La ceremonia

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31 de enero de 2022
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12:01 am
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La ceremonia

Por: Carlos López Contreras
Ex Canciller de la República.

La ceremonia de traspaso de mando presidencial del 27 de enero mostró al mundo que la Presidente Xiomara Castro, una luchadora infatigable que hay que felicitar, pero que no quiso exponer su juramentación a vicios de nulidad, no subsanables. Sí, efectivamente invitó y estuvo presente en la juramentación el señor Luis Redondo pero, en el momento crucial, fue una juez quien tomó el juramento de la Presidente y de los designados presidenciales y el señor Redondo tuvo presencia como testigo.

Ese acto dejó muy en claro que la cuestión de la junta directiva del Congreso Nacional no está resuelta.

Sabemos que el señor Jorge Cálix ha ofrecido como solución a las diferencias que surgieron muy tempranamente entre diferentes facciones del Partido Libre, que se repita la votación en el Congreso con todos los diputados propietarios electos, pero el señor Redondo no acepta. Su actitud resulta comprensible, pues solo cuenta con unos cuarenta diputados propietarios, mientras que el señor Cálix está respaldado por 77.

Lo ocurrido en la ceremonia de asunción de la Presidencia de la República demuestra que la Presidente tiene mucha sagacidad, intuición e inteligencia, pues al darle un compás de espera a la definición de la junta directiva del Congreso, al parecer opta por aceptar y reconocer la junta directiva mayoritaria del diputado Cálix y, al mismo tiempo, estará restaurando las heridas de los desentendimientos recientes en su partido, y contará con un presidente del Congreso que es “un buen político” a quien solo le falta demostrar que también es un “estadista”.

Pero lo fundamental de este tropiezo inicial de la señora Presidente es que tiene la oportunidad de reconstruir su bancada en el Congreso, estableciendo por medio del presidente un diálogo inteligente y constructivo con las demás bancadas, con el fin de consensuar acuerdos sobre las reformas que desea poner en marcha, al servicio de Honduras. Obviamente, los partidos de oposición vigilarán que todo se realice dentro del respeto a la Constitución y las leyes, lo cual es natural dentro del juego democrático. Seguramente no hay nada peor para la democracia que un Poder Legislativo sometido al Poder Ejecutivo.

Son los pesos y contrapesos los que dan un poder limitado, un poder reglado, en beneficio de los gobernados.

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