SON chiflones de allá que tarde o temprano podrían pegar como torbellinos acá. El costo de vida de los estadounidenses se ha disparado. La tasa de inflación se elevó a 6.8%, la mayor cifra registrada en el país en 39 años. “Los atascos en las cadenas de suministro y la crisis energética son algunas de las causas que hicieron subir el precio de bienes y servicios en plena temporada de compras”. “El precio de los alimentos, la gasolina, la vivienda y los autos usados empujaron con fuerza el costo de la vida poco después de que la Reserva Federal del país, reconociera que el fenómeno no es ‘transitorio’”. Lo anterior, en parte, es consecuencia de los multimillonarios paquetes de auxilio económico del gobierno federal a los norteamericanos en apuros para hacerle frente a los devastadores efectos de la pandemia.
De momento aquí como aguinaldo de año bueno el galón de gasolina superior aumentó 15 centavos, de 105.07 a 105.22 lempiras. La regular sube 30 centavos, de 97.88 a 98.18 lempiras. El diésel sube 41 centavos, de 87.40 pasa a 87.81 lempiras. Mientras el auditorio festejaba quemando pólvora, le llegaban los recibos de la ENEE. Como aguinaldo de fin de año, ya con las tarifas incrementadas. La factura petrolera hasta octubre del año pasado totalizaba 1,503.9 millones de dólares. Superior en 657.7 millones a lo registrado el año anterior. Ello obedece al incremento de 82% en el valor de importaciones de combustibles. Lo que ha ayudado a amortiguar este agresivo impacto a la capacidad de aguante del país ha sido el arduo trabajo de los compatriotas que residen en el exterior. Las remesas familiares se elevaron en un 28.9%, para sumar 6,854.7 millones de dólares. El otro apoyo a la economía nacional ha sido el café. “Las exportaciones de café cosecha 2021/22 sumaban los 119 millones de dólares, previo al cierre del 2021, un incremento del 310 por ciento”. “El precio promedio de exportación por saco de 46 kilogramos fue de 197.75 dólares comparado con el precio promedio de la cosecha 2020-2021 de 123.44 dólares”. O sea un incremento del 60 por ciento. “El corte de café inició el 1 de octubre en zonas de baja altura, pero la temporada pico aconteció en diciembre y se extiende a marzo cuando se suman las partes altas de 15 de los 18 departamentos de Honduras”. “En este nuevo ciclo se proyectan más de 7.5 millones de sacos y 1,700 millones de dólares en divisas”. El lempira, empero, se ha depreciado en 23 centavos.
De momento, el Banco Central determinó “mantener su Tasa de Política Monetaria (TPM) en 3 por ciento”. “Y como medida precautoria, ante las previsiones de aumento en las presiones de inflación esperada, decidió aumentar el ritmo de retiro de excedentes de liquidez”. “A diciembre el saldo de reservas internacionales netas era de 8,660.4 millones de dólares, equivalente a una cobertura de 7.3 meses de importación de bienes y servicios”. Como detallamos anteriormente, el respaldo a la maltrecha economía y al relativo equilibrio de la moneda nacional viene principalmente del mayor flujo de divisas provenientes de exportaciones de café y aceite de palma, así como de las remesas familiares. Como decíamos ayer, en esta calamidad, tener trabajo es una bendición. La bomba a punto de detonar es toda esa gente en la calle –de empresas golpeadas obligadas a reducir sus costos de operación– que perdió su trabajo. Alquilan sus viviendas y sus instalaciones comerciales fracasadas para defenderse o venden a precios rematados sus bienes de toda una vida. Otros engrosan esas caravanas de migrantes con rumbo a la “tierra prometida”. Muchos de ellos se quedan a medio camino y regresan deportados. Estancados en México en albergues de mala muerte. (Menos mal –resuella el Sisimite reconfortado– que allá en su inhóspito hábitat se vive de la naturaleza).
