No ganar o perder

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11 de enero de 2022
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12:21 am
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No ganar o perder

Estamos utilizando con propiedad las nuevas tecnologías

LEONIDAS ROSA BAUTISTA

“Sitúate en el centro de las cosas, porque ahí es donde tiene lugar la sanación , ahí es donde se da el diálogo, ahí es donde se gestan los cambios. Tiller Perry (cineasta)”

Las elecciones en una democracia aunque sea imperfecta, arrojan resultados que una vez producidos deben ser aceptados, analizados, evaluados, examinados, especialmente por las fuerzas políticas que no resultaron ser las más votadas en los espacios sometidos a la decisión de la soberanía popular mediante el voto universal, libre y secreto.

Las causas que motivan los resultados son siempre diversas, multicausales o sea la suma de errores respaldan la derrota y la suma de aciertos respaldan el éxito, aunque la mayoría de los que hacen análisis, los exitosos como los que no obtuvieron el favor popular, valoran de manera especial o atribuyen el peso del resultado a la causa que se les ofrece más impactante según su propia elaboración intelectual o que a su sano juicio consideran la causa más importante para el resultado.

En ese marco conceptual si un partido político como el Partido Nacional hace sus propias elucubraciones teóricas respecto a los resultados de las pasadas elecciones generales en las que según datos oficiales obtuvo un millón doscientos setenta mil once (1,270,000,11) votos válidos, cuarenta y cuatro (44) diputados al Congreso Nacional, diputados electos al Parlamento Centroamericano, ciento cuarenta y cinco (145) alcaldías municipales, sin contar con que cuenta con regidores electos en los 298 municipios lo que hace una importante representación popular nacional excepto en el Poder Ejecutivo.

Siendo optimistas podemos asegurar con propiedad que constituye el Partido Nacional la fuerza política mayoritaria del país individualmente considerada, en el sentido de que el resultado electoral de Libre tiene un componente de alianza de diversas fuerzas políticas del país y resalta la fuerza de su candidato a la Presidencia de la República, Juan Nazry Asfura Zablah, que aunque no ganó simboliza la fuerza pujante del Partido Nacional de Honduras por una parte, por otra el pueblo mayoritariamente le encomienda al Partido Nacional la sana administración de un mayor número de alcaldías municipales que a cualquier partido de oposición y finalmente le asigna la responsabilidad de constituir mayoría calificada en las grandes decisiones en el Congreso Nacional.

Por supuesto los mandatos del pueblo anteriores, pasan por la conveniencia de asumir procesos internos importantes, el Partido Nacional deviene en la ingente necesidad y extraordinaria oportunidad de hacer un análisis, evaluación o examen como quiera denominarse, de los resultados, sus causas y consecuencias, así como tomar las decisiones y correctivos que estratégicamente se consideren pertinentes de mano de los liderazgos más sensatos y calificados, en consulta con las bases o voto duro como suele llamarse, para mantener la unidad y cohesión partidaria y el consenso en las grandes decisiones a tomar de manera inmediata.

Coincido con el sesudo análisis del connotado y respetado escritor e intelectual nacional Juan Ramon Martínez, publicado recientemente en este mismo Diario, que esta situación del Partido Nacional no reviste importancia al interior del mismo, sino que tiene que ver con la responsabilidad de mantener la institucionalidad y el estado de derecho, puesto que nuestra democracia constitucional está fundada en la participación ciudadana por medio de los partidos políticos, responsabilidad que debe asumirse con patriotismo y dignidad, con responsabilidad y visión de país en los mejores intereses populares.

El clima de paz post electoral que vivimos los hondureños es de manera importante consecuencia de la actitud patriótica del Partido Nacional, su candidato y la autoridad central del partido, al aceptar con hidalguía y responsabilidad el triunfo electoral de la candidata presidencial.

Estoy convencido que los resultados de una oposición constructiva y una actualización democrática realizada con pragmatismo en los mejores intereses populares al interior del partido de la estrella solitaria mantendrá abiertas las puertas de la alternabilidad en el poder no solo para los casi un millón trescientos mil votantes a su favor, sino de la totalidad de los hondureños que queremos vivir en un estado de derecho y una democracia representativa que genere desarrollo, inclusión, seguridad, respeto al medio ambiente y derechos humanos, con imaginación , innovación y competitividad.

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