Los capitalinos gastaron sus últimas “fichitas” comprando los “estrenos” de ropa y la comida y bebidas típicas para despedir el año viejo.
Los mercados populares lucieron abarrotados los días 30 y 31 de diciembre, mientras que el tráfico era desesperante en algunos sectores de la ciudad.
Carnes, pollo, pan para torrejas, huevo, tortillas y vegetales frescos tuvieron mucha demanda en estos días, mientras que, por el lado de las bebidas, las gaseosas, cerveza y los infaltables “tatascanes” no podían faltar en la mesa de fin de año.
En los “moles”, el consumismo de la gente buscando sus mejores atuendos para despedir el año, dejó a muchas tiendas “peladas”, mientras los cafés y restaurantes también estuvieron muy ocupados. (EG)