El Partido Nacional debe dar “vuelta de calcetín”

MA
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16 de febrero de 2022
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12:41 am
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El Partido Nacional debe  dar “vuelta de calcetín”

Carlos Medrano
Periodista
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El Partido Nacional, el gran perdedor de las elecciones generales recién pasadas, recibió una lección ejemplarizante, aleccionadora y que obliga a este instituto político a replantear toda su doctrina, todo su liderazgo y todo su comportamiento moral, ético y de decencia pública.
Un dato demoledor que recae en contra de este instituto político de la estrella solitaria es que de los últimos 4 expresidentes que han ejercido el poder de la nación, a 3 de ellos se les canceló la visa estadounidense por corrupción y otros por narcotráfico, lo que representa una vergüenza para Honduras y para esta dependencia política.

Rafael Leonardo Callejas, el hombre “del cambio”, quien fuese mandatario de los hondureños en los 90, fue señalado por actos irregulares mientras fungía como representante de Honduras ante un organismo futbolístico internacional.
Pepe Lobo Sosa, quien tiene el histórico mérito de ser el padrino de Juan Orlando Hernández, tiene un hijo apresado en Estados Unidos por actividades de narcotráfico y fue desvisado por el mismo tema de corrupción pública.

En la administración del olanchano se produjeron actos de escandalosa corrupción como el saqueo al IHSS, que permitió la muerte de cientos de hondureños necesitados de salud.
El último y quien no solo tiene señalamientos de corrupción, sino de haber participado en actividades de narcotráfico y haber financiado su campaña con este tipo de fondos se llama Juan Orlando Hernández.
A Juan Orlando Hernández se le señala el enorme atributo de ser el actor de la más escandalosa derrota sufrida por los cachurecos.

El único que no sale salpicado por estos hechos bochornosos es el empresario Ricardo Maduro, quien hizo un buen gobierno, pese a las presiones de las hordas nacionalistas por emplear activistas en toda la administración pública.
En 12 años de poder, el Partido Nacional tiene dos caminos, o sigue con la misma gente autora de sus males, personajes nefastos quienes le mintieron vulgarmente a sus bases, otros que se enriquecieron ilícitamente sin escrúpulos, otros que defendieron tesis equivocadas y malévolas pese a que sabían de su contenido perverso.
O renovar sus cuadros, sacar a todos estos personajes que son una vergüenza para su partido y para el país, empezar a poner gente nueva en sus cuadros de dirección, caras frescas que no representen la corrupción y el narcotráfico, personas que sean honestas y con buenas intenciones.

El Partido Nacional tiene esa gran oportunidad de sacudirse a los malos del partido y buscar a un líder que personifiquen la esperanza y renovación de un instituto político que busca reivindicarse frente a 12 años de malos gobiernos.

El último acto político de influir para colocar a un presidente del Congreso Nacional afín a sus propósitos denota que quienes liderean a esta institución no aprendieron la lección, se reúsan a estar fuera de los beneficios que el poder otorga, y de enredar a un partido triunfador para hacerlo quedar mal frente a un país, sin importarles los perjuicios en contra de todos los ciudadanos quienes habitamos en esta nación.

Lástima que, por unas pocas manzanas podridas, el Partido Nacional salió tan mancillado, con tan mala imagen, sin moral y sin cara para enfrentar la realidad incontrastable que dejó esta década, más pobreza, más corrupción, más narcotráfico y una pésima imagen nacional e internacional.

Es tiempo, falta mucho para las próximas elecciones, con suerte no tendrán toda la culpa de lo que pase actualmente, hagan una catarsis, una especie de purga, una purificación y expulsen a esos demonios de destruyeron el Estado de derecho, la institucionalidad y la imagen de un país tan bello como Honduras.

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