El que parpadea pierde 2/2

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29 de enero de 2022
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12:02 am
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El que parpadea pierde 2/2

Por: Francisco Zepeda Andino
Cnel. (r) FAH

Los esfuerzos diplomáticos para solventar la crisis ruso-ucraniana han sido, hasta el momento, inefectivos, asegurado lo anterior por varios de los participantes. Las 3 reuniones (Bruselas, Ginebra y Viena), en las últimas dos semanas, entre diferentes actores como la NATO (OTAN), la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa), con sus contrapartes rusos el Ministerio de Relaciones Exteriores, Ministerio de Defensa y Organismos de Seguridad del Estado, se han estancado en puntos que, según los actores principales, son difíciles de superar. Por un lado, Ucrania y sus aliados occidentales exigen una retirada de las tropas rusas acantonadas en la frontera común y el cese de acciones desestabilizadoras al interior de Ucrania. Rusia, a su vez, considera la expansión de la NATO hacia el este como una amenaza a su seguridad y exigen un compromiso formal y legal que Ucrania no sea admitida en esa organización.

“Punto muerto, frustración e impaciencia” son algunos de los calificativos dados a las reuniones por ambos lados.

Para empeorar la situación, el vicecanciller ruso Sergei Ryabkov expresó el jueves 13 que no se puede descartar un “despliegue militar de Rusia en Cuba y Venezuela si aumentan las tensiones con los Estados Unidos”, elevando así las posibilidades de incertidumbre. En el otro lado, Jake Sullivan, Consejero Nacional de Seguridad del gobierno Biden y el Almirante John Kirby, Asistente para Asuntos Públicos del Secretario de Defensa han denunciado la posible acción por parte de Rusia conocida como “bandera falsa” (false flag), consistente en preparar un grupo de militares rusos, con uniformes o insignias de Ucrania y llevar a cabo ataques armados o sabotajes contra rusos o contra civiles simpatizantes de Rusia en Ucrania y así tener una excusa para invadir.

El lugar conocido como Gliwice en Polonia o Gleiwitz en Alemania, ha pasado a la historia porque al anochecer del 31 de agosto, 1939, necesitando Hitler una excusa para invadir Polonia, ordenó una operación “bandera falsa” en la cual un grupo de soldados SS se tomaron la estación de radio alemana en Gleiwitz, vestidos con uniformes polacos, fingieron un combate e inclusive en el sitio dejaron varios cadáveres con ropas polacas de prisioneros políticos que habían sacado de un campo de concentración y asesinado antes. Pocas horas después, la madrugada del primero de septiembre, Alemania invade Polonia e inicia la Segunda Guerra Mundial.

Dentro de toda la conflictividad no podía faltar lo económico y en este caso uno de los principales componentes es el gasoducto de gas natural Nord Stream 2, proyecto alemán-ruso, construido en el mar, enfrentando seria oposición de naciones como Finlandia, Suecia, los países bálticos, Polonia y Ucrania que favorecen una ruta terrestre.

En la teoría de peor caso, si se diera una invasión a Ucrania, ¿quién tendría dentro sus estructuras gubernamentales mayor capacidad de tomar una decisión comprometiendo el uso de fuerza militar? ¿Vladimir Putin o Joe Biden? Aun cuando el proceso de toma de decisiones no es enteramente público, podemos asumir que Putin tiene mayor flexibilidad comparado con Biden, quien en un sistema de controles y balances responde a fuerzas políticas o sociales no necesariamente afines. Parte de la campaña preelectoral del presidente Biden fue ir terminando con el empleo de tropas norteamericanas en regiones del mundo y así lo hizo en Afganistán.

Rusia ha sostenido tener derechos y lazos comunes con regiones adyacentes a sus fronteras y en este caso, en Ucrania, la que formó parte del llamado “Gran Rus”, pueblo dominante original de la región, además, junto a Rusia y Bielorrusia. El control del mar de Azov y los derechos sobre aguas territoriales en esa área, son también motivo de fricción. La destitución del presidente ucraniano prorruso Viktor Yanukóvich por una revuelta popular en 2014 elevó las alarmas en el Kremlin, preocupado por la percibida intención de expansión de la NATO hacia el Este.

Biden y sus aliados occidentales han afirmado “severas consecuencias mediante sanciones económicas” si se llegare a concretar una invasión en Ucrania. Cuba tiene más de 50 años con sanciones e Irán una cantidad menor y allí están. Parece que se desconoce el “ethos” ruso de sacrificio, abnegación o entrega en tiempos de crisis. Stalingrado y Leningrado, durante la Segunda Guerra, son ejemplos de lo anterior. Falta saber si las generaciones modernas, especialmente los millennials y Generación Z, todavía se suscriben a ese sentimiento nacional.

La escala de negociación llega al límite con las reuniones entre el Secretario de Estado Antony Blinken y el ministro de Relaciones Exteriores ruso Serguei Lavrov. Después de eso, solamente nos queda esperar.

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