La próxima presidencia del Congreso Nacional y las simples matemáticas
Por: Carlos Medrano
Periodista
No hay duda de que después de ganadas las elecciones, el reto más importante es tener un Congreso Nacional “amigable” con el Poder Ejecutivo, a fin de hacer los cambios, reformas y los proyectos que impulsarán desde la Presidencia de la República.
El no tener a un presidente del Poder Legislativo “afín” a la presidencia, podría generar una permanente crisis política que haría del período de los 4 años un verdadero infierno, al no tener las aprobaciones de los presupuestos, proyectos que caracterizarán a una administración, leyes que cambien los desastres dejados por JOH, etc.
Mel Zelaya ya vivió ese calvario, cuando se le impuso a Roberto Micheletti como titular del Legislativo, que pese a ser liberal y luchador permanente de dicho partido político, no aceptó varios planes que le fueron enviados desde la presidencia y que explotó con la cuarta urna, proyecto de consulta popular que sirvió de excusa para dar un golpe de Estado.
Hoy existe una historia similar, cuando Salvador Nasralla al unirse con Xiomara Castro, reclama un pacto político que le otorga la potestad de designar al próximo presidente del Congreso Nacional, pese a no tener los votos suficientes para llegar a ganar dicha elección.
El número mágico para elegir al próximo titular del Legislativo son 65 diputados y dicha alianza solo llegan a alcanzar los 60 congresistas, lo que obligaría a “Mel” a hacer un pacto con otras fuerzas que le permitan garantizar la gobernabilidad que necesita su esposa para hacer los cambios prometidos.
Ya el Partido Liberal, como era de esperarse después de los contundentes fracasos electorales de las últimas elecciones, decidió apartarse del maridaje con el Partido Nacional y determinó apoyar al Partido Libre para que sean ellos quienes escojan al próximo titular del Legislativo.
Junto con el Partido Liberal, Libre hace 72 padres de la patria, suficiente para ganar este nuevo poder del Estado y si se suman los del Partido Salvador de Honduras llegan a 82 votos, insuficientes para lograr la mayoría calificada.
Los acuerdos son para cumplirlos, estoy completamente de acuerdo, pero cuando los acuerdos no alcanzan para lograr los objetivos, dichos convenios se deben de modificar en aras de obtener los objetivos macros, aunque esto signifique sacrificar a quienes permitieron el triunfo.
A ciencia cierta no se sabe cuántos votos aportó Salvador Nasralla, aunque en las matemáticas del ingeniero, él llevó más votos que Libre, en estas últimas elecciones. La verdad es que la alianza entre Libre y el PSH generó toda una fuerza arrolladora entre los jóvenes, indecisos, personas que no votaban tradicionalmente, para sacar a JOH y su mal gobierno.
La dirigencia del Partido Libre está consciente que si no ganan el Congreso Nacional poniendo a un diputado “incondicional” y que siga la línea de partido, también generará un malestar e inconformidad general, pues considerarían que estarían entregando el poder a un partido político que hoy representa una minoría.
Lo importante sería llegar a un consenso general entre el PSH, PL y Libre para elegir a un congresista que reúna varios requisitos como lealtad, compromiso con los cambios que se deben de hacer de manera pronta y contundente, garantizar gobernabilidad y lograr ayudar a un gobierno que necesitará mucha ayuda legislativa.
La última elección dio un mandato contundente a nivel presidencial para que una mujer sea la directora de esta orquesta llamada Honduras, pero a nivel del Congreso Nacional, el pueblo hondureño no le dio todo el poder a la Alianza de Oposición, por lo que se necesitará un nuevo acuerdo que permita gobernabilidad, pues las matemáticas no engañan, son números fríos que hay que saber interpretar.
