El relato y los “enemigos”

MA
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24 de diciembre de 2021
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12:47 am
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El relato y los “enemigos”

Juan Ramón Martínez

Decir que el electorado votó en contra de JOH, favoreciendo a la candidata opositora es, parcialmente cierto. Juicio incompleto. Porque pasa por alto las razones porque el electorado lo vio como una amenaza, cuando no era el candidato siquiera. Tal parcialidad, hace disminuir los méritos de los estrategas de la campaña de Libre. Y lo peor, pone en duda la eficacia del relato que construyeron, por medio del cual, JOH y su grupo, eran un peligro comprobado por hechos recientes. Mientras que el relato de los estrategas nacionalistas, usando la misma figura del enemigo, lo presentaron como impersonal, futuro. No defendieron lo que habían hecho. Los que lo hicieron fueron los amigos del presidente en funciones. En conclusión el relato de la oposición, fue más efectivo, porque se basó en la historia, en los hechos ocurridos, en información útil para los votantes. En tanto que el de los nacionalistas, no pudo convencer que el enemigo futuro -el populismo, el chavismo, el madurismo, el comunismo- era verídico, seguro y amenazante. Real y existencial.

Los mercadólogos saben esto, muy bien. Los eslóganes, son sonoros, bonitos; pero poco efectivos. Especialmente si no tienen atrás, un relato creíble y además, sencillo para digerir. En cambio los relatos, basados en la historia y con “enemigos” visibles de carne y hueso, amenazantes, tienen una elevada efectividad. Moviliza, en actitud defensiva a los electores, en este caso terminando por creer que si no actuaban, el enemigo los destruiría. Todo esto nos lo ha recordado Yuval Harari, en una entrevista dada al New York Times. Allí, establece que no siempre los científicos, los expertos, logran comunicarse con la gente de a pie; que lo que para ellos es banal, para la gente es muy importante. “Todo esto que digo sobre los relatos de ficción, fue una de las cosas más importantes que aprendí en el primer año de la licenciatura en Historia. Pensaba que era un lugar común y que todo el mundo lo conocía. Y resultó que, para mucha gente, fue un gran descubrimiento que existían estas construcciones sociales y la realidad intersubjetiva. Yo pensaba que era la cosa más banal del mundo. Y para elaborar un relato, es importante tener unos enemigos humanos”. Los estrategas de la oposición, entendieron eso muy bien. Y en vez de dirigirse en contra del candidato Asfura, centraron sus baterías en contra de quien, por relación histórica, podría desempeñar el papel de “enemigo”. Y acertaron muy bien. Los resultados lo confirman.
Usted podría pensar que, “después del trueno, Jesús, María”.

Pero tengan calma. La nueva gobernante y su equipo, tienen que darle continuidad al relato. Usaron pedagógicamente el problema para lograr el respaldo. Ahora, hace falta construir un nuevo relato que haga pensar al ciudadano que, el “enemigo” está vencido; pero que ella, hará las cosas diferentes; remontará las dificultades y mejorará las condiciones de vida de la generalidad. Y para esto, otra vez -no hay que olvidarlo- tiene que ser un relato, incluso banal, porque no es cierto que los grandes problemas, son los que molestan a la gente. Sus necesidades, son sencillas. Y hay que ofrecerle soluciones cercanas. Es absurdo, creer que tiene efecto para el público, en general, para el votante común, decir que se construirán 300,000 mil soluciones habitacionales como declaró Pedro Barquero. Suena bien para los ingenieros, los urbanizadores, los camioneros o ferreteros. Para la gente común, que fue la que votó, la urgencia, es una sola vivienda. De allí que el relato, tiene que bajar de las nubes, dejando claro el beneficio y los gozos que se obtendrán. Por ello, alguna vez hay que reconocer que el problema, no es tanto llegar, sino mantenerse, es decir saber llegar. Y conservar la fe y la confianza de la población que le votó y que, espera beneficios de su decisión.

Cómo enfrentar los problemas de Honduras, no es fácil. El relato además, debe tener un contenido colectivo, en su base. Para salir adelante, necesitamos reconciliarnos, ponernos de acuerdo en el orden de prioridades. Es decir, pactar una suerte de acuerdo nacional, de forma que las acciones y los recursos, no pierdan jamás su objetivo: servir al bien común. No a los grupos de interés, sino que al ciudadano de a pie. Gobernar, no solo es decidir. Si no, hacer historia individual.

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