Entre el entusiasmo y los retos

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28 de enero de 2022
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12:11 am
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Entre el entusiasmo y los retos

CONTRACORRIENTE

Por: Juan Ramón Martínez

Es natural y comprensible el entusiasmo que priva en la mayoría del pueblo hondureño. Después de 12 años de gobiernos nacionalistas, es inevitable esperar que se produzcan cambios. Que beneficiarán a las mayorías. En 1957, ocurrió algo similar. Ramón Villeda Morales, asumió la Presidencia de la República, por primera vez en el estadio Nacional; y después de 25 años de gobiernos nacionalistas. Por ello, sus líderes acuñaron la frase “Segunda República”, usada durante el sexenio. Frase que tenía sentido, porque la generación que relevaba a los nacionalistas, tenía nuevas visiones y variados instrumentos para enfrentar los problemas. Por ello, se me ocurre que, bien podría decirse que estamos iniciando la “tercera república”. Pero los nuevos gobernantes, pretenden hablar de refundar la República. Creo que, más allá de los términos, hay algunas diferencias entre lo que ocurrió entonces y lo que piensan los nuevos líderes dirigidos por Xiomara Castro. Y que, al paso del tiempo irán demostrando mejores resultados que los que anticipamos que, incluso pueden estar equivocados. Por ello, creemos que tenemos que aceptar que el entusiasmo es legítimo; que es necesario administrar las voluntades y que, hay que disponer el cerebro y los músculos, para enfrentar una tarea que tiene mucho de singular y hercúlea.

Las tareas para Xiomara Castro son inmensas. La primera de ellas es la de unir al pueblo hondureño que, pese a los resultados electorales, no está unánimemente a su alrededor. Ella, cuenta con el respaldo electoral del 33.12% de los votantes nacionales y con el 18% de toda la población hondureña. Es decir que tiene la obligación de gobernar para todos. Para de esta manera, lograr la cooperación de todos. Los problemas del país, son de tales dimensiones y expresan singulares características que, necesitamos la unidad colectiva para enfrentarlos con éxito. Porque el tiempo apremia y solo tiene cuatro años que, se van en un suspiro, como dicen los poetas. Reparar los daños al sistema jurídico, es inevitablemente la primera tarea. La crisis por la dirección del Congreso, muestra que no tiene el nuevo gobierno, los instrumentos y la voluntad para someter la voluntad individual, a los rígidos procesos que exige la juridicidad hondureña. El arreglo con los diputados disidentes, aunque evidentemente oportuno, agrego nuevas fisuras que tienen que remendarse en el menor tiempo posible, reconciliando a las fuerzas que resienten el entorno familiar del partido de gobierno, así como fortalecer la alianza con el Partido Salvador de Honduras.

En segundo lugar, hay que reactivar dos sistemas que son fundamentales: el económico, afectado por la pandemia y amenazado por la inseguridad jurídica que provocó la campaña electoral; y el educativo que, ha producido severos daños a los más pobres de entre los adultos hondureños que se tenga memoria. Estas dos áreas, deben tener prioridad. Si no se hace algo e inmediatamente, lo único que cabrá es un nuevo populismo que puede desestabilizar nuevamente al país y volver a la crisis del 2009. Los liberales de 1957, no querían volver a la década de los treinta porque conocían los peligros que entrañaba.

En tercer lugar, es necesario que el entusiasmo popular se encamine hacia la cooperación con Xiomara Castro; y no a presionarla para que le dé inmediata satisfacción a los insatisfechos deseos de las mayorías. La población, tiene razón: resiente mucho la grave situación que ha estado pasando. La falta de empleo ha aumentado la pobreza y reducido las tortillas en la mesa. Los sectores más golpeados, querrán que Xiomara Castro resuelva de la noche a la mañana todas las dificultades, cuando necesitará tiempo que le debemos dar todos para que, junto con su equipo, ordenen los procesos para que las soluciones, no agraven los problemas.

Finalmente, necesitará un gabinete que, en forma unitaria, actúe con profesionalidad y que, sin renunciar a las inevitables exigencias políticas, privilegie la racionalidad en el gasto, porque si a la pobreza, se le agrega una inflación incontrolable, los daños que sufrirá la población pueden trocar el entusiasmo en desencanto, desilusión y amargura. Conozco algunas personas de las principales carteras y me parece que darán muy buenos resultados. A otros, no tengo conocimiento ni siquiera de sus nombres. Pero hay que esperar. Pueden darnos sorpresas. Y de carácter positivo. Cosa que, todos esperamos. Porque su éxito, será el triunfo de Honduras.

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