La reelección es ilegal
Mario Vargas Llosa en su obra “La civilización de espectáculo” (Alfaguara. Año 2012. Págs. 33-34) Se pregunta, “¿qué quiere decir civilización del espectáculo? La de un mundo donde el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, y donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal. Este ideal de vida es perfectamente legítimo, sin duda… Pero convertir esa natural propensión a pasarlo bien en un valor supremo tiene consecuencias inesperadas: la banalización de la cultura, la generalización de la frivolidad y, en el campo de la información, que prolifere el periodismo irresponsable de la chismografía y el escándalo”.
Y en un segundo apartado destaca: “El bienestar, la libertad de costumbres y el espacio creciente ocupado por el ocio en el mundo desarrollado constituyeron un estímulo notable para que se multiplicaran las industrias de la diversión, promovidas por la publicidad, madre y maestra mágica de nuestro tiempo. De este modo, sistemático y a la vez insensible, no aburrirse, evitar lo que perturba, preocupa y angustia, pasó a ser, para sectores sociales cada vez más amplios de la cúspide a la base piramidal social, un mandato generacional”.
Su pensamiento encaja a la perfección con lo visto en el filme de ciencia ficción y sátira “No miren arriba”, dirigido por Adam McKay en el 2021, acerca de dos astrónomos (Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence), que intentan advertir a la humanidad sobre un cometa que se aproxima a la Tierra y que destruirá la civilización humana en un plazo de 6 meses. Un argumento abordado desde la teoría científica, pero incorporando una cruda actividad de la esfera política y mediática, y que bien podría ser por lejos, la crisis del coronavirus o los efectos ya devastadores del cambio climático.
La respuesta del mundo ante el apocalipsis que se avecina, empezando por la Casa Blanca es fría y descarada: ¿Y? una clara muestra de que el ser humano está completamente distraído y enajenado de la realidad… no lo quieren aceptar. Mientras tanto se entretienen y divagan siendo presas de la influencia y el poder del uso de la propaganda que pueden tener los medios sobre nosotros, enfocados aquellos, principalmente, a registrar los mayores números de audiencia mientras maquillan y levantan barreras a la capacidad de reflexión del ciudadano medio, enajenado por un alto consumo de noticias, cuya difusión y procesamiento casi instantáneo produce un vacío y distorsión en su contenido, de aquí que “No mires arriba”, pueda ser descrita como “una oda a la estupidez humana”.
J.J. Pérez López
Barrio El Manchén
Tegucigalpa, M.D.C.