Inicia la cuenta regresiva para la llegada de Xiomara Castro a Casa Presidencial
Xiomara Castro ganó la presidencia, en alianza con PSH, el pasado 28 de noviembre del 2021.
Honduras está en una semana histórica de cara a la toma de posesión de la presidenta electa Xiomara Castro el próximo jueves 27 de enero en el estadio Nacional para el período 2022-2026.
Castro gobernará con un amplio respaldo del pueblo después de un triunfo abrumador el pasado 28 de noviembre del 2021 poniéndole fin a 130 años de bipartidismo (Liberal y Nacional), los últimos 12 en poder de los nacionalistas.
La agenda del transpaso comenzará con una visita de la presidenta electa, antes de las 9:00 de la mañana, a la Basílica de Suyapa para luego trasladarse al recinto deportivo donde será investida, probablemente al mediodía, como la primera mujer en el cargo y la 69 entre los mandatarios hondureños desde la independencia en 1821.
De antemano, se ha sabido que a la fiesta cívica no asistirá el mandatario saliente, Juan Orlando Hernández, rompiendo un protocolo que se repite desde 1981, cuando se instaló el primer gobierno democrático, después de los regímines militares.
Como no reconoce el Congreso presidido por Jorge Cálix, la futura mandataria ha pedido que sea un juez que le tome la promesa de ley y su esposo, el expresidente Manuel Zelaya, le imponga la banda presidencial.
Hasta último momento, Castro ha mantenido en reserva los hombres y mujeres que integrarán su gabinete con apenas algunas pistas para la prensa, que lleva dos meses intentando adivinar entre algunos rostros conocidos que estuvieron en el gobierno de Zelaya, entre 2006-2009.
Por ahora, solo se conoce a dos de sus tres designados, Salvador Nasralla, el popular y polémico periodista deportivo, su aliado decisivo para ganar las elecciones, y la cuatro veces diputada Doris Gutiérrez. El tercero es el médico sampedrano Renato Florentino con pocas apariciones en público.
Se desconoce asimismo el lema de su gobierno, algo usual en sus antecesores como la “Vida Mejor” de Hernández, “El gobierno de la gente” de Ricardo Maduro (2002-2006) la “Nueva Agenda” de Carlos Flores (1998-2002) o la “Honestidad y el Trabajo” de Roberto Suazo Córdova (1982-1986).
PREPARATIVOS
Este fin de semana, los organizadores se preparaban para recibir a los invitados internacionales de la talla de la vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris, su par argentina Cristina Fernández y los presidentes de El Salvador y Chile, Nayib Bukele y Gabriel Boric, respectivamente.
En virtud de la crisis generada en el Congreso en las últimas horas, es probable que muchos de estos invitados no asistan aunque los organizadores aseguraron que estarán presentes.
Entre los ilustres dignatarios confirmados están también el rey de España, Felipe VI; y los expresidentes José Luis Rodríguez Zapateros (España) Fernando Lugo (Paraguay), Fernando Lula Da Silva (Brasil) y Evo Morales (Bolivia), además del canciller mexicano, Marcelo Ebrard y el presidente panameño, Laurentino Cortizo.
Se ha puesto en marcha un dispositivo de seguridad en la ciudad con policías y militares en cada esquina, helicópteros sobrevolando, registros a transeúntes, riguroso control para los que ingresen al estadio y hasta la posibilidad de que ese día no circule ningún automóvil.
Adentro, terminaban de pulir una gigantesca tarima desde donde la mandataria pronunciará su discurso -cuyas líneas principales tampoco se conocen- ante centenares de invitados sentados en pleno sol a lo largo y ancho de la cancha.
En las graderías, pintadas para la ocasión de azul turquesa -el nuevo color de la Bandera Nacional y un distintivo propio del nuevo gobierno-, estará el soberano con mascarillas pero inevitablemente apiñados a pesar de la alza de contagios del COVID-19 con todas sus variantes.
En las tres horas que posiblemente dure la ceremonia, la gente podrá disfrutar de un show cultural con artistas nacionales e internacionales invitados como el bachatero y senador dominicano, Héctor Acosta, más conocido como “El Torito”.
TRASPASO DE ESPERANZA
El traspaso de mando abre entre los hondureños la esperanza que la nueva presidenta pueda sacar al país de la crisis sanitaria y económica, cerrando al mismo tiempo la división y la galopante corrupción que marcaron estos 12 años de la administración saliente.
Esperan asimismo el retorno a las clases presenciales, la derogación de las Zede y del Código Penal, masiva generación de empleo, un cese a las extorsiones de las maras, gratuidad en los servicios públicos, precios bajos de los combustibles, extradición para los implicados en narcotráfico y un severo castigo para los corruptos de cuello blanco.
Por su lado, la presidenta electa y su equipo quieren, con el apoyo del Congreso, la revisión inmediata de los contratos millonarios a las empresas térmicas, las concesiones al aeropuerto de Palmerola y de la Empresa Energía Honduras (EHH), además de un fuerte control al gasto público y la renegociación del pago de la deuda, superior a los 50 mil millones de lempiras.
Más adelante se propone someter a un plebiscito la reelección presidencial, la segunda vuelta electoral y una convocatoria a una nueva asamblea nacional constituyente. (Eris Gallegos)
