¿Demagogia o advertencia?

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15 de enero de 2022
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12:05 am
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¿Demagogia o advertencia?

Esperanza para los hondureños

LETRAS LIBERTARIAS

Por: Héctor A. Martínez (Sociólogo)

Mi buena amiga, Irma Becerra, filósofa por la Universidad alemana de Münster, me ha compartido un artículo de su autoría cuyo epígrafe reza: «A propósito del sinsentido ‘dictadura del pueblo’» publicado en días recientes en un periódico digital de Honduras. En el artículo, Becerra hace una advertencia sobre una expresión lanzada por el expresidente Manuel Zelaya, quien, al parecer, en una reunión con los sectores obreros prorrumpió con las siguientes palabras: “Si Marx hablaba de la dictadura del proletariado, el gobierno de Xiomara hablará de la dictadura del pueblo”.

Para Irma, que ha estudiado el marxismo con rigurosidad científica, la consigna representa un sinsentido, si tomamos en cuenta el anacronismo del concepto de “dictadura” que choca frontalmente con las pretensiones de edificar una sociedad más democrática, sobre todo cuando un 51 por ciento de los electores ha dado el espaldarazo al partido Libre, no por simpatías ni por persuasión discursiva, sino para evitar la continuidad del Partido Nacional en el poder. Hablar de la posibilidad de una dictadura –sea del color o sabor que fuese–, es contradecir lo que precisamente Libre ha condenado en los últimos ocho años del actual gobierno, a saber: el quebrantamiento de la Constitución y las pretensiones del PN de mantenerse en el poder relumbrado por el fulgor de la corrupción estatal.

El temor de Irma no es injustificado al advertirnos sobre la posible orientación ideológica del gobierno de Xiomara Castro, cuando escribe: “Todas las dictaduras han sido, incluyendo a la que hemos vencido en Honduras con las recientes elecciones presidenciales, el poder omnímodo de un individuo aliado a grupos que devengan el poder absoluto […] como ocurre actualmente en China Comunista, Corea del Norte, Irán, Nicaragua, Venezuela y Cuba”.

Más allá del criterio de la académica que no cree en las ideologías sino en la superación filosófica de las ideas, las consignas de este tipo, que buenos dividendos le dieron a la izquierda en otros tiempos, provocan reacciones en los sectores oligárquicos especialmente cuando un nuevo gobierno trata de cambiar las reglas del juego. Esas reglas del juego incluyen, desde luego, las condiciones políticas, sociales, y económicas de la sociedad. Ningún grupo político, clase o estamento se queda de brazos cruzados cuando siente que la zona de confort en la que ha permanecido se ve amenazada por un nuevo poder. Recordemos que el bipartidismo en Honduras siempre ha respondido a las exigencias de los grupos oligárquicos que han impuesto sus propias reglas a las que aludíamos anteriormente. De modo que es natural que el nuevo gobierno trate de imponer las suyas para crear las condiciones políticas y económicas más convenientes para la sociedad, y, por supuesto, para obtener mayor poder.

Puede que, a partir de esa situación, la instauración de una Asamblea Nacional Constituyente de representación popular, –viejo sueño de Zelaya–, se haga realidad en el futuro cercano, y se convierta en lo que el expresidente hacía alusión con la mentada “dictadura del pueblo”. Una vez instalada la Constituyente, cada decisión reformista ya no saldría del tejemaneje de las bancadas partidistas en el Congreso, sino de los dos procedimientos jurídicos predilectos de las izquierdas de América Latina para legitimar –según ellos–, la participación popular: el plebiscito y el referendo.

El temor de los electores, incluyendo a quienes votaron por la alianza opositora conformada por Libre-PSH-PINU-SD, es el rumbo que tomará la administración de la presidenta Xiomara Castro, porque nadie espera que ningún gobierno de los denominados de izquierdas del continente, pero de reconocido asiento dictatorial, sirva de modelo ideológico y de socio geoestratégico para el nuevo régimen. Porque, como dice Irma Becerra, “Si la izquierda hondureña sigue siendo dependiente de los cubanos, los venezolanos, los nicaragüenses […] entonces, este gobierno y esta maravillosa oportunidad de que una mujer gobierne acertadamente a Honduras se perderá de nuevo”. Y no deja de tener razón.

Debemos estar a la espera del significado de las palabras del expresidente Zelaya, para determinar si se trataba de una advertencia o de una locuacidad demagógica típica de un político tradicional.

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@Hector77473552

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