le unió a última hora tras haber fundado dos partidos y a cambio de que se le ceda la potestad de nominar a posibles elementos electos diputados de su Partido Salvador de Honduras para ocupar la presidencia del Congreso Nacional.

El poder legislativo es un elemento vital para una buena administración del Poder Ejecutivo y ni Libre ni su Alianza lograron obtener mayoría simple (66 elementos) pues Libre cuenta hasta hoy con 50 y Nasralla con apenas 9, el resto de 128 quedó repartido entre los partidos perdedores de la Presidencia de la República, Liberal, Nacional, Democracia Cristiana y Anticorrupción, estos dos últimos con tan solo 1 elemento electo.
En su primer discurso triunfalista Xiomara prometió un gobierno de austeridad y transparencia como reconciliación nacional y de orden jurídico, rescate de la dignidad nacional, defensa absoluta de la integridad territorial, rescate y rehabilitación de empresas estatales declaradas en quiebra y entregadas a consorcios internacionales, estímulo a la producción nacional de alimentos, generación de empleos, mejoramiento de la salud y la educación, y la revisión de contratos y concesiones leoninas y el combate abierto contra la corrupción, el narcotráfico y el crimen común y organizado, y la apertura de relaciones diplomáticas y comerciales con todo el mundo, resultados que se esperan ver implementados o en marcha en los primeros 100 días de gobierno.

La señora no se amilana ni anonada ante estos retos que le hace el pueblo hondureño en una votación masiva sin precedentes en la historia política de Honduras, porque además de ser la primera mujer en comandar el Poder Ejecutivo, rompe la hegemonía machista del bipartidismo (Liberal, Nacional) que desde hace más de cien años se alternaban en el poder apoyando incluso a conveniencia partidista a militares golpistas.

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