Desidia legislativa

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12 de enero de 2022
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01:06 am
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Desidia legislativa

Por: Guillermo Fiallos A.

Al cumplirse casi 75 días de haberse firmado el Tratado de Límites Bicentenario entre las repúblicas de Nicaragua y Honduras, podemos comprobar el grado de desidia que tiene el actual Congreso Nacional, al no haber colocado en su agenda, la discusión y aprobación de este tratado internacional.
La nación hermana de Nicaragua, al día siguiente de haberse firmado el mismo por los respectivos presidentes de ambos países, aprobó dicho tratado en su Asamblea Nacional. Mostrando así, una gran diligencia, respeto y compromiso hacia su vecino.

Este tratado es importantísimo, pues a la luz de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya del 11 de septiembre de 1992, se configuró entre ambas naciones y decidió llevarse a instrumento jurídico de carácter internacional.
Como se recordará mediante el fallo de La Haya, El Salvador y Honduras sometieron sus diferencias terrestres, insulares y marítimas al criterio de los jueces internacionales. En todo este proceso contencioso intervino Nicaragua, pues podría verse afectada por las directrices emitidas en esa sentencia.

A través del Tratado de Límites Bicentenario, Nicaragua aceptó el derecho al mar territorial y sus respectivos espacios marítimos en el océano Pacífico, a la nación hondureña. Asimismo, por medio de dicho tratado, se delimitó el mar territorial entre las dos naciones centroamericanas en el océano Atlántico (mar Caribe), al amparo de la sentencia del 8 de octubre de 2007, emitida por la aludida Corte Internacional de Justicia.
Es decir, con los amigos nicaragüenses, ya nuestro país tiene delimitados –según el tratado en mención— sus costas y espacios insulares y marítimos; sin embargo, para obtener el sustento legal, debe aprobarse por el Poder Legislativo de ambos países, promulgarse por el Poder Ejecutivo, publicarse en el diario oficial de cada nación y, finalmente, depositar su ratificación en la Secretaría General de la Organización de Naciones Unidas.

Como se puede deducir, es un largo camino y Honduras ni siquiera ha dado el siguiente paso una vez que el Poder Ejecutivo, remitió con la solemnidad del caso, ese instrumento jurídico al seno del Congreso Nacional. Todo esto además de constituir una alta irresponsabilidad de este poder del Estado, muestra una clara falta de respeto hacia el país hermano, el que sí ha actuado con diligencia gubernamental y administrativa.
¿Cómo es posible que no se le haya dado prioridad en el actual gobierno, a este asunto que es de suma importancia nacional? El solo hecho que Nicaragua haya reconocido que su frontera marítima en el océano Pacífico es con Honduras y no con El Salvador, es un triunfo para nuestra tierra, pues los cuscatlecos siempre han dicho que sus límites marítimos son con Nicaragua; dejando, entonces ilegalmente, a Honduras sin una salida al inmenso océano Pacífico.

El Congreso Nacional de Honduras se ha dedicado en estos dos últimos meses y medio, a emitir una serie de leyes que tienen el ropaje de la impunidad y deshonestidad. Varios de sus miembros han trabajado para quedar blindados para el futuro, evitando que se les apliquen recursos que los hagan pagar sus pecados en este mundo terrenal. Se ha hecho uso de la ley del “sálvese quien pueda”; reflejando así, una falta de integridad, un egoísmo y maldad personal que sigue dañando al país.

Si en este Congreso Nacional, hubiera un ápice de PATRIOTISMO, ya se hubiera aprobado este tratado; el cual a criterio de especialistas en Derecho Internacional y a ex ministros de Relaciones Exteriores de todos los partidos políticos, es beneficioso para Honduras y procurará la ansiada prosperidad y paz en el golfo de Fonseca.
A estas alturas cuando la duración de este Poder Legislativo está languideciendo, será muy difícil que lo aprueben, pues además los diputados –según los distintos partidos a los que pertenecen–, andan corriendo buscando tanto sus últimos como sus próximos intereses.

No sabemos cómo actuará el nuevo órgano legislativo en este asunto. Ojalá, asome brillante el sol desde la cima del volcán extinto de Amapala, para que lo ilumine, y le haga comprender que ratificar el Tratado de Límites Bicentenario, es prioridad nacional.

¡Qué mal estamos a nivel de lideres gubernamentales en Honduras! Esperamos que, en este cambio de gobierno, se prioricen los sagrados principios y horizontes de la Patria.

Cumplirle a la Patria es el deber de todo funcionario público; descuidar los intereses de la Patria, equivale no solo a desidia, sino también, a traición.

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