Empleo por hora y demagogia

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19 de febrero de 2022
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12:06 am
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Empleo por hora y demagogia

Esperanza para los hondureños

LETRAS LIBERTARIAS

Por: Héctor A. Martínez
(Sociólogo)

Un par de diputados de Libre y algunos de sus socios sindicalistas se han empecinado en derogar la ley del empleo por hora, al grado que uno de ellos se ha atrevido a asegurar que es el pueblo el que pide a gritos la abolición de dicha ley. Son los mismos genios que han inventado la supresión del examen de aptitudes en la UNAH, alegando exclusión e injusticia, creyendo que ganarán popularidad con la ocurrencia.

Por cierto, durante cuatro largos años vamos a tener que acostumbrarnos a escuchar esta famosa frase, muy utilizada por los demagogos y populistas de izquierdas y de derechas.

Lo que no sabemos de la disparatada propuesta, es, en qué momento los “patricios” hicieron las consultas entre los trabajadores que operan bajo esta modalidad. Hay que ser muy irresponsable para derogar este medio de empleabilidad que ha beneficiado a miles de hondureños; o muy obtuso para no ver la forma en que se mueve la economía mundial desde los años 90 del siglo pasado. Negarse a ver esta realidad es crear anarquía y ahondar más la crisis económica que nos mantiene paralizados desde hace más de treinta años.

Tras la debacle del socialismo real, estaba claro que los países pobres como Honduras debían aprovechar los recursos disponibles a nivel mundial, tanto a nivel de comercio como en la atracción de inversiones, mostrando las ventajas posibles que pudiéramos ofrecer como país. Las recomendaciones de los organismos internacionales de crédito mostraban que debíamos generar crecimiento sostenido y volvernos más competitivos en el exterior. Este crecimiento exigía dos cosas al mismo tiempo: destrabar las barreras comerciales y eliminar el odioso proteccionismo para que fluyeran las inversiones internacionales, de manera que pudiéramos ofrecer un ambiente seguro desde el punto de vista jurídico. Pero no se hizo ni lo uno ni lo otro: lo que sí creció sostenidamente son los privilegios y los oligopolios, y no creo que nuestras marcas registradas anden haciendo estragos fuera de los límites territoriales.

Tras el destrabe arancelario, muchos rubros productivos siguieron gozando del proteccionismo estatal por influencias de un sector de la burguesía nacional, y casi ninguna empresa hondureña se atrevió a expandir operaciones en el exterior. En cuanto a las inversiones extranjeras, los intentos se limitaron a la atracción del sector maquila, mientras que los mismos grupillos de siempre se hicieron cargo de las franquicias extranjeras bajo el argumento de la generación masiva de empleo, amparados en regímenes salariales especiales, que es una forma maquillada de decir “vengan: aquí pagamos menos”. Es decir, de mercado libre ni hablemos.

Hasta aquí concordamos con el discurso de los “líderes” sindicales y académicos de izquierda, pues la verdad no conoce de colores ni de ideologías. Donde el camino se bifurca es cuando se busca una alternativa económica distinta al capitalismo para generar riqueza y prosperidad, pero no conocemos otra forma de alcanzarlas que no sea por esta vía.

Con el tema del trabajo por hora y la contratación temporal, los que encabezan la abolición de dicha ley no entienden que no estamos en posición de ponerles condiciones a los inversionistas extranjeros: eso es todo lo que tenemos, a menos que en el Congreso cuenten con una cartera de inversiones que revolucionaría la economía nacional y que nosotros desconocemos por completo.

Lo que sí se debe examinar es la observación del contenido de dicha ley, porque, a decir verdad, solo es cuestión de recorrer los establecimientos comerciales y consultar cuánto gana un empleado en un quiosco o en una glorieta, para darnos cuenta de que no son las grandes empresas las que irrespetan la ley, sino los pequeños negocios.

Por último, que no se olviden de dos cosas: que los cipotes que trabajan en un “call center” con horarios flexibles tienen la oportunidad de estudiar en la universidad, trabajando en un ambiente digno, sin necesidad de los molestos sindicatos.

Así como van las cosas, muy pronto vamos a aumentar el volumen de exportaciones, no de bienes y servicios, sino de lumpemproletariado. Y en caravanas.

[email protected]
@Hector77473552

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