Mario Fumero
Algunos predicadores y proclamadores de un futuro mejor gritan a diestra y siniestra que “lo mejor está por venir”, y muchos ilusionados por tal perspectiva de un mañana mejor, tienen la ilusión de creer que el nuevo año será un año mejor que el que terminó.
No podemos negar que el año que terminó trajo muchas calamidades y desgracias al mundo, a tal grado, que hemos retrocedido tanto en la economía como en las libertades individuales y en las oportunidades de trabajo y prosperidad, pero yo hago la pregunta ¿estará lo mejor porvenir?
Para hallar una respuesta a esta interrogante que tenemos que analizar la evolución de la humanidad en los últimos 20 años, y hacernos la misma pregunta: ¿estamos más seguros, estables y tranquilos que años atrás? ¿Acaso no han ocurrido en estos últimos veinte años más calamidades. Crisis, violencia, enfermedades que en años anteriores? La respuesta dependerá desde qué punto de vista analicemos el asunto.
Si vemos la evolución de la humanidad de los últimos 20 años desde una perspectiva tecnológica, no cabe duda que hayamos evolucionado positivamente. La tecnología ha suplantado a las personas en muchas tareas cotidianas. Los seres humanos son más cómodos, y nos movemos y comunicamos con más facilidad. Se ha tenido un avance gigantesco, y aunque estamos más cerca, en cuanto a la relación humana estamos más. No cabe duda que el avance tecnológico ha servido para hacer la vida más fácil, pero a su vez ha creado crisis de obesidad, desempleo, la extinción de muchas empresas, y, sobre todo, una mayor contaminación climática y de radiaciones electromagnéticas que han aumentado la proliferación de cáncer y otras muchas enfermedades más.
El avance tecnológico no se puede comparar con el deterioro climático, el cual ha producido desastres terribles, destruyendo cientos de áreas productivas, y sumado a lo anterior el aumento, vivimos en continuos fenómenos telúricos en todo el mundo. Hay que añadir a lo ya señalado, el aumento de las epidemias, de las enfermedades contagiosas, de los fenómenos genéticos, y lo peor de todo, el incremento alarmante de la hambruna a nivel mundial. Sumemos a lo anterior la pandemia del covid-19 que ha llevado a muchos países a una crisis que vislumbra una terrible recesión económica.
Estamos tan adaptados a la tecnología que, si en algún momento las redes de Internet o de energía fallarán, todo el sistema se colapsaría, produciendo una tragedia inimaginable. Hoy y ya no se habla de una guerra convencional, sino de una guerra biológica, bacteriológica, y tecnológica. Una caída de las redes sociales, o de energía causada por una explosión solar que generaría fuertes campos magnéticos nos llevaría a un caos desastroso, y analizando todas estas realidades, indudablemente lo que está por venir será terrible, porque cada año vamos de mal en peor en todos los aspectos, tanto en la economía, política, enfermedades, o desastres naturales.
Todo esto está profetizado en la palabra de Dios, dijo el apóstol Pablo que “vendrían tiempos peligrosos” (1 Timoteo 3:1) y el Jesucristo anunció en Mateo capítulo 24 todas estas señales, comparándola con la época de Noé que antes del diluvio (Mateo 24:37). Así que no nos hagamos ilusiones, es mejor preparados para lo peor, aunque ocurra lo mejor, que vivir esperando lo mejor y que venga lo peor. Así que queridos amigos, es bueno estaba preparado como dice la palabra de Dios, tomando toda la armadura de Dios para poder resistir en el día malo (Efesios 6:13).
[email protected]
www.contralaapostasia.com
