“LA VIDA PARA MOSTRARLA, NO PARA DISFRUTARLA”

MA
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16 de febrero de 2022
/
12:25 am
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“LA VIDA PARA MOSTRARLA, NO PARA DISFRUTARLA”

LA primera parte de la conferencia del tecnólogo y autor argentino — reproducida en este espacio– tuvo variedad de respuestas de padres de familia preocupados, confiándonos haber compartido el editorial con sus hijos. Una radiografía de como los gigantes tecnológicos, por medio de sus plataformas y algoritmos, han robotizado las mentes de los zombis adictos a su frivolidad y de la forma como esta adicción ha transformado la socialización de hoy día. Continuamos con sus hallazgos: “Recientemente el fundador de Netflix declaró que su mayor enemigo es el sueño. Su meta es que durmamos menos para que pasemos más tiempo mirando series. Vender los productos que no nos hacen bien, tampoco es nuevo”. “Pero al menos los ejecutivos de compañías como las tabacaleras actuaban a la defensiva”. “El fundador de Netflix no tuvo reparo en decirnos de frente que su compañía está dispuesta a inducir los hábitos totalmente contrarios a la salud, con tal de ganar más plata”. “Para alcanzar estos fines necesitan de nuestra ingenuidad”. “Cuando vamos a comprar un producto, digamos un par de zapatos, tenemos cierta desconfianza”. “Pero cuando el producto es gratis, bajamos la guardia”.

“Cuando el producto es gratis tendríamos que desconfiar mucho más todavía. ¿Por qué quería una empresa multinacional incurrir en los grandes costos de desarrollar una red social, una plataforma de videos, un sistema de correo electrónico, para que lo usemos gratis?” “Nada es gratis en el mundo de las empresas”. “Si no estamos pagando con dinero ¿de qué otra manera estaremos pagando?”. “Un área de manipulación, especialmente sensible es la autoestima”. “El creciente uso de fotos y videos como lenguaje principal en las redes, le da una importancia absurda al aspecto estético y al aspecto físico, por sobre las demás dimensiones de nuestra persona, frente a los ojos de los demás, y por lo tanto de nosotros mismos”. “Y las redes aprovechan la fascinación que nos causa espiar las vidas ajenas, e impactar a los demás con nuestra propia imagen, para mantenernos indefinidamente cautivados”. “Más aún, dado que cada uno de nosotros comparte contenido muy poco espontáneo, de los momentos más destacados de nuestro día y convenientemente editado para que parezca mucho mejor de lo que fue, cuando después vamos en el colectivo, apretados, aburridos, mirando una red social, resulta inevitable que tengamos la errónea sensación de que somos los únicos que tengamos una vida común, más llena de obligaciones y percances que de risas y puestas de sol”.

“Es inevitable que la comparación contra estos falsos ideales nos deje desilusionados respecto a nuestra propia vida”. “La decisión de a quién seguimos y qué mostramos es clave para romper los efectos de este espejo distorsionado”. “Si siempre fue cierto que habían personas más populares y otros más retraídas, de alguna manera esto estaba implícito”. “Hoy se mide y está a la vista de todos”. “Los me gusta (“likes”) y cantidad de seguidores son la moneda, la que hoy se comercia la aceptación social”. “Y cada acto queda sujeto para cuantificación pública de la cantidad de “likes” que recibe”. “Como resultado, empezamos a vivir la vida para mostrarla, no para disfrutarla”. “Ese es el pantano narcisista en que las redes nos metieron y del que curiosamente no queremos salir”. “El deseo de encontrar alguien a quien amar y ser amados, nos deja una posición especialmente vulnerable”. “La Secretaría de Defensa del Consumidor en los Estados Unidos demandó a la más grande empresa mundial de citas. Los acusa de aprovecharse de los que no están pudiendo encontrar pareja para permitir que sean contactados de perfiles falsos, invitarlos a pagar para entrar en contacto con esas personas inexistentes, que después jamás devolverán sus mensajes”. “¿Realmente, vale todo, para retenerlos como usuarios, y quedarse con nuestro dinero?”. “Otro grupo especialmente atractivo y que resulta un blanco fácil, son nuestros chicos. Es la adolescencia el momento donde la manipulación de la autoestima encuentra el terreno más fértil”. (Más discreto el Sisimite que –sin “likes” porque no frecuenta redes– vive a gusto con lo que es, no buscando cumbos de otros para encumbrar su vanidad de lo que no es).

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