José Antonio Funes en una carrera ascendente

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7 de enero de 2022
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12:01 am
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José Antonio Funes en una carrera ascendente

José Antonio Funes comenzó a destacar desde mediados de la década de 1980, cuando dio a conocer sus poemas a través de revistas y suplementos literarios del país, con una poesía que, aunque valiente y comprometida, rehuía de las tentaciones y presiones del panfleto, tan usual en ese contexto histórico y político de Honduras.

En 1989 dio a conocer su primer libro: “Modo de ser”, publicado por la Editorial Universitaria de Honduras. Surgía así una de las voces más prometedoras de la poesía hondureña, y quizás el poeta más destacado de su generación, con una poesía que impresionaba por la limpidez del verso, la solvencia en la calidad estética y la coherencia en los temas abordados.

Seis años después publica “A quien corresponda” (1995), otro libro con un gran suceso en la poesía hondureña, donde el poeta reafirma su rigurosidad en el trabajo poético y, lejos ya de esos vientos tenebrosos de la década anterior, se permite una poesía más arriesgada en la que confluyen otros ritmos y otros temas, pero siempre con la rigurosidad estética que le caracteriza al autor.

En 1996 viaja a Europa para realizar sus estudios de doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Salamanca, España. Esta experiencia le permite difundir su poesía en un entorno más universal, participando en revistas y antologías de España y de otros países. En Salamanca coincide también, en algunos recitales y homenajes, con poetas españoles de la talla de Antonio Gamoneda, José Hierro, Francisco Brines, José Hierro y Antonio Colinas, así como los latinoamericanos Alfredo Pérez Alencart, Gonzalo Rojas, Carlos Contramaestre, Óscar Hahn, Blanca Varela, Mario Benedetti y otros.

Su tercer libro de poemas, “Agua del tiempo”, con el sello editorial de la Diputación de Málaga y prologado por el profesor de la Universidad de Dresde, Alemania, Serafín Quero. Esta obra circuló muy poco en Honduras, pero le abrió el camino al poeta para ser reconocido como uno de los autores jóvenes más destacados de Hispanoamérica. Prueba de ello es que a partir de ese libro Funes ha participado en más de 25 antologías de poesía hispanoamericana y ha sido traducido al inglés, al francés, al italiano, al portugués y al húngaro.

Otro de los grandes logros del autor ha sido la publicación de su tesis doctoral Froylán Turcios y el modernismo en Honduras (2006), con la que obtuvo la calificación de Sobresaliente Cum Laude en la Universidad de Salamanca. Con esta misma obra Funes fue merecedor del Premio de Estudios Históricos Rey Juan Carlos de España en 2005. Este estudio ha sido considerado el trabajo biográfico y literario más importante que se haya hecho sobre un autor hondureño, no tanto por el rigor académico que lo define, en donde sitúa a Turcios en el universo modernista y profundiza con detalle en las intertextualidades de su obra, sino también porque Funes hace uso de una escritura fascinante que seduce con facilidad al lector. A partir de su tesis sobre Turcios, José Antonio Funes ha dedicado estos últimos 15 años a reivindicar la obra del gran escritor olanchano, de quien ha reeditado las Memorias, Almas trágicas, Todos los cuentos y Anecdotario Hondureño. También ha reunido la correspondencia de Turcios y ha rescatado de este autor el libro inédito Luces de todos los horizontes.

Funes también ha servido al país como diplomático cultural ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en París, en los últimos diez años. Su estancia en Francia le permitió ejercer como profesor de literatura hispanoamericana en el Instituto Católico de Toulouse y en la Universidad Católica del Oeste, de Angers. Asimismo, el poeta ha traducido cuatro libros de interés histórico y cultural del inglés y el francés al español, y ha viajado difundiendo la literatura hondureña en Estados Unidos, Francia, España y Japón, entre otros países.

