*** En países como Honduras y otros latinoamericanos, normalmente las familias viven en una sola ciudad o en un solo departamento mientras que en Estados Unidos la familia vive dispersada en distintos rumbos de la nación. Debido a esas distancias más de 50 millones de personas están viajando por la vía aérea, terrestre, marítima y a veces con motocicletas, para reunirse en la ciudad natal donde vive su familia y amigos. En estos momentos de gran pandemia que sacude el país, el traslado de tantas personas crea nuevos peligros y falta ver qué sucederá cuando se reúnan en familia y alguno de ellos haya viajado contaminado.
Lo más probable desgraciadamente es que ese sea el caso y lo veremos numéricamente una vez que termine la Navidad y no olvidemos que en muchas ciudades habrá festejos de año nuevo donde una gran cantidad de personas se reunirán en plazas públicas sin mantener la distancia necesaria. Dios quiera que el número de nuevos contaminados no sea lo grande que puede ser.
Mientras tanto, quiero desearle al pueblo hondureño, que tengan suerte en sus reuniones familiares. Sé lo importante que es para un mundo católico y cristiano el nacimiento de Cristo Jesús. Ojalá que en Honduras el número de contaminados no crezcan y cuando se reúnan parientes y amigos se cuiden y que usen mascarillas y sobre todo protéjanse los unos a los otros.
Mis mejores deseos para una feliz Navidad, que Dios bendiga a los hondureños, que tanto mi familia y yo, pese a una religión distinta, sabemos el respeto que Honduras tiene a su milenaria religión. Salud pueblo hondureño, feliz Navidad que Dios me los bendiga a todos a nombre mío y de mi familia.
