TEXIGUAT Y SU REBELDÍA

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19 de febrero de 2022
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12:32 am
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TEXIGUAT Y SU REBELDÍA

Por: Ismael Zepeda Ordóñez.

El sentimiento y acción de rebeldía de la comunidad de San Antonio de Texiguat, que originalmente perteneció a la jurisdicción del Real de Minas de San Miguel de Tegucigalpa y después al departamento de El Paraíso, fue el mayor problema político que el naciente Estado de Honduras experimentó entre 1837-1848. Durante una década el movimiento alzado de Texiguat tuvo repercusiones regionales, en donde los países de Nicaragua y El Salvador se involucraron en el conflicto. Las autoridades hondureñas tomaron una serie de medidas represivas desde declarar traidores a los vecinos de Texiguat, confiscar bienes, capturar y recluir a las autoridades municipales, aumentar la cantidad de miembros del ejército, incendios, y declarar la guerra a Nicaragua y El Salvador. El fusilamiento del exjefe de Estado Joaquín Rivera Bragas, 1833-1836, en 1845 es la expresión represiva de la conflictividad. En algunos documentos se calculan que las pérdidas humanas alcanzaron alrededor de mil vecinos, sin contar los que se asilaron en la comunidad de Nueva Esparta, departamento de La Unión, El Salvador. Después del asesinato del General Morazán en 1842, los asilados se radicaron permanentemente y muy pocos regresaron. El gobierno de Juan Lindo, 1847-1852, les autorizó reasentarse en su antiguo territorio. Una de las consecuencias directas que afectaron al viejo curato de Texiguat fue el desmembramiento de su espacio geográfico. Varios municipios fueron creados en la primera mitad del siglo XIX, y perdió esa vitalidad y movilidad que mantuvo desde la época colonial. Dada la importancia del alzamiento de San Antonio de Texiguat en la historia política y comprender su contexto, les comparto estos documentos:

Un bando del jefe político de Choluteca. “Cesario Bulnes, jefe político –Militar y de Hacienda. Departamento de Choluteca. Por cuanto: siendo uno de los deberes de los gobiernos mantener el orden y la tranquilidad de sus pueblos, y hallándome actualmente en el cargo político y militar de todo este Departamento; deseoso que se conserve la tranquilidad, me ha parecido conveniente acordar lo siguiente: 1º.- Que siendo esta Villa un punto de tránsito para el Estado de Nicaragua, en donde desgraciadamente se ha alterado el orden y la tranquilidad; que todas las autoridades tanto civiles como militares, que están bajo de mis órdenes tengan la mayor vigilancia a fin de que lo acaecido en aquel Estado no venga a cundir en estos pueblos. 2º.- Asimismo tendrán la mayor vigilancia de que cuantos trafiquen de aquel Estado a este, sean examinados con la mayor escrupulosidad, exigiéndoles sus pasaportes, y que manifiesten los objetos de su venida, a cualquier punto de estos departamentos. 3º.- Que habiendo llegado a mí noticia que en las inmediaciones de esta Villa, hay dos caminos a distancia de una legua o legua y media, que por esta razón a este gobierno no se tendrá noticia de quienes trafican por ella, como ha sucedido tres días ha, que en las inmediaciones de la Cofradía de Colama se han encontrado dos o tres individuos armados, preguntando al regidor ciudadano Ponciano Rivas, en qué derechura quedaba la dicha Cofradía de Colama, y que no habiendo dado este la noticia cierta del lugar, en donde quedaba, le dijeron que les diera la dirección del camino para la ciudad de León. 4º.- Que siendo necesario asegurar hasta la quietud, y tranquilidad de estos habitantes, como la de sus intereses; prevengo a estas autoridades que en los caminos que pasan por las inmediaciones de esta Villa para el Estado de Nicaragua pongan sus comisionados bajo la más estrecha responsabilidad para que estos vigilen de que no vuelvan a acontecer, que ninguno pase, ya sea armado o sin armas, que no sea presentado en este Gobierno Político. 5º.- Toda la autoridad que no le dé cumplimiento a este mi acuerdo, se tendrá por sospechosa y se le harán los cargos a que se haga acreedor, por su descuido o negligencia en el cumplimiento de estas órdenes; y para que todos los habitantes de esta Villa, como los de los demás pueblos del Departamento, no den hospedaje ninguno a los que trafican por el Estado, sin dar cuanta antes a las autoridades locales. Y mándese fijar este acuerdo en las puertas de los Cabildos. Dado en Choluteca a 5 de febrero de 1837. (f) Cesario Bulnes. Simón Bustillo, secretario”.

