Por: Guillermo Fiallos A.
Mercadólogo, abogado, pedagogo, periodista, teólogo y escritor.
Recuerdo que mi bisabuela me relataba acerca de la tradición de las cabañuelas, que en los tiempos de ella junto al famoso almanaque Bristol, eran una buena referencia para pronosticar los fenómenos meteorológicos a lo largo de los doce meses del año.
Este término, probablemente, tiene su origen en la festividad judía de los Tabernáculos. Los judíos, residentes en España, colgaban cien cabañuelas en cada localidad para recordar los años que ese pueblo transitó por el desierto del Sinaí. En dicha festividad se realizaban ritos referentes a la cuestión atmosférica.
Antiguamente, prevalecía la palabra predicción en lugar de pronóstico; sin embargo, con la modernización del lenguaje científico, se definieron ambos vocablos con significado diferente. Predicción se emplea en fenómenos de cuya ocurrencia se tiene certeza, como es el caso de los eclipses; el pronóstico, en cambio, es una estimación de un fenómeno en situaciones de incertidumbre, como en lo referente al clima, erupciones volcánicas, maremotos y hasta terremotos.
En Centroamérica, la aplicación de las cabañuelas sigue un patrón diferente que el de España y algunas naciones sudamericanas. Del 1 al 12 de enero de cada año nuevo, se cuentan los meses en orden ascendente, es decir, comenzando por enero; y del día 13 al día 24 de enero, se cuentan los meses en orden descendente, o sea, empezando por diciembre. Así como se presente la realidad climática el día respectivo, se supone que así serán las condiciones del mes asignado.
En estas fechas, ya se está en el segundo ciclo de las cabañuelas. Así como han transcurrido los días, este año 2022, luce bastante irregular en cuanto al clima si se toma en cuenta esta metodología ancestral.
Con el correr de los siglos, la gente fue adicionándole a los asuntos climáticos, los de carácter social, político, económico y cultural. De tal manera que, si nos basamos en esta medición empírica, el panorama no luce halagüeño para Honduras.
En el transcurso de la primera quincena de enero, han acontecido varias situaciones dolorosas en el país: incremento de masacres, crímenes contra mujeres, desapariciones de personas, caravanas de compatriotas que buscan emigrar, repunte de la pandemia del coronavirus e indiferencia hacia ciertos tópicos de seguridad personal y colectiva.
La violencia ha estrenado este 2022 con saña y plena circulación por el territorio nacional. Asesinatos en diversos puntos del país y eliminación de personas pertenecientes a sectores específicos como el del transporte terrestre, desaniman y preocupan pues no sabemos cómo va estar todo lo que falta en el desarrollo de este año.
A punto de asumir un nuevo gobierno y encontrarse con estos problemas que no son nuevos en la nación, pero que se han intensificando en los últimos tiempos, surge la inquietud sobre cómo manejará estos incidentes que se repiten a diario. Por el hecho de tener nuevos gobernantes, la convulsión no se va detener, pues más bien, las fuerzas del mal se pueden aprovechar de esta coyuntura para que sus huestes conquisten más terreno.
De todos los problemas que agobian a la patria, quizá, el que merece más y urgente atención, es el referente al área de la salud. Nos están diezmando varias pestes simultáneamente; de forma tal que a la COVID 19 con su abanico de variantes, se le ha unido la influenza y el dengue. Estamos en un momento grave en el país y es necesario que gobernantes y gobernados. tomemos consciencia de este punto.
Se puede observar en varios ambientes, un proceso de relajación como si las personas estuvieran cien por ciento inmunes a los ataques de enfermedades mortales, o que pueden dejar daños severos por el resto de la vida. No obstante, después de las altas concentraciones en las elecciones, celebraciones deportivas y fiestas de fin de año; los mercados siguen congestionados, al igual que los centros comerciales.
Y lo peor, es que vienen en camino más aglomeraciones cercanas, contradiciendo el sentido de la lógica, la responsabilidad y la caridad humana.
Todas estas circunstancias, obligan a los ciudadanos a tomar sus medidas preventivas para evitar contagiarse, esquivar a la muerte y, de igual manera, asumir precauciones para no ser víctimas de la criminalidad.
El pronóstico de las cabañuelas de este 2022, no se presenta muy esperanzador en todos los aspectos. Por ello, la decisión de preservar su integridad está en sus manos. ¡Olvídese que los supuestos líderes que existen en el país, se van a preocupar por usted! Ellos andan por otros montes y valles en busca de su propia seguridad e intereses.
