Covid-19 persistente en niños, adolescentes y mayores

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20 de febrero de 2022
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12:46 am
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Covid-19 persistente en niños, adolescentes y mayores

Por: José Rolando Sarmiento Rosales

Sabemos que en Honduras existen casos de covid-19 persistente en adultos que pese a que han pasado varios meses después de sufrir la infección viral, siguen recibiendo tratamientos a base de medicamentos, terapias físicas, psíquicas y psicológicas, algunos con dificultades para respirar auxiliados con oxígeno, usando sillas de rueda o andadores para poder desplazarse, por ello encontramos información en fuentes internacionales que nos permitan comprender por qué en el mundo muchos niños, adolescentes y mayores siguen sufriendo las secuelas de la enfermedad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) acotó una definición para covid-19 persistente de adultos a finales de año: esa sintomatología inespecífica y variada que arrastran personas que se infectaron por covid-19 tres meses antes y cuyo cuadro dura al menos dos meses y no se puede explicar con otro diagnóstico. Pero si en los adultos ya es complicado combatirla por la falta de recursos y de pruebas científicas, en los niños la situación se complica más, apunta Pilar Rodríguez Ledo, de la Sociedad Española de Médicos Generales: “En niños es más difícil de ver el covid-19 persistente porque suelen pasar la fase aguda de la infección de forma asintomática y eso hace más difícil el diagnóstico posterior”.

Un estudio elaborado en 44 escuelas suizas y publicado en la revista Jama, comparó los síntomas compatibles con covid-19 prolongada entre niños que habían dado positivo y un grupo control seronegativo: el 4% de los que habían pasado el covid-19 presentaban síntomas más de 12 semanas después de la infección, especialmente cansancio, dificultad de concentración y más necesidad de dormir. Entre el grupo de negativos, el porcentaje fue del 2%. Los resultados son muy variables: una investigación italiana apuntaba a que el 27% de los participantes de su estudio tenían síntomas 120 días después del diagnóstico de covid-19, y un estudio británico recogió por su parte que solo el 1.8% tenía síntomas durante al menos 56 días.

A pie de consulta, los médicos y los pacientes navegan en la incertidumbre. Cristina Calvo Rey, presidenta de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica, sostiene que, efectivamente, “la variabilidad es muy amplia y depende como casi siempre de la metodología con la que se hayan hecho los estudios y de los criterios que se hayan considerado para hablar de covid-19 persistente”. Pero existir, existe. “Los pacientes requieren la atención y comprensión necesaria. Es muy frecuente que se sientan incomprendidos. Existen protocolos disponibles, realizados por pediatras, muy completos de cómo atender a estos niños y qué pruebas y visitas hay que realizar. La atención psicológica es siempre una parte fundamental”, resuelve la pediatra.

María Méndez, jefa de servicio de Pediatría del Hospital German Trías de Barcelona, y responsable de la unidad especializada, señala que se desconoce la causa final de esta dolencia, “pero del cuadro clínico y las repercusiones hay más evidencia”. En la unidad han atendido a unos 150 menores. “Lo que más daña a los pacientes es la fatiga y niebla mental, que afecta a la capacidad de atención y comprensión. Y tiene más repercusión psicológica porque no pueden ir al colegio ni participar en sus actividades extraescolares”, explica.

La clave, apuntan algunos especialistas, es “el cambio de actitud” que sufren los críos: dejan de hacer actividades, están aletargados, pierden el apetito… Carlos Rodrigo, director clínico del Servicio de Pediatría del Hospital German Trías, ejemplifica que ese cambio se ve claramente en los niños deportistas o en los buenos estudiantes, que dejan de serlo: “Es una situación muy dramática porque afecta a su cuadro clínico, la depresión, y ahí es cuando se pueden confundir las cosas. Hay negacionistas del covid-19 persistente, pero lo que tenemos que hacer es reconocerles que les está pasando eso y tratarlos”.

Una de las grandes incógnitas alrededor del covid-19 persistente, tanto en adultos como en jóvenes, es su origen. Por qué pasa eso. Por qué solo a determinadas personas. Según el doctor Toni Soriano, las principales hipótesis señalan que se produce “un fenómeno de autoinmunidad o respuesta inflamatoria exagerada, o que hay reservorios virales a nivel del sistema nervioso central o a nivel digestivo” que estén provocando esos síntomas. También la doctora María Méndez apuesta por que “lo más probable es que haya una respuesta inflamatoria exagerada y persistente desarrollada por el virus”.

Raquel Jiménez, jefa de Pediatría del Hospital Niño Jesús de Madrid, apunta que la mayoría de los síntomas son “subjetivos”: “cansancio, dolor muscular, insomnio, tristeza…” y eso complica la investigación: “Es difícil diferenciar cuántos de esos síntomas se pueden achacar a la infección por covid-19 o a la situación por la pandemia. Nos imaginamos que los pediatras hondureños hacen sus propios estudios con los casos de covid-19 persistente.

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