Crisis interna y gobierno

MA
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25 de enero de 2022
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12:58 am
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Crisis interna y gobierno

Juan Ramón Martínez

Lo anticipé en varios artículos. Dije que el problema no se resolvería solo con sacar a JOH, porque el problema sería del “día después”. Pero, aunque manejaba información de tres fracciones en el interior de Libre, creía que sus diferencias no harían crisis tan pronto. Aunque reconocía su vocación confrontativa, tenía la esperanza que, siendo gobierno, asumirían una nueva forma de comportamiento. Carecía de antecedentes para anticipar que la falta de democracia interna, podía movilizar a un grupo encabezado por Jorge Cálix en dirección a efectuar sus propias negociaciones con nacionalistas y liberales, amparado en el rechazo al acuerdo que les permitió ganar las elecciones; pero por qué comprometía su futuro político y el de muchos que, no aceptaron el mismo, aunque sí aprovecharon sus beneficios electorales, provocarían el conflicto tempranero. Tampoco anticipé la reacción de la presidenta electa, que no ha dejado de sorprenderme. Esperé que lo hiciera con más mesura y que, buscaría vía el diálogo, que las diferencias producidas por los disidentes de su partido, se conciliarían de alguna manera. La expulsión de los disidentes, el tratamiento de “traidores”, y la afirmación que incumpliría la Constitución al no aceptar que Cálix le juramentara, ha proyectado una persona que creíamos que reaccionaría con más prudencia. Tanto porque no es autoridad del partido que la llevó a la Presidencia de la República, como porque, aunque es una costumbre que el titular del Ejecutivo bajo la mesa, decide quién es el presidente del Congreso, la ley da tal facultad a los diputados. Que no se habían usado antes, fue por disciplina partidaria que, en este caso se rompió desde hace bastante tiempo, incluso creemos que antes o inmediatamente después de las elecciones. Por ello abrigo la esperanza que Xiomara Castro, apure el trago que le han obligado a tomar por diferentes razones; y sometiéndose a la ley, inicie su gobierno que, por estas dificultades, no puede provocarle daños al país.

Cálix, por su parte, tiene también que manejarse dentro de la moderación y la buena política. No es asunto de demostrar que él y su grupo son más extremistas que los extremistas mayores de su partido. Y que, tampoco es asunto de desbancar liderazgos; ni anticipar derrumbes de líderes, sino que mantener la institucionalidad, sin provocarle daños al país y, menos producir inseguridad jurídica que afecte las inversiones. Porque ello significará un mayor empobrecimiento del país y una continuidad de un estilo en que, los políticos colocan sus intereses personales, antes que los objetivos del país. No es cosa de dirigir al Congreso -cosa que no podrá hacer, además, porque no tiene los votos para ello- en dirección a cumplir los deseos de Xiomara Castro, sino que buscar lo mejor para el país. Además, tiene compromisos con nacionalistas y liberales -cosa que no es criticable, porque la política es el arte del acuerdo- que tiene que honrar y aceptar que los mismos provocaron compromisos ineludibles que tendrá que cumplir.

Todos, debemos aceptar que las cosas no son como nos habían hecho creer. Libre se ha derrumbado en la entrada, lo que hace del gobierno de Xiomara Castro, uno débil que entra con la “pata quebrada”, y que, ello no es bueno para el país, en vista que Castro es gobernante de todos y, además, porque en estos difíciles momentos, necesitamos preservar la unidad nacional, mantener la capacidad para el arreglo y sacrificar todo por Honduras.

No es tiempo de llorar ante la leche derramada. Hay que volver a las formas de la normalidad política, inmediatamente. No hay tiempo para espectáculos ante la comunidad internacional invitada. La toma de posesión debe asumir las fórmulas constitucionales y en una sesión del Congreso, como ordena la Constitución, prestar la promesa de ley. Y frente al Ejecutivo, Xiomara Castro, tiene que volver sus ojos al pueblo, para fortalecer sus debilitadas zonas políticas. Necesita montar un gobierno de unidad nacional, pactar con fuerzas representativas un gabinete de integración nacional, para de esta manera, compensar la debilidad que le han provocado los disidentes. Puede y debe hacerlo. No tiene otra alternativa. Porque la pelea en su partido, el mismo que le llevó a todos al poder, debe quedar atrás. Ahora, desde el jueves, será la gobernante de todos los hondureños. Debe comportarse como tal. No tiene alternativa. Mientras, todos debemos apoyarla.

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