En 2021 publicó la plaquette Ardientes postales, en cuyo prólogo el poeta salvadoreño Otoniel Guevara señala: “La belleza, cuando no falta ni sobra una palabra, tal la huella de José Antonio Funes. Ya se trate del amor o de la muerte, cada verso, cada adjetivo aparece en la página conduciendo al corazón del lector hacia el pozo insondable de una explosión. Oficio y vida pulsan en todo momento, dando pie al infinito espectáculo del poema”. Poeta, ensayista, académico, difusor cultural y traductor.

¡Una Honduras que no dé vergüenza!

“Quiero una Honduras digna de vivirse, que no viva con las manos tendidas a las ayudas del extranjero, que no dé vergüenza ante el mundo. Un país que se conozca por su gente trabajadora, por sus poetas, sus artistas, sus hombres y mujeres de ciencia, por su biodiversidad y por su patrimonio cultural. Y no por sus primeros lugares en criminalidad, no por su elevado índice de corrupción, no por su indigno y mediocre familión diplomático. No un país que sea ejemplo de lo malo, lo insólito y lo infame. No más la república bananera ni el pueblo caravanero” …

La reflexión anterior fue expresada por el poeta y maestro José Antonio Funes, ante Arnaldo Bueso, secretario de Estado en los Despachos de Educación, donde Funes defendió también la libertad de escribir, al recibir la presea de literatura.

“Desde niño la literatura ha sido para mí una tabla de salvación, la forma de sustraerme de una realidad muchas veces brutal y hasta hostil para el ejercicio de la lectura y la creación literaria. Escribir, crear, disfrutar de los libros ha sido por lo tanto una forma de afirmar y defender mi libertad.

La poesía me permitió abrir los ojos por segunda vez ante este mundo, y así maravillarme de lo que hay más allá de la realidad inmediata, del falso orden de las cosas y de los absurdos cotidianos. La poesía me ayudó a crear otro orden a través de las palabras, a devolverlas a la vida con otros brillos, con otros ritmos, con otras imágenes para descubrir lo bello y lo terrible de la condición humana.

La poesía me sirvió para encontrarme a mí mismo, pero también para encontrarme con los demás. Escribo desde mi soledad, pero selecciono el material de mis poemas desde el ruido del mundo. No me es ajeno el sufrimiento de mi gente, la lucha de mi gente por abrirse paso hacia la dignidad en un país con escasas oportunidades”.

En ese orden, “invito a todos los hondureños, especialmente a gobernantes y a nuestra casta política a que aprendan a leer nuestra historia, a leer a José Cecilio del Valle, a Ramón Rosa, a Froylán Turcios y a nuestros poetas. Y sobre todo a que hagan una lectura más atenta de nuestra realidad”, concluyó.

Un hondureño de primera línea…

Poeta, ensayista, traductor, diplomático y profesor de literatura. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, España.

Ha sido viceministro de Cultura, director de la Biblioteca Nacional, director editorial de la Secretaría de Cultura, Artes y Deportes de Honduras y ministro consejero en la Misión de Honduras ante la UNESCO, París.

Como profesor de literatura, ha trabajado en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en el Instituto Católico de Toulouse y en la Universidad Católica del Oeste, en Angers, Francia.

Ha publicado los siguientes libros de poesía: Modo de Ser, Editorial de la UNAH, 1989; A quien Corresponda, Centro Editorial de San Pedro Sula, 1995; Agua del tiempo, Centro Editorial de la Diputación de Málaga, 1999 y Ardientes postales, Proyecto Editorial La Chifurnia, San Salvador, 2021. Asimismo, ha participado en más de 25 antologías de poesía en Honduras, España, México, Colombia, Estados Unidos, Portugal, Francia e Italia. Es miembro correspondiente de la Academia Hondureña de la Lengua. En 2004 obtuvo el Premio de Estudios Históricos Rey Juan Carlos I con la obra Froylán Turcios y el modernismo en Honduras (Banco Central de Honduras, 2005). En 2021 fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura Ramón Rosa.

 

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