Muerto el rey, viva el rey

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10 de febrero de 2022
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12:01 am
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Muerto el rey, viva el rey

Por: Ivonne Tábora
Licenciada en Periodismo, relacionista pública, administradora de redes sociales.

Esta es una frase muy antigua e histórica, una expresión coloquial que nació en las comunidades europeas, especialmente en Francia, así exclamaba el pueblo cuando moría el rey y luego se reconocía casi de inmediato al sucesor, como una herencia de las monarquías y esto se hacía con rapidez, pues se heredaba el trono y también se usaba similarmente “A rey muerto, rey puesto”.

Lo inverosímil es que aun con tanto tiempo transcurrido se continúe utilizando esta expresión, de diferente forma por supuesto, particularmente la escuché en los últimos días, por el acontecimiento político, que acaba de pasar, pues recién finalizó el gobierno del expresidente Juan Orlando Hernández y tomó posesión el actual electo de la señora, Xiomara Castro de Zelaya.

Pero esta frase se usa con otro sentido a veces, acercándose más a la deslealtad, desagradecimiento, y hasta traición a mi parecer, dependiendo claro de que como se utilice, me refiero cuando algunas personas pertenecientes a partidos de oposición al gobierno, cambian de la noche a la mañana y se vuelven seguidores del partido ganador.

Publican en sus diferentes redes sociales su simpatía por el Partido Libre, pero meses atrás trabajaban en proselitismo como oposición, algunos los llaman pancistas, van con el que más le conviene en el momento, y allí encaja tan bien la expresión: Muerto el rey, viva el rey.

La actuación de estos individuos es totalmente desleal, pero va más allá aun, cuando estamos viendo como los mismos líderes traicionan desde el poder, por intereses económicos, políticos y otros, como el caso de los diputados divididos en el Congreso Nacional, ocasionando zozobra y malestar entre sus mismos simpatizantes, e inestabilidad en toda la población hondureña.

Me pregunto qué podemos esperar de estos políticos que anteponen sus beneficios egoístas, a los del pueblo, hay un motivo o razón, y es porque se han perdido los valores dentro de la clase política, se les olvida que son ejemplo para la sociedad, que quiérase o no la ciudadanía ha puesto su confianza en ellos y con sus comportamientos incongruentes, van contagiando negativamente a sus seguidores.

Esto demuestra lo lejos que están los valores éticos de la política, y desde hace mucho tiempo se viene dando, la falta de virtudes reinante en estos personajes elegidos por el pueblo, deja al descubierto cómo la sociedad está viviendo desde el seno familiar y social.

En algunos escritos, hace muchísimo tiempo atrás, el gran Aristóteles definió a los hombres como “animales políticos”, algunos se han tomado literalmente esta aseveración en sus vidas, pues carecen de todo valor ético.

La política según Aristóteles y en la República de Platón es sinónimo de justicia, el valor ético más importante sobre el cual se debe montar el quehacer político, pues el fin de la política debe ser obtener la justicia, y este valor griego se convierte al final en el derecho romano en diferentes categorías.

Ya en la modernidad de nuestros tiempos, estas normas se desconocen y sobre todo no se aplican, se excluyen de la agenda y se desvalúa cada día más, la política ha sufrido modificaciones profundas provocando desconfianza, pues en lo que menos piensan es en el país.

Hay que tener claro que se necesita de solidaridad, tolerancia y respeto en los líderes políticos, y aunque se han perdido estos valores, urgen para superar la crisis actual en el CN, porque si bien es cierto que fueron elegidos por el voto en las urnas, su valor debe ser reconocido por su comportamiento y sus decisiones al ejercer el cargo.

Cualquier organización, entidad, poder, para que funcione y de frutos, debe apoyarse en valores y comportamientos como códigos de conducta, y en este momento no se están dando, más bien me pregunto cómo van a transmitir unidad, diálogo, equidad, orden, si desde los curules están agarrándose de las mechas e incitando al desorden.

“Cuando la ley y la moral se contradicen una a otra, el ciudadano confronta la cruel alternativa de perder su sentido moral o perder su respeto por la ley”. Frederic Bastiat, economista, escritor y fue diputado de la Asamblea Nacional Francesa.

@Ivonnetabora, [email protected]

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