Sabre-01

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14 de febrero de 2022
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12:04 am
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Sabre-01

Por: José Luis Núñez Bennett
Cnel. ®

Las veintiuna horas cuarenta y nueve minutos (03:4), once de febrero del dos mil veintidós, la aeronave celestial se posicionó para despegar en el vuelo final hacia el infinito, comandada por nuestro jefe, amigo y compañero de armas el general de brigada Walter López Reyes (sabre-01). Se enfiló hacia los cielos a integrarse a la eternidad, en las fuerzas celestiales del Creador del Universo. Honramos hoy a un militar, piloto aviador, que como soldado del aire dio lustre a nuestra gloriosa Fuerza Aérea, a nuestras Fuerzas Armadas como comandante en jefe. Y como ciudadano ejemplar, a nuestra Honduras, su patria que tanto amó, y a quien le heredó la virtud del servidor público ejemplar cuyo amor por su patria no tuvo parangón legándole una democracia basada en el entendimiento, la conciliación y la lealtad a la Magna Carta que nos regula la vida en democracia.

Queremos honrar al soldado del aire, al jefe, el ciudadano, el esposo, padre y abuelo, el amigo ya rendido, y ya ante las milicias eternas de nuestro comandante espiritual, el Dios del Universo. El general López, ya es parte de ese glorioso pasado de militares de pundonor, sobriedad, humildad, entrega, lealtad a la nación y a su causa por fortalecer su joven y vilipendiada democracia. Hoy que ha partido en su último vuelo es apropiado rendirle este homenaje de recordación. Aunque caminó las sendas del honor, siempre se comportó con mesura y humildad, supo diferenciar la lisonja del halago y nunca le obnubilaron las mieles de la gloria y el poder.

Terminada su vida militar se adhirió al Partido Liberal, donde sirvió a su nación como designado presidencial. Terminada su vida política, y ya en su pleno retiro personal, siguió dando cátedra ciudadana en varias organizaciones de fortalecimiento del amor patrio y cultivo de valores democráticos. Aunque nunca quiso ser figura pública su desempeño lo colocó en el pedestal del honor y el deber cumplido. Su vida ha trascendido y deja una huella imperecedera de su paso por nuestra institución militar, su nación y a la sociedad que sirvió sin más inspiración que hacer lo mejor y heredar a sus hijos una República de leyes y no de oportunistas, ni arrimados al poder, para desangrarla y esquilmarla.

Mientras se desempeñó como máximo jerarca de la institución militar, servimos bajo su mando, de él aprendimos muchas de sus virtudes, la honradez, la solidaridad, la espontaneidad, su don de gentes, su natural carisma, el servicio al necesitado y sobre todo el amor por Honduras. Era conciliador, en extremo confiado en que las personas son por naturaleza de buen actuar. Su mando fue la transición entre el autoritarismo, al consultivo y democrático, gustaba de escuchar las opiniones de sus asesores y colaboradores. En uno de los momentos políticos más críticos de la historia patria, le tocó, en 1985, llamar al orden, y a respetar la ley democrática, a quienes intentaron llevar a la República por el lado de la anarquía, el continuismo, el absolutismo, y el desorden. Su actuación está grabada en letras de oro.

Hace unas semanas lo visitamos en su lecho de enfermo, lo encontramos rodeado de su esposa Mirian y su hijo Walter y nos sorprendió, como siempre, su carácter jovial, lleno de energía y optimismo en la lucha por la batalla final de su brillante y fructífera vida, nos conmovió el cariño y la efusividad de su saludo. Lo cierto es que el general poseía virtudes y dones muy particulares: destacaba por su sencillez, su humildad, su cortesía, su porte militar y sobre todo la entrega total al juramento patrio.

Entre sus méritos está el habernos heredado una institución respetada, recuperando el sentimiento de aceptación y apoyo ciudadano a una organización que el mismo pueblo le ha confiado para mantener y velar por el honor patrio. A las nuevas generaciones, no olviden a este ejemplar militar, que, sin aspavientos ni posiciones napoleónicas, supo mantener ese lazo de entendimiento entre quienes guardamos y defendemos la nación y los que nos han confiado las armas para defenderla de sus enemigos externos.

¡General Walter López Reyes… presente patria mía! He cumplido mi misión con Honor, Lealtad y Sacrificio.

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