A la izquierda

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17 de febrero de 2022
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12:05 am
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A la izquierda

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Por: Carolina Alduvín

En política se denomina izquierda al conjunto de individuos, agrupaciones o partidos políticos que propugnan cambios sociales profundos, básicamente una distribución más equitativa de la riqueza. Solo que la riqueza no se produce por decreto, sino que es el resultado de la interacción entre capital y trabajo. Los ideólogos de izquierda, entiendan o no de economía, tienden a satanizar al primero y a no dar demasiada importancia al segundo, no vaya a ser que los votantes se asusten al entender que, como en todo sistema económico hay que trabajar para que la riqueza pueda producirse, y entonces, solo entonces se podría repartir, luego de pagar todos los costos, materiales, financieros y ocultos. El nivel de vida de una sociedad no se eleva por arte de magia, al ganar la izquierda una elección. Ni al tomar posesión las nuevas autoridades, ni al familiarizarse con los quehaceres del Estado. Es necesario mucho más.

El otro discurso falaz es que se necesita una nueva Constitución para arreglar los múltiples problemas que aquejan a la población, cuando con cumplir la vigente, que es una de las mejores del mundo, habría condiciones para el desarrollo, cuando lo que se necesita es voluntad para castigar a los corruptos y olvidar la idea que al gobierno se llega a repartir el erario entre correligionarios exclusivamente. Se pone la designación de una Asamblea Nacional Constituyente, para engañar a los electores ignorantes, porque la vigente estorba a las pretensiones reeleccionistas, de perpetuarse en el poder y de seguir el guion dictado por el Foro Sao Paulo para hacer populismo de izquierda que, demostrado está, no genera ni riqueza, ni desarrollo, solo empobrece y expulsa población, persigue y relega a los ciudadanos preparados, a los que arriesgan, a los que invierten y a los que crean y piensan.

El montaje protagonizado por quienes hacen el trabajo sucio en el partido de gobierno, para no cumplir lo pactado con el pichón de la política vernácula, ha conseguido legislar con una ilegalidad tras otra, en favor de los parciales del coordinador del partido y su sed de venganza, han hecho posible un pacto de impunidad para los saqueadores del 2009, le darán a la banda de los 44 lo que necesiten para burlar justicia, a cambio del apoyo a sus nefastos planes. Es más, tácitamente han declarado que el Poder Legislativo está de más, en el momento en que pretenden instaurar un tal sistema nacional del poder popular. ¿Entonces qué se supone que es o debería ser el Congreso? Sino la representación delegada de los electores que han seleccionado sus representantes, en forma por demás sui generis, pero conforme a ley.

En su documento de propuesta, la señora de los votos prestados, como un verdadero cero a la izquierda, recluida porque una prueba diagnóstica dice que está infectada de algo super contagioso, permite que su nombre esté al calce de un anteproyecto de decreto del Poder Ejecutivo, aun sin número en el momento de redactar estas líneas, con el que se pretende crear un sistema nacional del poder popular, donde en uno de los considerandos se hace referencia parcial al Artículo 4 Constitucional, mencionando que: “la forma de gobierno es republicana, democrática y representativa”, pero omitiendo la segunda parte, que reza: “Se ejerce por tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, complementarios e independientes y sin relaciones de subordinación”. Nada más, solo una confesión de que el Poder Legislativo no representa los intereses de la población.

El adefesio jurídico contempla una asamblea nacional del poder popular, como ente técnico, político y operativo, vinculada directamente a la presidencia; varias unidades de poder popular, una dentro de cada Secretaría de Estado y mesas de poder popular, conformadas por representantes de los movimientos sociales, participación ciudadana en niveles territoriales local, regional, municipal y departamental; así como niveles sectoriales, temáticos y de participación transversal como; derechos humanos, ambiente, descentralización y fortalecimiento municipal, respetando la autonomía y autodeterminación de las organizaciones convocadas y aquellas otras que manifiesten su interés de incorporarse. Algo así como el adelanto de la tal constituyente, por lo que se lee, absolutamente controlada por el coordinador del partido, quien a estas alturas ha tomado el control del país, utilizando su reina, todos sus peones y demás piezas. Si no se manda en la casa, ¿cómo se pretende gobernar un país?

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