Un patrón optimista y ecuménico

MA
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16 de febrero de 2022
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01:07 am
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Un patrón optimista y ecuménico

No debería ser redundante aseverar que el comportamiento responsable se encuentra donde hay una vocación auténtica. Para ninguno de nosotros ha sido difícil conocer las contribuciones de José María Leiva Leiva en diferentes disciplinas, modelo de conducta ciudadana admirable para propios y extraños. A partir de 1983 dimos seguimiento a los primeros escritos de José María Leiva como columnista sobre el cine en la sección “7 días” en Diario LA TRIBUNA; los aficionados consultamos sus reseñas cada fin de semana.

Desde el inicio fue su propósito ilustrar a sus lectores sobre la universalidad de las realizaciones y sus autores, sin revelar preferencias. Evitó dedicar espacios a la tendencia popular del momento. Evidenció una constante: explorar de manera indiscriminada los diferentes géneros cinematográficos para celebrar la rica diversidad de la industria en las diferentes latitudes y épocas. Su afición a la vida y, en consecuencia, a las manifestaciones de la misma en la pantalla es insaciable.

Por ello, con la publicación de sus obras “Derechos de autor y Propiedad Intelectual en la Obra Cinematográfica” (1987); “El Cine, espectáculo universal” (2009); “Una vida de película” (2020), y “El cine de mis afectos. Vol. I” (2021), resulta envidiable la originalidad suya en abrir nuestra imaginación a una experiencia que de manera insospechada no solamente trasciende fronteras, sino que al mismo tiempo nos permite apreciar que el cine todavía puede ser una experiencia novedosa, sin límites. Finalmente resaltar, que, en su más reciente obra, “El cine de mis afectos, Vol. II” (2022) esboza el cine de denuncia, con títulos sobre el “empoderamiento” femenino sorprendente o controversial.

Propone conocer producciones, algunas de renombre, así como otras atesoradas menos conocidas entre nosotros, del continente africano o del Medio Oriente. Así mismo rescata la rica contribución de las bandas sonoras a la experiencia cinematográfica, un tesoro exhaustivo de títulos y temas musicales que creo no haber encontrado en otra fuente. Igualmente introduce 59 “escenas antológicas” imaginativas de películas de numerosos géneros y épocas, que demuestran su singularidad, así como secuencias memorables de adaptaciones de obras literarias o de tiras cómicas clásicas y modernas en una tónica convencional o didáctica. Nos congratulamos de que “El cine de mis afectos, Vo. II”, sea un nuevo testimonio suyo en la mejor tradición literaria al servicio de nuestra sociedad y cultura.

Mauricio A. Durón.
Tegucigalpa, M.D.C.

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