La Facultad de Derecho, orgullo de la nación

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10 de enero de 2022
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12:01 am
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La Facultad de Derecho, orgullo de la nación

Por: Ricardo Alonso Flores

Hace pocos días, tuve la idea de leer parte de la historia de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de Honduras, en sus etapas iniciales y posteriormente con la Autonomía. Fue una verdadera sorpresa encontrarme con la génesis de tantos acontecimientos, que están tan vinculados a la historia de nuestra patria.

Los comienzos de esta Carrera se producen en 1847, en donde, además de las asignaturas de Gramática, Castellano y Latino, Filosofía y Derecho Canónico, también se impartía ya Derecho Civil.

Más tarde, en 1854 egresan 9 Bachilleres en ambos Derechos, Canónico y Civil. Quiero compartir con los lectores lo que literalmente encontré, para mayor ilustración: “en estos años la Universidad tuvo muchas dificultades económicas y en algunos momentos existió el peligro de que desapareciera a pesar de los esfuerzos del Gobierno y de los catedráticos y autoridades universitarias que en varias ocasiones tuvieron que prestar sus servicios en forma gratuita”.

Asimismo, “Mientras en América se estudiaba Derecho Civil en el libo del guatemalteco Álvarez, en

Honduras se estudiaba de memoria la ilustración del Derecho Real de España por Juan Sala y un compendio de Derecho Español. Del mismo modo se estudiaba el Derecho Canónico por Devoti, libro que sustituyó al de Cabalario. Andaba de mano en mano un compendio del Derecho Español, en preguntas y respuestas, que prestaba mucha utilidad para los exámenes de Derecho Civil; para el Derecho Canónico se consultaba las obras del caballero Don Justo Donoso”.

He querido traer estas citas textuales, para ponernos en el tiempo que ha tenido que transitar nuestra Universidad, tanto como en lo financiero como en lo académico, pero seguramente que sí ha valido la pena.

De ésta Facultad, han egresado los más destacados profesionales del Derecho en Honduras, al tiempo que ha contado con catedráticos relevantes que han sabido cultivar las Ciencias Jurídicas, lo que tanto ha servido para la legislación hondureña y para la defensa de nuestra soberanía.

Recuerdo que, en 1958, cuando todavía catedráticos y alumnos estábamos en el viejo Convento de la Merced, hoy Paraninfo Universitario, tuve la oportunidad de conocer y tratar a destacados profesionales como el entonces Decano José Francisco Zacapa, don Roberto Ramírez, don Alejandro Rivera Hernández, don Policarpo Callejas Bonilla, don Cesar Batres y otros distinguidos catedráticos, que eran orgullo para nosotros tenerlos como maestros.

Por el Decanato han pasado juristas de la talla de Darío Montes, Tomás Alonzo Brito, Rogelio Martínez Agustinus, Francisco T. Valladares, Modesto Rodas Alvarado, Marco Antonio Batres, Alberto Galeano Madrid, José Cisne Guzmán, Enrique Flores Valeriano, Gustavo Acosta Mejía, Oswaldo Ramos Soto, Guillermo Pérez-Cadalso, Adolfo León Gómez, Jesús Martínez Suazo, Olvin Mejía, María Antonia Navarro, Jorge Roberto Maradiaga, Bessy Margoth Nazar Herrera y el actual Decano Juan Carlos Pérez-Cadalso Arias.

Es curioso que de la familia Pérez-Cadalso haya habido tres catedráticos, porque el padre de la dinastía, don Eliseo, por muchos años fue un brillante maestro y un amigo sobre todo de sus discípulos, a quienes orientaba dentro y fuera de la cátedra.

También admiro la capacidad que ha tenido la dirigencia universitaria en adaptarse a los tiempos, actualizándose por medio de revisiones periódicas que incorporan asignaturas y proponen nuevos estudios, para hacer realidad que la Universidad debe ser sobre todo investigación, máxime en estos tiempos donde surgen nuevas inquietudes, situaciones diversas que requieren un tratamiento jurídico adecuado, que debe estar en consonancia y relación con otros centros académicos del mundo.

El propósito es lograr que el profesional del Derecho sea un orientador en los asuntos de interés nacional; un defensor honesto, capaz de defender los intereses que le confíen, un promotor del cambio de las estructuras sociales en beneficio de la nación y un factor que contribuya con sus conocimientos, para que en el país prevalezca un orden permanente de libertad, derecho y justicia.

En resumen, recordando un premio que otorga el Colegio de Abogados de Honduras, “Honrar la Toga”.

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