El desempate en el Legislativo

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29 de enero de 2022
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12:05 am
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El desempate en el Legislativo

Esperanza para los hondureños

LETRAS LIBERTARIAS

Por: Héctor A. Martínez (Sociólogo)

Cuando todos creíamos que se venían los tiempos de la concordia y que, con la descolgada del retrato de Juan Orlando Hernández de las paredes institucionales un nuevo sol nos alumbraría, las cosas se fueron inesperadamente por otro camino.

Los demonios del poder hicieron su aparición en los bajos del Congreso Nacional, sin que nadie sospechara que venían por el alma de dos jóvenes políticamente impolutos, cuyo único pecado había sido poner todo el empeño por alcanzar el éxito en la ciudadela de la política capitalina. Con una meteórica y ascendente carrera en las covachuelas del poder, los dos muchachos soñaban con alcanzar la autorrealización de la que tanto hablaba Maslow con su famosa pirámide de las necesidades humanas, y por eso, cada uno reclamó para sí la silla presidencial del Congreso Nacional.

El “presidente” oficialista, avalado por un concordato que se rubricó en los días previo a las elecciones -evocando una vieja práctica típica del bipartidismo tradicional-, se sintió con el derecho tribal de hacerse cargo del puesto, como dicen, por “default” electoral. Pero, al hacer la sumatoria, las cuentas no le cuadraron. Al mismo tiempo, el segundo “presidente”, creyéndose con todo el derecho del mundo por ser el más mediático de Libre, había descubierto que la ley parlamentaria lo amparaba si seguía al pie de la letra el procedimiento cameral mientras concertaba con la “odiosa” oposición, el monto preciso de los votos que lo colocaría en tan codiciado cargo. De esta curiosa, pero nada extraña manera de hacer las cosas en la política catracha, los dos chicos se proclamaron presidentes del Congreso Nacional de la República, un hecho tan singular que no estaría nada mal registrarlo para Ripley o para el Libro Guinness de los récords.

Mientras los padres del partido Libre dormían plácidamente, Cálix y Cía. se saltaban el cerco amparados en la oscuridad de la noche -y en la ley-, provocando una explosión mayor que la de Tonga, mientras el tsunami de la deserción partidista sacudía las placas tectónicas de los 112, 492 kilómetros cuadrados del territorio nacional. Nadie imaginaba lo que pasaría ese viernes 21 de enero, ni siquiera Renato Álvarez que, en su foro matutino, tuvo de invitada a una siempre decisiva Beatriz Valle polemizando con su viejo compañero de lides parlamentarias, Rasel Tomé. Pensé que se trataba de una desafección de mentiritas, como suele suceder con los políticos cuando quieren sazonar los escándalos, pero no. Desde hacía algunos días el reloj de la bomba de tiempo marcaba la regresión, y, tras el estallido, la onda expansiva desbordó las fronteras que ahora nos mantiene en el “trending topics” de las redes sociales, como los más avezados del continente en montar triquiñuelas politiqueras muy por delante de Maduro y Ortega.

Como bien reza el tango gardeliano, “mientras el músculo duerme, la ambición trabaja”, lo más seguro es que la crisis provocada por los dos millenials obedezca a los designios de algún demiurgo especialista en el arte de torcer los caminos del poder, que ha concebido la patraña en el Legislativo con tal maestría que hasta el mismísimo Stalin habría palidecido con la conjura legislativa.

Mientras los dos contendientes hacen tablas en la jugada 27 todo parece indicar que el desempate tendrá que resolverse por la vía judicial o por el acuerdo de la tercería, si antes no se desgasta el ánimo de los disidentes. Si ese fuese el caso, de nada habrá servido tanto alboroto, pues con un poco de imaginación, cualquiera concluiría que todo el “rollo” ha sido, como decimos en estas tierras, “pura paja” de politiqueros tradicionales para desbancar al presidente oficialista, y poner en su sitio a otra figura más afín con el partido de gobierno.

De modo que, cualquiera sea el origen de la intriga, el botón de muestra nos indica que, o hay un sisma al interior del partido Libre, o las confabulaciones estarán a la orden del día durante los próximos cuatro años. Estaremos a la espera del desenlace para saber dónde estamos parados.

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@Hector77473552

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