Por: Abog. Octavio Pineda Espinoza
Catedrático Universitario. Político Liberal.
El 5 de febrero del año en curso arribó a un aniversario más de su fundación, el partido decano de todos los partidos en Honduras, el Partido Liberal, fue sábado y hasta donde vi, las celebraciones fueron escasas, pírricas, deslucidas y tristes. La autoridad partidaria, a pesar de tener muchos millones en esta ocasión, no ha celebrado la existencia del partido histórico que les ha dado varias posiciones y privilegios, que a muchos los ha hecho ricos y conocidos, pues bien, yo he decidido celebrar a mi partido en una de las formas que puedo.
Inmerso en la larga historia de Honduras, el liberalismo ha sido la fuerza constructora de la nación que muchos hoy denigran, destruyen y saquean en nombre de la modernidad como pasó con los 12 oscuros años de Juan Hernández y que otros quieren saquear en nombre del cambio.
El Morazán histórico era un hombre y estadista de pensamiento liberal, estudioso de las reformas en Europa en la biblioteca de su pariente Dionisio de Herrera quien fuera el primer presidente de Honduras de formación liberal, forjó su mente y su espíritu bajo el manto de ese pensamiento que pone en la cúspide de la sociedad y del Estado, al ser humano, que privilegia la capacidad individual, la meritocracia, la búsqueda de la excelencia, que hace de la verdad un altar, de la justicia un fin y de la ley una herramienta de los hombres y mujeres libres pero que, al mismo tiempo nos enseña la solidaridad con el más débil, el respeto a las minorías y nos llama a construir un tejido social fortalecido política, económica, cultural y moralmente, en donde la igualdad ante la ley es la piedra toral de la seguridad jurídica, ese liberalismo que creó la sociedad del bienestar, el Estado moderno y a sus sistemas jurídico-democráticos y que sigue vivo hoy como siempre, aunque ha evolucionado a lo que hoy llamamos liberalismo social.
El liberalismo social, posición político-ideológica que postula y ha defendido el Partido Liberal, no acepta la imposición de las decisiones por la fuerza, rechaza todo tipo de tiranía, sea esta de derecha o de izquierda, en especial aquella tiranía que se ejerce sobre las conciencias, las necesidades y las aspiraciones de los ciudadanos a través de la manipulación del poder para fines ajenos al bien común.
Liberalismo social que ya existía en la mente de nuestros constructores históricos; Morazán, que señalaba a la educación pública como la primera necesidad de la República, Cabañas, cuya austeridad en uso de los fondos públicos, es un ejemplo que reclama permanentemente a todo funcionario público, la obligación de usar los presupuestos del Estado con limpieza, sin excesos ni gastos suntuarios, con transparencia y honradez. Marco Aurelio Solo y Ramón Rosa, los visionarios de la “Reforma Liberal” y de la Constitución de 1880, que entendieron que debe existir orden en el Estado para gobernar con sabiduría y que conformaron el Estado moderno del cual somos súbditos todos hoy, teniendo la política agraria como una de sus preocupaciones y que, en el campo educativo promovieron una profunda reforma educativa y cultural, abriendo escuelas, colegios en todo el país, estableciendo la Universidad y la Biblioteca Nacional, los archivos del país, el Código Fundamental de Instrucción Pública, el arbitramiento en la solución de los conflictos internacionales para abolir la guerra, las primeras disposiciones de carácter económico y monetario, labor hacendaria, comercio y deuda pública, la política minera, de infraestructura comprendiendo caminos, vías férreas, transporte marítimo, correos y telégrafos, legislación modernizante en varias materias, políticas de salud y beneficencia y muchas cosas más.
Podría seguir haciendo el recuento de lo aportado por el liberalismo a la sociedad hondureña a través de los años, mencionar a Villeda Morales, Modesto Rodas Alvarado, los logros del retorno a la democracia en los años 80, la revolución moral del doctor Carlos Roberto Reina y la obra jurídica, material, educativa y social de Rafael Pineda Ponce pero quiero, en esta circunstancia histórica referirme a la actualidad de mi partido, a su presente pero en particular, a su futuro, hacer un llamado enérgico, respetuoso y decidido a los liberales de tierra adentro para que juntos, “Sin odio para nadie, con respeto para todos” rescatemos a nuestra institución de las deplorables instancias en las que tristemente se encuentra en la actualidad, que hagamos comprender a autoridades, liderazgos, mandos intermedios, dirigentes, seguidores, voto duro y flotante, que se ha seguido el camino equivocado, que el maridaje o concubinato con el Partido Nacional nos ha pasado factura llevándonos a la peor derrota de nuestra historia, que es imprescindible retornar a nuestros principios doctrinarios, a nuestros estatutos y reglamentos, a nuestra trinchera como un verdadero partido de oposición, acuerpando lo bueno, señalando y criticando lo malo, ofreciendo opciones y propuestas a los grandes males de nuestra sociedad, abriendo espacio para nuevos líderes, desarrollando una estrategia real que nos haga atractivos a los jóvenes, a las mujeres y a los grupos que, históricamente fueron los canales y las venas que nos alimentaron política, ideológica y electoralmente.
Al creer que el cambio es posible y real en el PL, hago renovación de mis votos liberales, de mi apego a su doctrina, a su rica historia, a sus verdaderos líderes, a sus principios universales y a la fe que profeso por verlo de nuevo en la gloria. Felicidades liberales de mi patria!
octavio_pineda2003@yahoo.com