Expectativa geopolítica

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19 de febrero de 2022
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Expectativa geopolítica

VÉRTICE

Por: Fernando Berríos
Periodista

A todos los hondureños nos interesa saber hacia dónde va este gobierno con su agenda de país. Ya estamos claros que esta nueva administración impulsará las consultas populares, derogará las Zonas de Empleo (ZEDE), rebajará el precio de los combustibles y no cobrará la energía a todos los abonados de la ENEE con consumos inferiores a 150 kilovatios.

Cada punto anterior, si bien puede ser cuestionable, hay que recibirlo con optimismo porque tienen que ver con un alivio al bolsillo y nos permiten avanzar como país hacia una democracia participativa a través de consultas populares.

Insensato sería oponerse a una consulta popular si la misma se hace con transparencia y con honestidad, sin manipulaciones para torcer la voluntad popular.

El amigo Mario Argueta nos decía la semana pasada “ojalá estemos ante la transición de una democracia representativa a una participativa”. Y me llama la atención que, al igual que yo, el “ojalá” signifique esperanza. Si bien los hondureños tenemos vocación democrática, la clase política nos ha demostrado que sus intereses no siempre son los de la colectividad.

El político criollo es master en el arte de la confusión, de torcer la verdad, manipular, llamar a lo bueno malo y a lo malo bueno, ensuciar lo que está limpio y “limpiar” lo que está sucio. Además, con más tino que en el pasado, se han vuelto expertos en el arte de las tres D: denigrar, destruir, desinformar.

En ese sentido, no le tenemos miedo a las consultas, tenemos miedo a los políticos que convocan a las consultas, porque con mucha facilidad y “legitimidad”, a nombre del soberano pueden introducir al país en temas con los que no necesariamente está de acuerdo la población.

Ya días atrás hablamos de temas internos sensibles como el aborto, la pastilla anticonceptiva, el matrimonio de personas del mismo sexo y la adopción de menores, la laicidad de la educación, el rol de las Fuerzas Armadas, la legalización de las drogas, entre otros.

Pero también hay temas muy sensibles de la agenda internacional para los cuales también debería ser consultado el soberano. ¿China continental o Taiwán?, ¿Estados Unidos o Venezuela?, ¿Israel o Palestina?, ¿El Salvador o Nicaragua? O ambos en cada caso.

La agenda geopolítica es tan importante como la agenda interna de país. Los hondureños, en el marco de una nueva administración de gobierno, queremos saber hacia dónde nos moveremos en el contexto internacional.

Queremos saber con certidumbre en qué quedará el convenio de delimitación en el Pacífico firmado a finales del año pasado entre Honduras y Nicaragua y que reconoce nuestro derecho soberano de salida hacia el mar Pacífico. Este tema enfrenta la oposición de El Salvador, cuyo presidente, Nayib Bukele, quiere tener buenas relaciones con la nueva administración.

En las relaciones con los Estados Unidos, la Presidenta electa se ha visto cercana a la administración Biden-Harris, por lo que ahora nos espera saber si esta camaradería debe entenderse como un fortalecimiento de las relaciones. Si bien la retórica de la familia Zelaya Castro no ha sido benevolente con lo que ellos denominan “el imperio”, los encuentros recientes nos indican que lo actual distará mucho de las relaciones escabrosas y poco amigables que se vivieron allá por los años 2006 a 2010.

La presidenta hondureña, en su discurso inaugural, dijo textualmente: “Todo mi gobierno debe de concentrarse en el desarrollo agropecuario y soberanía alimentaria, vamos a renegociar las cláusulas del CAFTA”. Seguimos pendientes de saber qué se quiere renegociar de ese tratado de libre comercio.

Respecto a Taiwán, un país de amistad probada, queremos entender que estas relaciones se van a mantener sólidas e incólumes, dejando, de momento, en el freezer un posible acercamiento con China continental, país que ha demostrado su interés expansionista en toda América Latina.

Saludamos que el 11 de febrero, el embajador Diego Wen se reuniera con el canciller Reina para “abordar temas de cooperación bilateral y ratificar la suscripción de un nuevo memorándum de entendimiento entre ambas naciones”.

Asimismo, los hondureños queremos saber en qué quedarán las relaciones con Israel, potenciadas a su máxima expresión en los últimos años, con el traslado de la embajada hondureña de Tel Aviv a Jerusalén y la apertura de una embajada en Tegucigalpa como coronación. El 27 de enero, observamos a la presidenta en encuentros con el embajador judío Eldad Golan, quien expresó “Israel siempre seguirá apoyando a su país para fortalecer aún más las excelentes relaciones que tenemos”.

Y desde luego, vimos con buenos ojos que, el 8 de febrero, el embajador Golan se reuniera con el canciller Eduardo Reina para “concretar proyectos de cooperación entre los dos países”.

Cualquier decisión geopolítica que se tome debería someterse a la consulta, de esta manera, Honduras no camina al vaivén de afanes ideológicos o partidistas, sino que fundamenta sus relaciones con el mundo en la voluntad soberana. Si no se ha hecho de esa manera, así se debería hacer.

Twitter: @berriosfernando
Email: [email protected]

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