El Gobierno Político de Choluteca y sus relaciones con Texiguat. Gobierno Político e Intendencia del Departamento de Choluteca. Ciudadanos Municipales de Texiguat.

Ha tenido noticia este Gobierno Político de que continúa en el pueblo el desorden que dio principio el 19 de noviembre próximo pasado, a pretexto de que la peste que Dios se ha servido mandarnos es veneno, y que este desorden se ha extendido a términos de prácticas tumultuosamente. La elección de alcaldes concurriendo de manera armada y ultrajando e hiriendo a varios ciudadanos que no han querido cooperar con los facciosos. Yo que estoy obligado a velar sobre la tranquilidad, no solo de los pueblos de este departamento, sino también de los circunvecinos, ya se toman providencias en los de mi jurisdicción, o ya para dar cuenta al Supremo Gobierno con lo que ocurra en las de extraña; me hallo en el caso de darles parte de lo que he sabido y públicamente se dice. Le di cuenta de los sucesos ocurridos en ese pueblo el diez y nueve, y me dijo en contestación: “que había comisionado al presbítero ciudadano Francisco Márquez para que los hiciese entrar en el orden a los facciosos, persuadiéndolos que no creyeran en tal veneno”. Y cuando se esperaba que la tranquilidad y el orden se restablecieran en ese pueblo se tienen noticias de hechos escandalosos. Yo en prueba de que les deseo su bien a esos ciudadanos, debo manifestarles con franqueza por medio de ustedes que los desórdenes cometidos en ese pueblo, son causa de que la peste se haya aumentado y de que los muertos hayan sido en mayor número. Que con esa revolución no han hecho otra cosa que quitarle a Texiguat el buen nombre que gozaba, y sembrar la desconfianza entre las demás poblaciones y entre sus mismos amigos. El Gobierno Nacional que trata de sofocar todos los movimientos que en la República han puesto en práctica los enemigos del orden y la tranquilidad. Se sabe con certeza que levanta una fuerza de seis mil hombres, de los cuales deben estar en esta Villa lo menos tres mil. Y si el desorden continúa en Texiguat necesariamente tendrá el Gobierno que proceder contra él. Debe saber el Presidente de la República que los facciosos de ese pueblo le atribuyen a usted el veneno, porque públicamente se dice por todas partes, y este es el pretexto de que se han valido los enemigos del presidente y de los gobernantes para sembrar la revolución. Y no podrá tolerar que una maldad como esta continué despedazando los pueblos. Se sabe que hasta las comunicaciones del padre Márquez se las tomaron en un retén, y esto es atropellar la autoridad del gobierno porque dicho padre es Comisionado de él. Se atropelló la jurisdicción de Apacilagua, y todo esto no ha de verse con indiferencia por la autoridad suprema. Mi deber es darle cuenta al Gobierno, advertirles a esos sublevados por medio de ustedes los males que han ocasionado al mismo pueblo, lo que van a ocasionar al Estado y que tendrán que arrepentirse de semejantes hechos. Ustedes están obligados a sostener el orden y son responsables ante la ley y ante el Gobierno. En tal concepto deben con su autoridad refrenar el desorden para no ser culpables. Y deseando por mi parte contribuir a la paz y tranquilidad, y a sostener al Gobierno, espero contestación de ustedes sobre lo que debo decir al Gobierno y las providencias que he de tomar, y que esta contestación se sirva dirigírmela inmediatamente. D.U.L. Choluteca. Diciembre 19 de 1837. (f) S. Bulnes.

Gobierno Político e Intendencia del departamento de Choluteca. Ciudadanos Municipales de Texiguat. Vigilante este Gobierno de que el desorden no se introduzca en este Departamento, y que la anarquía no tenga lugar en el más pequeño pueblo de él, no descansa en inquirir cuál es el estado en que se halla la revolución de ese pueblo; y como cada día se reciben noticias de los desórdenes y excesos que se cometen por los facciosos, atentados estos por la tolerancia de esa corporación, escandaliza en gran manera lo que se ha tenido hoy de que continúan presos hombres y mujeres, han matado ya a varios individuos a pretexto de que los han cogido hechos brujos. Semejantes crímenes no pueden verse absolutamente con indiferencia, y por lo mismo se toman ya serias medidas para contenerlos y para que sean castigados sus delitos. Tiempo ha se hubieran tomado las medidas indicadas, si esa Corporación no hubiese engañado al Gobierno con la contestación que le dio al ciudadano Pedro Pablo Chévez asegurándole que todo se había cortado ya. Pero ustedes responderán de este cargo ante el Gobierno. Yo, entre tanto, deseo siempre la economía de sangre humana, vuelvo a dirigirme a ustedes a anunciarles a nombre del Supremo Gobierno del Estado para que hagan cesar esa bárbara revolución. Cesando de la autoridad que le da la ley, sabe este Gobierno Político que una multitud de hombres de bien desean con ansias sofocar esa revolución y que de ver la indiferencia de la municipalidad sufren impacientes la continuación de desórdenes. Espero pues contestación de ustedes sobre esta y la nota que les dirigí, sin que se pierda un momento en dictar las providencias que se crean convenientes para sofocar el mal. D.U.L. Choluteca. 21 de diciembre de 1837. (f) S. Bulnes.

