Por: Lic. Gustavo Adolfo Milla Bermúdez
Honduras es un bello paisaje universal que se compara con el jardín del Edén, que solo falta Adán y Eva. Es mi patria donde yo nací, el lugar donde yo dejé mi ombligo enterrado al lado de los ópalos, piedras preciosas, que solo existen en tres países que tenemos esa singular maravilla de múltiples colores que nos envuelven con su singular esplendor y destellante luz como el firmamento. El municipio de “Erandique”, en el departamento de Lempira, del inhóspito llamado “Indio Lempira”, que luchó contra los bárbaros de aquel entonces.
Yo quisiera dejar de soñar dormido como veo mi patria adorada en los sueños; pero, es imposible, aunque lo trate. Cuando sueño despierto me doy cuenta que vivo en un país tercermundista. Hubo un expresidente que dijo: Honduras es un país dentro de Honduras, es un país muy grande. Yo no lo pongo en dudas, es sencillamente cierto. “¡Así veo mi amada patria!”.
Es doloroso lo que se ve y se vive dentro de ella. No tengo una palabra más adecuada para poder determinar qué clase de hijos administran el Estado, que solo desgracias siembran dejando un histórico doloroso, lleno de miseria humana como son ellos. Nuestra patria es hermosa, esplendorosa como los equinoccios donde nacen los rayos del “Sol”. Yo tengo 83 años de edad y viví fuera de mi patria 57 años. En aquel entonces de 1966 quedaba una dictadura militar, habiendo derrocado a un gran gobernante de corte democrático, como ser el extinto doctor José Ramón Adolfo Villeda Morales, fue un gobernante que vio la realidad en que se devanaba nuestro pueblo en la infinita desigualdad desastrosa que nos llena de dolor y angustia. Por culpa de sus malos gobernantes, corruptos y ladrones, demagogos y perversos sin perdón de Dios.
Yo fui un eterno luchador por mi patria en extra fronteras, en el estado de Nueva York donde sembré mis esperanzas y, me dediqué hacer estudios de economía política, culminando mis estudios, trabajé en Wall Street por muchos años. La vida lo va llevando por el destino que se hace y va forjando un mundo diferente donde radican los sueños que no nos dejan dormir. Llegué a una organización, como ser la “Asociación Interamericana pro Democracia y Libertad”, presidida por la señorita Francis R. Grant. (Q.D.D.G.). Donde llegué a ser secretario general de la organización a nivel de Latinoamérica y el Caribe.
Y siguiendo el parecer de la lógica absoluta, que el hombre que dice ser de una patria libre, no conoce la realidad. La libertad de un pueblo o país no consiste en tener un mendrugo de pan, sacrificando la libertad y soberanía de su patria; pues, es como robarles a los hombres su decoro. El hombre latinoamericano vive oprimido y encadenado, no tiene ninguna ventana abierta para encontrar la luz y escapar de sus opresores que se volvieron dueños de sus vidas, negándoles el sueño de una patria llena de valores y constancia permanente fundada en el espíritu y el amor a la patria que los vio nacer.
Yo sueño con una patria frondosa y fecunda y que todos sus hijos sean prósperos y tengamos un desarrollo intelectual, tecnológico y científico y, entonces como decíamos ayer, esos son mis sueños cuando estoy despierto, entonces más vivo y adoro más mi patria que me vio nacer en la tierra de los ópalos y bosques donde penetran la luz brillante de los equinoccios donde nacen los rayos del “Sol”. Patria mía te quiero ver cuando llegue la noche que Morazán vigila, con luces estelares que iluminan en el firmamento acrisolado; tu bello horizonte patria mía esplendorosa; eres un nuevo crepúsculo de colores esplendorosos como arcoíris al amanecer. “El cóndor que planea la tierra por los Alpes Andinos vuela con sueños de libertad”.
Al cierre de este artículo, miré por televisión el espectáculo instalado en el Congreso Nacional, como “circo” tercermundista que causa indignidad en ver esos payasos sin honor de patria. Para esos vulgares “padres de la patria”. (Solo hay un camino: encierro; destierro o entierro).
Los delitos contra la patria, son crímenes de lesa humanidad, no pueden quedar impunes. Estos son actos bochornosos que dejan huellas ante la historia y no podemos borrar.
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