CONTRACORRIENTE
Por: Juan Ramón Martínez
La mayoría lo sabíamos. Solo era cosa de tiempo. Incluso JOH, estaba preparado para enfrentar el anuncio que estremeció los tristes lunes de los hondureños. Por temperamento, en el que la frialdad, se impone ante cualquier emoción normal, sabía que jugaba con fuego. Pero confiando en sus habilidades, creyó equivocadamente que podía jugar con los políticos estadounidenses que, anticipando que todas sus acciones en contra del Estado de derecho, especialmente su reelección, serían disculpadas por Estados Unidos, a cambio de los resultados en la lucha en contra del narcotráfico. Además, no entraba en sus cálculos que los Estados Unidos, lo usarían como acicate, para lanzar mensajes anticipatorios a los ganadores del 28 de noviembre recién pasado, con el fin de frenar sus intenciones antidemocráticas. No es accidental que el anuncio se hace, en el mismo momento en que se previene a Zelaya que, si no ordena su gobierno, la ayuda de los Estados Unidos, será imposible y poco viable el gobierno de su esposa.
Después de las elecciones de noviembre pasado, en que su partido perdió el poder, en mucho por su comportamiento que ahora censura y castiga los Estados Unidos, la suerte estaba echada. La casi totalidad de sus adversarios lo pedían a gritos e incluso, sus correligionarios que no le perdonaron sus errores, pedían que lo sacaran de Honduras. Especialmente por el sacrificio inútil de “Tito” Asfura, ahora reducido al silencio; y, por la acción de buscar el control del Congreso Nacional, para desde allí blindarse y defenderse con gallardía de político hábil al cual Estados Unidos no podrían dominar fácilmente. La jugada del Partido Nacional, apoyando a Jorge Cálix, fue de alta calidad; pero que, por la presencia de JOH, alertó y preocupó a los Estados Unidos que, en algún momento habían menospreciado su talento y su habilidad. Por ello, más que por el tema del narcotráfico, donde es posible tengan pruebas en su contra, la suspensión de la visa y su posible solicitud de extradición, está basado más en el riesgo que representa para la estrategia democrática de los Estados Unidos en la región, en donde no se pueden permitir el riesgo de perder a Honduras, dejando que Zelaya actué en forma autónoma y sin obedecer a sus instrucciones, operando sin su control. Estados Unidos no puede perder Centroamérica y la influencia de JOH, imaginan es peligrosa para tales finalidades. Ello se puede apreciar en la forma como ha respondido, defendiéndose con sus logros en la lucha en contra del narcotráfico; pero sin argumentar, en ningún momento, sobre sus contribuciones a la defensa democrática que para Biden y su equipo es fundamental. Si hay algún símil en la política exterior de Estados Unidos, lo podemos encontrar analizando el cordón sanitario que impuso en Honduras en contra de Nicaragua, obligando a los militares a dejar el poder a los civiles. Y el consiguiente desmantelamiento de la estructura de poder que, había montado Gustavo Álvarez Martínez.
Ahora para Estados Unidos, JOH es un peligro en su estrategia de dominio y control de Libre. Por ello, prescinden tan rápidamente de su figura y lo frenan en forma pública. Porque en vez de mantenerse quieto, anunció su disposición para seguir operando como un político hábil y sagaz, capaz de establecer alianzas que entran en contradicción con la política estadounidense para usar a Zelaya y a Xiomara Castro, en sus planes para aislar a Nicaragua y controlar los arrebatos de Bukele en El Salvador.
Por ello, no hay que descartar que se siga usando el tema del narcotráfico; pero en el fondo, lo que se busca es anular a todos los políticos que intenten interferir en el reacomodo de las fuerzas políticas que, crean que pueden jugar al socialismo democrático, echando por el suelo su estrategia de control regional. La caída de JOH, no solo es un fracaso suyo, sino que, un fuerte mensaje para los líderes de Libre que no están limpios de pecados, tanto en corrupción como en planes en contra del sistema democrático. Neutralizado JOH que se equivocó promoviéndose, en una autonomía que asustó a los analistas de Centroamérica del Departamento de Estado con su regreso abrumador al escenario político nacional, Estados Unidos puede simultáneamente amedrentar a Zelaya y su grupo, apoyando exitosamente el proceso democrático. Sin amenazas de un “caudillo” peligroso.