Texiguat invade Apacilagua. D.U.L. Comayagua. Noviembre 22 de 1837. Al ciudadano Secretario del Consejo. El Supremo Poder Ejecutivo del Estado que cree que el orden y tranquilidad pública de Honduras no se vería, ni por el más pequeño incidente alterado, antes de que haya tenido la desagradable noticia, que, con fecha 23 del corriente, da el Jefe Político de Choluteca. Ella es de que las autoridades del pueblo de Texiguat, con una fuerza de cincuenta hombres armados, se han internado al pueblo de Apacilagua de aquel municipio, llevándose preso al ciudadano Saturnino Sánchez. Sin embargo, el Cuerpo Directivo se impondrá bien de ella pues va comprendida en la copia número 1º.- El Gobierno en vista de tan alarmante noticia, firme en la política de sus principios, previniendo que si el desorden va en incremento se formará una anarquía de un carácter atroz, que entonces, por supuesto, desaparecerán los sagrados derechos de los ciudadanos; contemplando la deplorable situación en que se halla la Hacienda Pública para soportar aquellos, sino se adoptan los medios de la unidad y persuasión, al cabo de todo esto, digo, con fecha del día de ayer, se sirvió dar comisión al Presbítero ciudadano Francisco Márquez, para que medie en el conflicto que tiene con los Texiguats. Por el alto Ministerio que ejerce y por los deberes de un buen ciudadano, auxiliar los esfuerzos posibles, pasando inmediatamente a aquel pueblo para que sus habitantes vuelvan al orden. Esta fue la providencia que dictó el día de ayer, cree que ella tendrá buen éxito, pero como hoy ha recibido nuevas partes del mismo Jefe y del Comandante de la Guarnición de Nacaome sobre el estado en que se halla aquel desorden, advirtiendo que la pasividad en que se halla es espinosa, porque carece de recursos para levantar tropa, que le va a ser de absoluta necesidad para conservar la tranquilidad del Estado, porque ve que el pueblo de Texiguat, por si solo tiene considerable número de habitantes, y según se dice tienen carabinas, y porque conoce que si a él se le unen los pueblos que indica la nota del Comandante de Nacaome, que va con el número 3º, se levantará una masa bastante considerable. Pero como he dicho, el Ejecutivo deseoso de que todo se pacifique por medio de la persuasión en este momento ha nombrado al Magistrado ciudadano Pedro Pablo Chévez con igual misión a la del Presbítero Márquez, cuyo sujeto también goza de influjo en aquellos pueblos. Después de haber recibido las partes de que he hecho referencia, ha llegado otro del Comandante de Tegucigalpa, que adjunto en la copia número 4º. Omito manifestar cuál es su contenido porque espero que usted se sirva hacerlo a ese alto cuerpo para que se imponga de él. Dígnese, pues, ciudadano Secretario poner todo lo expuesto en la inteligencia del Consejo Representativo para que, tomándolo en consideración, se sirva decir al Gobierno qué es lo que debe hacer en el particular, de qué recursos debe hacer uso, y además, si podrá o no, remitir al indicado Comandante de Tegucigalpa las armas que pide, y aceptar entre tanto los ofrecimientos de amistad de su servidor (f) Joaquín Rodríguez”.

Comayagüela, MDC, febrero 2022.

REFERENCIAS:
1. Documentos del año 1837. Archivo Nacional de Honduras.
2. Para una visión de antropología histórica sobre Texiguat, véase a José Manuel Cardona en: La montaña sagrada, los vientos y el nahualismo en los indígenas de Teupasenti (1652) y Texiguat (1663,1672). Cuadernos de Antropología. Enero-junio 2022. Centro de Investigaciones Antropológicas (CIAN), Universidad de Costa Rica.
• Cruz Oliva, José Antonio. 2021. Las identidades colectivas en Honduras. Una lectura desde la sociología política: caso Texiguat. Editorial Guardabarranco. Tegucigalpa.

 

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