JOH, Sabillón, Sánchez y el circo

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18 de febrero de 2022
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12:09 am
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JOH, Sabillón, Sánchez y el circo

CONTRACORRIENTE
Por: Juan Ramón Martínez

Mi padre, ante el espectáculo que montó la Policía Nacional anteayer, habría dicho, “no se trata así a un hombre”. Denis Castro Bobadilla, presentó en el Congreso Nacional, una iniciativa para que la Fiscalía obligue cumplir a la Secretaría de Seguridad, el respeto humano al honor y dignidad de cualquier privado de libertad que, aún no haya sido vencido en juicio. Sabillón y Sánchez, ministro de Seguridad y director de Policía, pasaron por alto estas consideraciones elementales. Y olvidaron que, no están obligados a aceptar órdenes que les lleven al incumplimiento de la ley. O que, contraríen su conciencia. Rechazaron que, todos somos inocentes, hasta tanto determine lo contrario un juez competente. Y que, aunque culpables, no debemos irrespetar sus derechos humanos. Y finalmente que nadie, puede convertir la justicia en un acto de venganza; ni hacer de la captura de un sospechoso, un circo mediático, porque la práctica de la justicia no tiene tales fundamentos. En Estados Unidos, no se permite tomarle fotos a los encausados. Tampoco creo que Sabillón y Sánchez, cuya profesionalidad echaron por los suelos, ignoren que no se debe exponer a los medios de comunicación como fueran monos de feria. El que Estados Unidos pida a una persona en extradición, no la hace culpable. Por ello JOH, tiene que ser presentado ante un juez que le tomará declaraciones y que dictará o no, a la petición de extradición. Pero en ningún caso hará de su traslado a la prisión un acto periodístico. En Estados Unidos los sospechosos son sometidos a juicio, con testigos, jueces y jurado, sin la exposición mediática que Sabillón y Sánchez, montaron para satisfacer el morbo de una sociedad enferma, políticamente engañada y psicológicamente manipulada. El que JOH, voluntariamente se haya rendido ante su autoridad, no pierde el derecho al respeto de su dignidad. Todo lo contrario, se le tiene que proteger para que la prensa, no haga escarnio de su honor y avergüence a sus familiares.

El espectáculo que montaron el martes, es injustificado. Carece de legalidad. Sienta un peligroso precedente. Porque si fueron estimulados por motivaciones políticas, tienen que prepararse para realizar el mismo protocolo cuando se trate de personalidades del partido político que le da órdenes; o Dios no lo quiera, cuando se trate de familiares de la Presidente de la República, que no están exentas de incurrir en violaciones a la ley. O que, en el cercano pasado, desde 2004 hasta ahora, las hayan cometido. Sabillón, sabe que, sin estas críticas, tendrán que montar el mismo circo cuando se trate de miembros de otro partido.

He sentido mucha pena lo que mostraron los medios de comunicación social. Las tomas le dieron vuelta al mundo. En el exterior, han creído que aquí no respetamos la ley y menos el principio de la presunción de inocencia. Que la Policía, asume el carácter de fuerza vengadora al servicio de un partido y empuja a Sabillón y a Sánchez, a irrespetar procedimientos que son prácticas comunes en la mayoría de los países civilizados.

Todavía los policías exhiben a los delincuentes -pobres por supuesto- y les obligan a posar para los fotógrafos de los diarios. Buscando convencer al público que, son competentes para enfrentar la delincuencia. Con Sánchez, hablamos de cambiar los protocolos para enfrentar la delincuencia que ahora, en la Dirección de la Policía, ha olvidado. No podemos convertir la captura de un presunto delincuente, solicitado por los Estados Unidos, en un circo mediático con el cual ganar puntos y adquirir méritos para mantenerse en posiciones políticas que son, y deben ser, científicas y profesionales.

Es fácil pensar que, si eso hacen con un expresidente de la República, qué no harán con una estudiante de enfermería de la Esperanza, Intibucá. O un obrero de Villanueva. Los inversores extranjeros, viendo el desempeño del ministro de Seguridad y el director de la Policía, robando cámaras mientras violaban la ley, se irán a otro lugar porque aquí, los principales violadores del Estado de derecho, son las autoridades. Y quien tiene la obligación de defender los derechos humanos, se esconde para no llamar la atención de sus superiores políticamente contrarios.

Rechazo, como ciudadano, este circo. Un país no se funda, exaltando las debilidades de una sociedad enferma; ni dándole circo, en vez de pan, a su pueblo.

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